Esa clase de ideas, sin lugar a dudas, germinaba en los devastados campos del sur de Sajonia, y las disensiones no tardaron en propagarse por la frontera. Durante el verano y al entrar el invierno de aquel mismo año nefasto, Sajonia se fragmentó y fue como si la tierra se separase. Las posiciones del sur se independizaron de las del norte. Ciertos nobles deseaban mantener sus privilegios y evitar las operaciones de castigo de los francos. Para ello, terminaron por contar con el apoyo de la población, que aceptó las duras condiciones propuestas por Carlomagno temiendo una prolongación de los castigos. Las fuerzas de los francos habían violado, raptado, destruido y aniquilado; habían devastado los campos y saqueado los rebaños de reses hasta tal punto en ciertas comarcas, que era prácticamente imposible evitar el hambre. Los que no se habían marchado hacia el norte, aceptaron la propuesta de sus acobardados líderes. Aquellos jarls, al fin, accedieron. Firmarían con Carlomagno un pacto por el cual Sajonia entera se convertía en una nueva marca del Reino. Era el año 776 según el cómputo de la Cristiandad, y Gerswind, la hija de Widukind y Swanhild, había crecido rápidamente y fue visitada por su padre. Después, el duque había partido hacia el norte, en busca de los daneses. Una repentina ira y un desprecio sin par lo arrancaron de su tierra y lo obligaron a marcharse. No podía culpar a los líderes traidores hasta que no suscribiesen el tratado, después podría matarlos a todos.
A pesar de las negociaciones de Widukind, su estancia en el norte durante el invierno sólo sirvió para distanciarlo más de los intereses de la mayor parte de los nobles, que celebraron una reunión con Carlomagno en Patherbrun. Allí fue mencionado por primera vez el nombre del duque sajón, por representar a una de las pocas estirpes, junto a la mayor parte de los jarls cuyos territorios se ubicaban al norte, que no contaron con representantes en el encuentro, ya que se oponían a cualquier negociación. Widukind odiaba a Carlomagno de un modo que pocos podrían imaginar. Y también empezó odiar a todos los nobles sajones que habían firmado el pacto de Patherbrun, por haberse vendido a su palabra, en lugar de ser fieles al pueblo y a la tierra, bienes esenciales de su poder y que terminarían por entregar.
Los nobles sajones dieron la espalda a Widukind, y éste les dio la espalda a todos marchándose a Dinamarca, la tierra de Sigifrid y de su abuelo Goimo, de Ragnar Lodbrok.
Antes de marcharse, dictó a Angus una carta para Carlomagno; en ella lo desafiaba a muerte, jurándole venganza y sangre en nombre de todo el pueblo sajón.
Angus tuvo que escribir, para su vergüenza, redactando en la lengua noble de los antiguos palabras llenas de ira con las que el duque, mediante una decretal de bárbara insolencia, insultaba el derecho del franco y despreciaba a todos los que habían firmado el tratado. Todos sabían que después de aquello sólo podría esperarse un sombrío Apocalipsis.