En el hospital psiquiátrico, Vera Wiley seguía en una habitación aislada para proteger a los otros pacientes de sus gritos histéricos y, al mismo tiempo, para proporcionar a los psiquiatras que habían ido a examinarla la intimidad que suponían que necesitarían. Pero se llevaron un desengaño. No había necesidad de intimidad, de discreción ni de más preguntas. Aunque cuatro experimentados loqueros habían acudido por separado para realizar su propia valoración, fueron en grupo a presentarle el diagnóstico al inspector jefe.
—Esa mujer está completamente loca —dijeron a la vez.
—Eso mismo opino yo. ¿Pueden explicar la causa de su locura? Es decir, lo que ha hecho que se le fuera la olla. Es una mujer madura que durante años ha llevado una casa y ha criado a un hijo. Y de repente se le va la pinza. ¿Creen que ha consumido drogas o algo parecido?
—Lo único que sabemos es que padece unas alucinaciones espantosas y que está aterrorizada. Está convencida de que su marido es un asesino y de que ha matado a su hijo.
—Hemos buscado al señor Wiley, pero no hay ni rastro de él —replicó el inspector jefe—. De hecho, si han asesinado a alguien, yo me inclino a pensar que ha sido a él. Al fin y al cabo, por lo que parece era un director de banco muy respetable hasta el momento de su desaparición, y no se ha llevado ni un céntimo del banco.
Al final, los psiquiatras recomendaron unánimemente que la señora Wiley permaneciera en el hospital psiquiátrico el resto de su vida.
—Ya que están aquí, ¿les importaría examinar a su hermano, Albert Ponson? —propuso el inspector jefe—. Creo que él también está loco. Es un sinvergüenza de tomo y lomo, pero por lo visto sufre manía persecutoria. Después de hablar con él, vayan a su chalet y verán con sus propios ojos a qué me refiero.
Después de ver las ruinas de la fortaleza y el matadero self-service, los psiquiatras compartieron la opinión del inspector jefe. El futuro de Albert era, sin duda alguna, el mismo que el de su hermana, aunque debían ingresarlo en otro hospital psiquiátrico, por supuesto.