FIN

AMANECE.

Cuando mira a su alrededor, como si despertara, y se da cuenta de donde está, reacciona.

Sonríe.

No hay casualidades así en la vida. Sus pasos sabían antes que su cabeza cuál era la dirección.

Ahí está el Centro Tutelar de Menores.

Ahí.

Amanece y es como si volviera a casa.

Ahí está el muro desde el otro lado.

No necesito ningún brazo que me rodee.

No necesito ninguna droga que me calme.

He visto el aviso del cielo.

No creo que necesite nada.

Después de todo, solo era otro ladrillo en el muro.

Después de todo, solo eres otro ladrillo en el muro.

¿Y si Pink Floyd se equivocaba?

ESPERA en la esquina.

Ve llegar a Andrés Cardiach y por fin sale a la luz.

Camina hacia él.

Le llama.

Y el hombre se detiene, le mira, le reconoce, le espera.

El último pulso.

Frente a frente.

Hasta que el más joven rompe a llorar y el más viejo contiene el aliento.

El más joven es él, y el más viejo el psicólogo.

Le dice:

Ayúdeme.