Después de estas cosas miré,

y fue abierto en el cielo el Santuario del Testimonio.

Del fuego salieron los Siete Ángeles

con las Siete Plagas,

vestidos de limpio y resplandeciente lino

y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

Y allí uno de los Cuatro seres vivientes

dio a los Siete Ángeles siete copas de oro,

todas ellas llenas de la mismísima Ira de Dios,

quien vive por los siglos de los siglos…

Apocalipsis 15,5