¡Por una Estonia libre!
Liide ha arreglado las cosas. Me ha conseguido un pasaporte. Estoy hojeándolo y pienso si realmente será auténtico. Pero lo es. Después se me ha ocurrido prometerle que no iría al bosque, sino a un albergue de Tallin. Me ha anotado la dirección y me ha dicho lo que tenía que hacer.
Pero no iré allí, eso está claro. Allí no hay campos ni bosques, y ¿qué clase de hombre sería yo en una ciudad?
A veces tengo ganas de apuntar a Liide con mi Walther.
Tengo la cabeza totalmente despejada, más de lo que la he tenido en mucho tiempo. Si pudiese volver a ver a Linda…
Ingel podría echar más sal en la salsa.
Hans Pekk,
hijo de Eerik,
campesino de Estonia