EXTRACTOS DE LAS FLORES DE POESÍA DE VARIOS INGENIOS DE ESTA CORTE

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Impreso del siglo XVII sin pie de imprenta conservado en la Sección «Condado de Guadalmedina» del Archivo y Biblioteca de los Duques del Nuevo Extremo (Sevilla).

ATRIBUIDO A DON FRANCISCO DE QUEVEDO,

VELATORIO Y POSTRIMERÍAS DEL RVFO NICASIO GANZVA, MVERTO EN SEVILLA DE VNA ESQVINENCIA DE SOGA.

Jácara primera

En la trena de Sevilla

Se ha dado cita la carda,

Jayanes de calidad

Lo mejor de cada casa.

Tal junta de valentones

Ha venido a echar tajada,

Porque a Nicasio Ganzúa

Le dan pasaporte al alba

Y en cas de Su Majestad

Se hace solemne velada,

Que no hay como ir por la posta

Cuando es el Rey quien lo manda.

Los cofrades de la heria,

Los de a tanto la estocada

(Engrasado el sotalcaide

Con sendos de a ocho de plata).

Bien embozados de luto

Y herrados hasta en el alma,

Al de córpore insepulto

Laudes dan, mas no sagradas.

Asentábase a una mesa

La flor de la jacaranda,

Que a un velorio de tal lustre

Ningún jaque honrado falta.

Alli vierais fieros godos

(Que a las godas no hay entrada),

Con los sombreros calados

Como los grandes de España,

Dándole paz a los jarros,

A San Trago haciendo salvas,

Pues no hay mejor devoción

Para gente acuchillada.

Todos hacen la razón

Por la honra del camarada,

Y bien se ve cuánta tiene,

A tenor de lo que embalsan.

Acá está Ginés el Lindo,

Diestro y zurdo por la espalda,

Ahigadado, fondo en puto,

Templador de la guitarra.

Saramago el Portugués

Filosofa alla en voz alta,

Pues es doctor in utriusque

Ora en pluma, ora en espada.

Acullá un fino bellaco,

De Chipiona, y tinto en lana,

El Bravo de los Galeones

Por sobrenombre lo llaman.

De esotra parte echa mano

De la desencuadernada

Guzmán Ramírez, un bravo

De los de pocas palabras.

Al lado el Rojo Carmona

En el juego le acompaña,

Que en los garitos de flores

Ramos variados alza.

Otra gente de la briva

Y de pendón verde estaba,

Aventureros de tronga,

Amigos de ajenas capas.

Tambien allí a la sazón

Diego Alatriste se hallaba,

Que entre los finibusterre

A ido a levantar mesnada.

Llevando a Íñigo Balboa

Consigo, mozo de agallas,

Que ya de Breda en el sitio

Mostró que no se acobarda.

Cantando por seguidillas,

Jugando de la baraja,

Trasegando de lo caro,

Al buen Ganzúa velaban,

Que es de gente bien nacida

Acudir cuando hace flata,

Y quien a otro da consuelo,

Lo encontrará en su desgracia.

Jácara segunda

Ellos en aquesto estando,

Se presentó la justicia,

Leyó en alto la sentencia,

Porque el reo se aperciba,

El cual estaba jugando

Y aunque tanto en ello le iba,

Más ocupado en los tantos,

No se le dio ni una higa.

El escribano y las guardas

Del tropel ya se retiran,

Y la confesión le ofrece

Su reverencia agustina,

La cual Nicasio Ganzúa

Muy gentilmente declina,

Pues no va a entonar en vísperas

Lo que no cantó de prima.

Sin fraile y sin gurullada,

El jaque en derecho envida

Y sacó luego borrego,

Conque gano a la malilla.

Alzado al fin con el triunfo,

El barato repartía

Y del hirsuto bigote

Se atusó la enhiesta guía,

Y con grave continente

Hablóle a la cofradía

Con singulares razones,

Bien oiréis lo que diría:

«Zampuzado en el banasto

Me tienen sus señorías

Y a la mañana me espera

De la soga la caricia

»Pues su amor es del que mata

Y ya no queda salida,

Quiero ante vuacés, señores,

Preparar la despedida

»Póngoles, pues, por testigos

En esta santa capilla

De mi última voluntad,

Y cúmplase, por mi vida.

»Si no fuera por un fuelle

Que sopló más que debía,

En el momento presente

Yo en estas no me vería.

»Mandóle pues al parlero

Una cuarta de cuchilla

Con que se haga en el gaznate

Beneficiosa sangría.

»Pues la de ir suelto de lengua

Plaga es por demás dañina,

Con que no les digo más

Sino lo que prescribía.

»Item más, mando saludos

Al seor de la platería,

Porque hizo en delatarme

Tremenda bellaquería.

»De antuvión me lo saluden,

Que en modo alguno querría

Que no admitiese recuerdos

De un jaque de nombradía.

»Item más, varias mojadas

Al corchete Mojarrilla,

Porque con muy malos modos

Me puso la mano encima.

»Item de lienzo al seor juez,

Ropón de la ropería,

Pues por más que sea Fonseca,

Ha de manar por la herida.

»Les encomiendo por último

La Aliviosa Maripizca,

Coima fiel donde las haya,

De sangre y de bubas limpia.

»Ampárenmela, compadres,

Que aunque no es ella muy niña,

No conviene que ande sola

Por las Sierpes una ninfa.

»Y fecha a tantos del tal,

En la carcel de Sevilla

Este testamento abierto

El bravo citado arriba».

Con esto acabó Ganzúa

Una relación tan digna

Que asintieron los germanos

Con el alama conmovida,

Y los jácaros presentes,

Con votos y con porvidas,

Ejerciendo de albaceas,

Juraron que así se haría.

Jácara tercera

Aderezado de rúa

Ganzúa en capilla estaba,

No se le vio más galano

Que el día que lo velaban.

Jubón de paño morado,

Las mangas acuchilladas,

Calzones de lienzo verde,

Cinto de cuatro pulgadas.

Los zapatos de paseo,

Con lustre y cinta encarnada,

Y sobre el betún el brillo

De su hebillita de plata.

A la mañana siguiente,

Para acudir a la plaza,

Mudóse a toga sayal,

Según conviene a tal gala

Cual salir a la escalera,

No como hacen los garnachas,

Que cuando salen a vistas,

No llegan más que a la sala.

Del estaribel fue en mula,

Con crucifijo y con varas,

Iba delante el bramón,

Cantando lo que aquél calla.

Gallardo avanza, y tranquilo,

Sin huellas de la resaca,

Saludando a quien conoce

Con parsimonia y con calma.

No lo hallaran más tranquilo

Si a romero lo sacaran;

De dejarse ajusticiar

Viéndolo ganas entraban.

Al ascender al patíbulo

Subió muy grave las gradas,

Sin dar traspiés, pese estar

De un peldaño quebrantadas.

Y en alcanzando el tablado,

Se vuelve y sin alharacas

Al público congregado

Dirigió tales palabras:

«Es un trámite morir.

Pero cuando el Rey lo manda,

Nadie osará desmentirme

Que sea una muerte honrada».

A todos pareció bien

Los que a la sazón se hallaban,

Su Maripizca y los jaques

En junta testamentaria.

También se tuvo por bueno

Que la aliviosa mentada

Trajese golpes de ciegos

Para rezar por su alma.

Hubo su algo de sermón

Y su Credo en voz templada,

Que irse un jaque de falsete

Es deshonra acreditada.

Ciñó el verdugo, a la postre,

Con esparto su garganta

Y tras el «Perdone, hermano»,

El resuello le atraganta.

No hizo Ganzúa visajes,

Ni muecas ni caras raras,

Mas con mucha compostura

Quedó como si pensara.

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DEL MISMO

PREVENCIÓN MORAL AL CAPITÁN ALATRISTE

Soneto

Si no temo perder lo que poseo,

Ni deseo tener lo que no gozo,

Poco de la Fortuna en mí el destrozo

Valdrá, cuando me elija actor o reo.

Si no es mal ajeno mi recreo,

Ni el bien mundano causa en mi alborozo,

Venir podrá la muerte sin rebozo,

Que no he de huirla, si ante mí la veo.

Y tú, a salvo también de las cadenas

Con que el siglo cautiva corazones

Mantente, Diego, libre de pasiones,

Y lejos de los goces y las penas,

Vive Alatriste solo, si pudieres,

Pues sólo para ti, si mueres, mueres.