Agradecimientos

Ha llegado el final. Es profundamente satisfactorio, algo desconcertante e increíblemente triste cerrar este capítulo de mi vida. ¡Una trilogía completa! Aún sigo aturdida. También sigo esperando a que Razgut me enseñe un portal. Porque obviamente Eretz existe.

¿Cómo, creíais que me lo había inventado todo?

Es imposible establecer prioridades en los agradecimientos de tantos que son. Estallo de gratitud hacia todas estas maravillosas personas.

¡Los lectores! Mi más profundo agradecimiento a todos los lectores que me han apoyado a mí y a Karou desde Hija de humo y hueso y que me han hecho compañía durante todo este viaje. Gracias por estar ahí, por mostraros entusiasmados y por esperar. Los lectores de sagas son los mejores lectores. Y gracias al fenómeno de fans, interminablemente entretenido, por el arte y el humor y la calidez.

¡Aquí está! Espero que os encante.

Gracias al equipo de Little Brown por doblegar el tiempo y el espacio para que yo pudiera acabar este libro del modo que quería y necesitaba, y aun así asegurar su publicación en el plazo correspondiente. Estoy profundamente agradecida por el apoyo. A Alvina Ling por los inestimables comentarios editoriales que han sido como gasolina, siempre cuando los necesitaba. Y a Bethany Strout, Lisa Moraleda, Melanie Chang, Faye Bi, Andrew Smith, Victoria Stapleton, Ann Dye, Nellie Kurtzman, Tina McIntyre, Adrian Palacios, Julia Costa, Amy Habayab, Kristin Dulaney, Nina Pombo, JoAnna Kremer, Andy Ball, Christine Ma, Rebecca Westall, Renée Gelman, Tracy Shaw y Megan Tingley mi más profundo agradecimiento por crear una editorial excepcional.

Y como en este aspecto tengo la fortuna de vivir en mundos paralelos, a mi segunda e impresionante editorial Hodder & Stoughton en Londres: gracias por tener siempre unas ideas tan magníficas y brillantes, y por creer en mí tan sinceramente. Gracias especialmente a Kate Howard, que cruzó un océano y un continente por Karou, en aquel lejano principio. ¡Tú sí que sabes cómo enamorar locamente a una escritora! A Jamie Hodder-Williams, Carolyn Mays, Lucy Hale, Katie Wickham, Naomi Berwin, Veronique Norton, Lucy Foley, Fleur Clarke, Catherine Worsley, Claudette Morris y Linnet Mattey: ¡Gracias!

A Jane Putch, mi mucho más que agente: ¡mucho más que gracias! Ha sido un año de locos —¡cinco años de locos con esta trilogía!— y no podría haberlo hecho sin ti. Ni de cerca. Esto es por el pasado, por el presente y por el futuro. ¡Salud!

Y a mi familia. Primero a mi hermana, la doctora Emily Taylor, catedrática, investigadora y domadora de serpientes cascabel: gracias por las consultas sobre ciencia y por las correcciones. ¡Espero que al final acertara con el trabajo de Eliza! (Los lectores sagaces tal vez recuerden a una «joven herpetóloga rubia» a la que Karou compraba dientes en Hija de humo y hueso; esa era Emily). A mis padres, Patti y Jim Taylor, por todo y más, y a mi hermano Alex.

Gracias a Tone Almjhell por la heroica lectura de última hora y la revisión de mi salud metal.

Y, por encima de todo, siempre, a Jim, que me animó a escribir después de que yo lo hubiera más o menos dejado —o al menos suspendido indefinidamente— hace tantos años y que ha sido mi mayor animador desde entonces. Soy muy afortunada. ¡Esto va por otros trescientos años más!

Por último, a Clementine, que nació un mes antes que Karou (aunque la gestación de Karou fue más larga) y que la ha conocido toda su vida. Gracias por ser una incondicional y, siempre, la mejor niña del mundo.