Nota del Traductor
A modo de aclaración, y dada la distancia que media entre la intervención inicial en primera persona por parte del autor de la Crónica y la segunda y última, que viene a continuación, el traductor ha creído oportuno intercalar esta Nota, para recordar al lector la estructura con la que el redactor de la Crónica reúne los hechos y años en las diversas partes de su manuscrito.
Angus de Metz narra en primera persona su Libro de Horas, dividiéndolo en dos secciones que aparecen antes y después de la Crónica de Widukind, la cual titula Res Gestae Saxorum. Ésta, a su vez, fue compuesta en tres largos episodios en los que Angus recoge, a modo de narrador de la gesta, tanto los acontecimientos que vivió él personalmente, y en los que participa en calidad de testigo directo, como los que otros le contaron, organizándolos en una sucesión temporal alrededor de la vida y hazañas de Widukind. Con la entrega al bautismo de éste, el manuscrito original termina en alabanza al triunfo de la fe cristiana y la denuncia de los peligros suscritos a la Lanza de Longinos, junto con los ayes de Parzival por recuperarla y las leyendas sobre la misma, adscritas al clérigo Arnauld de Goth, para ubicar después la sección segunda del Libro de Horas.
Ésta, que viene a continuación, no deja demasiadas dudas acerca de las vicisitudes que envolvieron la vida de los protagonistas a los que se refiere su gesta, pues aclara los hechos que tuvieron lugar más tarde, en la abadía de Fulda, tanto en relación al final de Widukind y sobre otras circunstancias que rodearon su cautiverio, así como el azaroso destino del Evangelio de la Espada.
Conclusivamente, Angus, narrador y fabulador al mismo tiempo, reserva para su propia voz directa el desenlace final de lo que llega a considerar el dilema central de su vida, y la verdadera misión para la que, según él, Cristo lo había escogido, la cual, en su opinión, había estado oculta bajo la capa de acontecimientos relatados, preparándose para emerger de manera súbita y total en su desenlace ulterior.
Parece que es por estas razones y especialmente dada la importancia que para él tienen las últimas y terribles revelaciones a las que es sometido, que decide volver al estilo del Libro de Horas y narrar sus últimos recuerdos en primera persona, ensalzando así la intensidad de cuanto vivió, y posiblemente la fuerza de la fe que descubrió en esos momentos, para finalizar la obra que al principio de su vida habría considerado pecaminosa e imposible, como queda recogido en la sección inicial del Libro de Horas.