Advertencia

Debo advertir formalmente a mis benévolos lectores, que la figura novelesca del padre Metri, levantada aquí por mí, no tiene de la figura histórica de fray Ermete Constanzi —tal como trabajan en diseñarla actualmente historiógrafos y cronistas— más que el mero nombre, algunos sucesos y los grandes lineamientos de su psicología; y también, que todos los personajes centrales son puramente imaginarios o al menos legendarios.

Ese gran fantasma del extraño misionero del Chaco Santafesino, envuelto en relatos y recuerdos familiares, me llegó a mí por la leyenda mucho antes que por la historia; pero leyenda e historia tendrán que atestiguar contestes esos perfiles de grandeza de alma, espíritu de empresa, extraña penetración de ingenio, con erudición poco común, ferviente pasión por la justicia, porte y actitudes tal vez un poco excéntricos, y, en fin, aquellos excesos, aquellos extremos, aquellos generosos o impulsivos errores que hacen de él este dramático boceto de santo a medio concluir, puesto en marco purpúreo por trágica muerte.

Esa figura soñé, lector. Debe advertirse también que el mismo marco de la figura, la escenería topográfica e histórica, está falseada un poco, corrida hacia delante, para mayor facilidad tuya, como si el padre Metri hubiese actuado más bien a principios del siglo presente que a fines del pasado.

Con esto, lector amigo, te entrego a mi frailecico.

El autor.