El «rascar donde no pica» es uno de los lemas de este libro; toda una declaración de intenciones.

Recuerdo la primera reunión que mantuvimos los diez periodistas científicos becados por el programa Knight para pasar un año académico estudiando libremente cualquier temática que nos interesara en el MIT y Harvard. Nuestro director, Boyce Rensberger, tomó la palabra e insistió de nuevo en que no teníamos restricción alguna; podíamos acudir a las clases, charlas o visitas a laboratorios que más nos apetecieran Nunca en nuestros trabajos íbamos a tener tal grado de libertad ni una concentración de conocimiento tan desbordante en nuestras manos. «¡Rascad donde no os pique!»» («Scrath where it doesn’t itch!») —nos dijo, dejándonos desconcertados por unos instantes—. Todos llegáis aquí con ciertos objetivos predefinidos. Unos queréis profundizar en neurociencia, otros en temas medioambientales, en medicina, tecnología, tenéis muy claro qué os interesa y qué no. Está muy bien, pero os recomiendo que también «rasquéis donde no os pique. Tenéis diez meses ante vosotros; dad una oportunidad a temáticas que hasta el momento os han pasado desapercibidas, embarcaos en asuntos que a priori no os atraen, o que el destino no ha puesto antes frente a vosotros. Si en un instante algo consigue llamaros la atención, perseguidlo, no lo descartéis porque no forma parte de vuestros intereses predeterminados. Destinad cierto tiempo a rascaros en sitios donde no os pique. Abrid vuestra mente e inquietudes a explorar nuevos intereses intelectuales desconocidos. Seguro que descubrís gratas sorpresas».

Es una de las principales enseñanzas que me llevo de mi experiencia en el MIT. Implanté el «Rascar donde no pica» como una actitud vital desde el principio, y ha sido el gran motor para alimentar el caótico blog de los «Apuntes científicos»». En él aprovechaba para mantener una búsqueda proactiva al acecho de intereses ocultos, para escuchar a todo aquél que quisiera contarnos algo, y para profundizar en voz alta sobre aquello que en el momento más inesperado lograba captar mi atención. A continuación os transmito algunos de estos desordenados pero estimulantes episodios de descubrimiento personal e intelectual No soy gran amigo de los consejos, pero me resulta imposible resistirme al «rascad donde no os pique».