INCISO 11

A VECES las piezas encajan.

Un puzle gigante, de cinco mil piezas, y cuando colocas la última…

A veces, pocas veces.

Nadie tiene nada claro. La mayoría funciona como puede, a salto de mata, haciendo lo justo para seguir adelante, sabiendo que cada día es una lotería. Otros dicen que sí, que saben lo que quieren, por qué lo quieren y a dónde van. Benditos sean. Inocentes. De ellos será el infierno de los sueños perdidos. El miedo mata pero la seguridad también. El héroe solitario que va a marcar el último penalti en la final de la Champions y tropieza y cae y lo falla. El hombre que va a pedir un aumento y se encuentra en la calle. La chica que creyó al novio cuando le dijo que jamás había hecho nada malo y que confiara en él, y descubre su sida. Y así mil, un millón, cada día. Nadie tiene nada claro.

Y yo descubro que la última pieza me encaja.

Aquí estoy.

Ni siquiera puedo odiaros porque no os conozco. Me resultáis indiferentes.

Que os den.

O no.

Supongo que un día, en cualquier calle, en el metro, butaca con butaca en el cine o cantando un gol abrazados aun siendo desconocidos, nos encontraremos.

Hasta entonces…