NO HAY nada más dulce que las manos de una chica.
No hay nada más excitante que la boca de una chica.
No hay nada más intenso que los ojos de una chica.
No hay nada más hermoso que el cuerpo de una chica.
Yo no sabía que la belleza podía doler tanto.
Aquí, aquí y aquí.
No tenía ni idea.
Pero las manos son dulces cuando te acarician, y la boca es excitante cuando te besa, y los ojos son intensos cuando te miran con amor, y el cuerpo es hermoso cuando lo tienes entre tus brazos, y es entonces cuando la belleza duele y duele y duele.
Tanto.
Aquí, aquí y aquí.
Con Regina.
Regina.
Solo que no quiero hablar de ella ahora.
Sería demasiado.