Capítulo XI
Pentáculo
Ciclos Mágicos

Como brujas aspiramos a vivir en armonía con la tierra y con sus ciclos naturales: con las estaciones del año, las fases de la Luna, el flujo de las mareas, los movimientos de las estrellas e incluso con las variaciones entre los días y las noches. Todas estas cosas poseen sus propias energías, que las obligan a crecer o a menguar, a estancarse o a fluir, y que las relacionan unas con otras. El cambio de la fase lunar y las estaciones del año contribuyen directamente al aumento o declive de las mareas, lo que explica, por ejemplo, que si la luna llena coincide con el equinoccio de primavera, la mar estará más encrespada de lo normal.

Por la ciencia sabemos que todo depende de las variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del Sol o de la Luna alrededor de la Tierra y de las fluctuaciones en la gravedad. Asimismo, aunque con menos intensidad, los movimientos del resto de los planetas también provocan perturbaciones en el sistema solar. Por ello no debe sorprenderte que las energías que influyen sobre las aguas de nuestro planeta repercutan también sobre nosotros, las personas que vivimos en él, porque, al fin y al cabo, somos casi todo agua. Sabemos que los individuos tenemos ciclos que están conectados a las fases lunares; el ejemplo más evidente es el de la menstruación en las mujeres. Pero no son sólo los cambios en las hormonas los que influyen sobre los niveles de energía o en el temperamento de las mujeres en edad fértil. Existen ciclos de ánimo, intelecto, vitalidad, inspiración, etc, que también reflejan el mes lunar y que podemos percibir, con mayor o menor intensidad, en todas las personas. Estos cambios en el comportamiento y en la energía no sólo tienen un impacto sobre el individuo, que puede sentirse o no más capacitado para practicar la magia, sino también en los flujos energéticos del exterior que favorecen o complican el que lleve a cabo ciertos tipos de hechizos o de actos mágicos.

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PRÁCTICA 1

Si todavía no lo estás haciendo, empieza ahora a escribir un diario en el que vayas apuntando cuáles son tus sentimientos y niveles de energía. Toma nota de cómo te encuentras física, mental y emocionalmente, junto con el día, la hora, la fase lunar y la estación del año. Sé bastante concreta en cuanto a estos dos últimos detalles; por ejemplo, escribe: luna nueva y tres días, en lugar de limitarte a comentar que está en creciente o menguante. Te aconsejo que mires en qué fase está todas las noches, en vez de coger la información de un calendario o almanaque. Sería incluso mejor que pudieras salir a mirarla fuera y que te fijaras por dónde sale y se oculta en el cielo. Describe la estación guiándote por lo que ves en la naturaleza y no sólo diciendo: «Comienzos de primavera». Señala también otros factores que puedan estar influyendo sobre tus niveles de energía, como por ejemplo que unos cuantos días durmiendo mal te han dejado rendida y bajo mínimos. Encontrarás también información parecida en los diarios que escribiste cuando realizaste los primeros ejercicios del libro. Para que este cuaderno te sea de utilidad, tendrás que mantenerlo al día durante varios meses o mejor un año. Y te merecerá la pena no sólo para armonizar tu magia, sino también para equilibrar otras áreas de tu vida que pueden verse afectadas por la variación en los niveles de energía.

Debes saber que no es fundamental que escojas el momento idóneo para realizar un acto mágico dependiendo de la estación o de la fase lunar, porque, de ser así, tardarías mucho tiempo en poder hacer los hechizos. No obstante, cuantos más flujos de energías puedas aprovechar, tanto más sencillo y efectivo será tu trabajo.

FASES DE LA LUNA

Los flujos de energía a los que más recurrimos y que mejor conocemos en la brujería son los de la Luna. Supongo que ya estarás al tanto de cuáles son las influencias de las fases lunares y de qué manera te ayudarán en tus proyectos mágicos, pero, por si no es así, te las explicaré. En el peor de los casos, y si ya estás familiarizada con la cuestión, lo único que te aportará esta información es una perspectiva más definida. El ciclo de la Luna se prolonga poco más de veintinueve días y se divide en: nueva, creciente, llena, menguante y oscura. En la fase creciente pasa por el primer cuarto, y durante la menguante lo hace por el tercero. A estos periodos se los llama, quizá no muy acertadamente, medias lunas. En general, en las fases nueva y creciente se trabaja con aquella magia que atrae cosas hacia nosotros y en la menguante para alejarlas. Pero merece la pena echarle un vistazo más detallado a todo el ciclo. En esta sección hablaré de las noches, puesto que es a estas horas cuando mejor podrás ver el astro, aunque ya sabes que también se vislumbra durante el día.

También es útil recordar que las fases lunares están vinculadas a los distintos aspectos de la Diosa: la nueva y creciente reflejan a la Doncella, la llena es la Madre y la menguante es la Bruja o Sabia.

No he mencionado la magia curativa porque ésta se puede hacer en cualquiera de ellas, aunque también cuentas con la posibilidad de amoldar el hechizo a la fase en la que estás. Así, por ejemplo, podrías atraer fuerza y energía para sanar en la primera parte del ciclo o desterrar una enfermedad en la segunda.

LOS RITMOS DE LAS MAREAS

Como ya he dicho antes, las mareas sufren el influjo de la Luna. Bajan y suben a diario o, en ocasiones, hasta dos veces al día. Es lógico que si no vives cerca de la costa ignores su horario, aunque puedes solucionar el problema fácilmente consiguiendo un calendario de mareas de la zona costera que esté más próxima adonde vives; no suelen ser muy caros. Si sientes una fuerte conexión con el mar de otro lugar, digamos, en la zona donde residen algunos miembros de tu familia o en un sitio al que estás muy vinculada espiritualmente, entonces te recomiendo que también consigas un calendario de allí. Existen básicamente dos etapas de movimiento: pleamar y bajamar. Entre ambas hay un momento de quietud, en el que nada sale ni entra. La bajamar, cuando el agua se alea de la tierra, es un momento propicio para despedir cosas, mientras que la pleamar es idónea para atraerlas.

Si puedes visitar una ciudad o pueblo costero, verás lo beneficioso que es trabajar junto a la orilla: escribe los hechizos en la arena de la playa para que las olas de la pleamar se lo lleven consigo; en la bajamar, hazlo en un papelito que luego harás jirones y tirarás al agua que avanza mar adentro. Si observas la línea que trazan las olas en el borde de la playa, sobre todo después de una tormenta, descubrirás muchas cosas, pequeños regalos de la naturaleza que podrás llevarte a casa y utilizar en tus conjuros. Busca piedrecitas, conchas y pequeños pedazos de madera que hayan arribado a la costa.

ESTACIONES

Todos somos conscientes de que las distintas estaciones del año influyen de alguna manera en cómo nos sentimos. En verano estamos más alertas; en invierno, sin embargo, preferimos la contemplación. Si tienes dudas al respecto, basta con que recuerdes lo desorientada que te encuentras después de un largo vuelo o si trasnochas para darte cuenta de lo muy vinculadas que están nuestras funciones físicas y mentales a los ciclos regulares del día. En efecto, durante el verano estamos despiertos y rebosantes de energía y, por tanto, pasamos más tiempo en el exterior; en el invierno añoramos la calidez y preferimos el interior. El motivo tiene que ver, en parte, por el cambio de temperatura, pero también porque los días son más largos en el primer caso. Los ritmos naturales de nuestro cuerpo se han ido adaptando a lo largo de los siglos a los ciclos del Sol. Y, al igual que nosotros, las estaciones también poseen sus propias energías mágicas, con las que nuestras habilidades armonizan cuando nos tomamos el tiempo necesario para descubrirlo.

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PRÁCTICA 2

Coge un folio para cada estación del año: primavera, verano, otoño e invierno. Escribe todo lo que se te ocurra que guarda relación con ellas. Puedes poner, entre otras cosas, por qué se diferencian: la temperatura, el crecimiento de las plantas, la vida natural, etc. Incluye también las actividades y/o deportes que te gusta hacer, los trabajos… o incluye datos más abstractos como los colores, los olores y detalles por el estilo. Procura que las listas sean muy completas, y carece de importancia que algunos de los aspectos que incluyas en ellas sean un poco vagos. Déjalas a un lado durante un par de días y revísalas el tercero, añadiendo los tipos de hechizos que consideres más apropiados para cada estación. Puede que sea mejor que hagas esto antes de continuar leyendo, porque así podrás comparar tus pensamientos después.

Es posible que te hayas dado cuenta mientras hacías el ejercicio de que tienes preferencias distintas de una estación a otra, incluso aunque no siempre puedas desarrollar las actividades que más te apetecerían. Nuestras vidas diarias están tan limitadas por la necesidad de ganar dinero y de encajar en el mundo que nos rodea que hemos perdido la capacidad de vivir de acuerdo a la estación en la que nos encontramos. E incluso aunque formes parte de una comunidad de granjeros, al límite entre un periodo del año y el siguiente habrá perdido su definición porque las técnicas de cultivo y de ganadería se han unificado y son las mismas todas las temporadas. En la brujería, sin embargo, sabemos cómo mantener la armonía con los flujos estacionales.

Los cambios de estación no son acontecimientos independientes, se desarrollan siguiendo una transición y se mezclan unos con otros. A diferencia del resto de nuestras programadas vidas, no tienen un principio y un final preciso. Pese a que algunas personas creen que los equinoccios y los solsticios acontecen en mitad de las estaciones, lo cierto es que se acercan más al principio de cada una. Incluso con el calentamiento global, a nadie se le ocurriría pensar que el punto más álgido del verano es a mediados del mes de junio. Y, además, en el hemisferio sur las estaciones están invertidas.

A pesar de que la mayoría de los hechizos no pueden esperar a la estación oportuna, lo que sí te conviene hacer es aprovechar las energías estacionales en la magia de larga duración que tengas prevista llevar a cabo. Nos servimos también de ellas para fortalecer los conjuros en los que procuramos hacer un énfasis especial en un aspecto relacionado con el periodo en el que nos encontramos. Si trabajas en el templo astral puedes cambiar de estación para que ésta favorezca tu magia, independientemente de cuál sea la del plano físico.

SABBATS

Los sabbats son nuestros festivales estacionales y supongo que ya te habrán contado que son momento de celebración, en lugar de periodos para trabajar la magia. No obstante, como las energías conectadas a los Sabbats son muy fuertes, también las incorporamos a nuestros hechizos y demás labores mágicas. Por otro lado, como muchísimas brujas prefieren dedicar estas fechas a la renovación y a la reflexión, sólo hacen conjuros si se ven obligadas a ello.

Los Sabbats se dividen en dos grupos: los mayores, que son los de Samhain, Imbolg, Beltane y Lighnasadh, y los menores, que son los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y de verano. Los primeros están relacionados con el ciclo de la agricultura y antaño se correspondían con diversos acontecimientos naturales. Más adelante se les adjudicó una fecha concreta a cada uno, pero como pertenecían al calendario antiguo, en realidad tendrían lugar unos once días antes que los que utilizamos ahora. Los segundos están asociados a los movimientos que describe la Tierra alrededor del Sol y, aunque también cuentan con fechas estandarizadas que he decidido incluir a modo de referencia, te recomiendo que busques las actuales si tienes la intención de utilizarlos para hacer magia.

Puedes servirte de las energías de los Sabbats para llevar a cabo tu magia y tus hechizos, aunque también deberías destinar algunos de estos periodos a reflexionar acerca del paso de las estaciones y de cada uno de los festivales por la Rueda del Año.

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PRÁCTICA 3

Dedica varias páginas de tu diario a los Sabbats y escribe en ellas lo que piensas y sientes de cada uno. Te será de ayuda no hacer más de uno por día. Empieza por meditar sobre ellos, quizá revisando tus recuerdos y tratando de evocar qué has hecho en esos momentos. Procura construir una imagen de las energías de los festivales, especificando cuáles eran tus sentimientos y en qué medida te dio la impresión de que el mundo había cambiado. Guarda estas páginas de modo que puedas ir añadiendo cosas en el transcurso del año. Toma, como punto de partida, el Sabbat que esté más próximo en la Rueda en el momento en que leas esto.

DÍAS DE LA SEMANA

Cada uno de ellos tiene sus propias energías. Están vinculados a los planetas interiores y además cuentan con sus dioses y diosas particulares.

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PRÁCTICA 4

Échales un vistazo a los diarios que has estado escribiendo a lo largo de toda la lectura del libro y a otros que hayas podido guardar, relacionados o no con la magia. Comprueba si identificas una pauta de energía que creas que pueda estar vinculada a los días de la semana. Trata también de dilucidar si tus niveles de vigor varían diariamente.

Muchas personas se dan cuenta de que viven de acuerdo a un ciclo semanal en el que unos días son mejores para ciertos aspectos que otros. ¡Aunque casi todos odiamos las mañanas de los lunes!

Averigua, si puedes, el día de la semana en el que naciste. Algunos se percatan de que es precisamente ése en el que se sienten más fuertes, de tal forma que, si están en armonía con esa fecha, su magia es mejor.

Evidentemente, los ciclos del día y de la noche también tienen sus efectos sobre las personas y sus energías, aunque, en general, la mayoría de las brujas notan que sus energías son más elevadas cuando la Luna es visible, es decir, casi siempre durante la noche. De cualquier forma, merece la pena que hagas caso a tu naturaleza, ya sea nocturna o diurna. Y esto no se reduce únicamente a si te levantas cuando sale el Sol o no. En la actualidad son pocas las personas que tienen la oportunidad de seguir su ritmo natural de sueño y vigilia, así como el hecho de comer cuando realmente tenemos hambre, en vez de hacerlo siguiendo un horario. Si tienes ocasión de guiarte por tu propio ciclo natural, puede ser muy enriquecedor, pero como descubrirlo te llevaría al menos un mes de constancia sin imposiciones externas, me parece que es un ejercicio poco práctico para incluirlo aquí. Sin embargo, puedes intentar establecer un patrón que tenga en cuentas las variaciones en tus niveles de energía según las horas del día y de la noche y durante un corto periodo de tiempo. Esto te proporcionará una información reveladora sobre tu estilo de vida actual, más que de tu casi inalcanzable ritmo natural.

HORAS PLANETARIAS

Al igual que las noches y los días, también las horas comprendidas en ellos poseen sus propias energías. No son, sin embargo, las que todos conocemos de sesenta minutos, sino aquellas compuestas de segmentos iguales de día y noche. Por ello, a pesar de la variación en la duración de la luz, las horas son las mismas, aunque los minutos cambien.

Cuando calcules las horas planetarias, necesitarás saber cuándo amanece y cuándo se pone el Sol, de modo que puedas determinar cuanto duran el día y la noche. Ambos se dividen en doce horas. En invierno las horas planetarias de día son más cortas que las de noche, mientras que en verano ocurre lo contrario.

Las horas se asignan siguiendo siempre la misma secuencia: Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter y Marte. Las horas de cada día empieza con la primera hora de luz, a la que se asigna un planeta asociado a ella: lunes con la Luna, martes con Marte, miércoles con Mercurio, jueves con Júpiter, viernes con Venus, sábado con Saturno y domingo con el Sol. Y la secuencia continúa durante el día y la noche de esta manera:

Lunes día: Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte y Sol.

Lunes noche: Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno y Júpiter.

Martes día: Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna.

Martes noche: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol y Venus.

Miércoles día: Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter y Marte.

Miércoles noche: Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna y Saturno.

Jueves día: Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio.

Jueves noche: Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte y Sol.

Viernes día: Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno y Júpiter.

Viernes noche: Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna.

Sábado día: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol y Venus.

Sábado noche: Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol. Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter y Marte,

Domingo día: Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna y Saturno.

Domingo noche: Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus y Mercurio.

Utilizar las horas planetarias también favorecerá a tu magia. Si quieres emplear las energías del Sol, aumentarás los efectos si trabajas en domingo y en una hora planetaria vinculada al gran astro. Si no puedes esperar varios días a hacer el hechizo, llévalo a cabo a una hora asociada con la influencia que te interesa. Quizá consideres que vas a utilizar las horas planetarias a menudo, en cuyo caso te recomiendo que pases la información a una tabla para que puedas consultarla con más facilidad.

Otras influencias planetarias

La astrología es otra manera de calcular las influencias planetarias porque deduce cual será su posición y usa su proximidad con la Tierra para establecer el nivel de energía. Incluye además a los planetas exteriores, aunque como se encuentran a una distancia mayor y sus órbitas son más prolongadas, sus efectos son sutiles. Éste es un tema demasiado amplio como para explicarlo aquí. Pero no cabe duda de que sabes que los diferentes planetas, muchos de los cuales he mencionado en la energía diarias, se mueven alrededor del Sol y, por lo tanto, a diversas distancias y horas de la Tierra. Si uno se acerca, su influencia será mayor que cuando se aleja. Sus órbitas varían en tamaño y, por lo tanto, también en duración, lo que implica que calcular su posición con precisión es casi imposible. Por suerte existen los calendarios o los programas de ordenador que simplifican la tarea considerablemente. No obstante, incluso a un astrólogo experto le resultaría complicado decidir qué momento es el mejor para poner e práctica un hechizo concreto. Tendrías que calcular las posiciones de los planetas que más te beneficien y, por supuesto, de sus ascendentes (si los tienen), durante un periodo largo para averiguar en qué fecha y a qué hora podrías hacer el conjuro. A pesar de que los programas informáticos de astrología facilitan mucho esta labor, todavía lleva su tiempo obtener un resultado preciso. Podría ocurrir, además, que la fecha estimada no tuviera lugar hasta pasados varios meses. Por todo eso, las brujas prefieren las horas planetarias a la astrología.

Como ya he dicho en otras ocasiones, los hechizos y la magia rara vez pueden esperar al momento oportuno y mucho menos a que todas estas cosas se hayan alineado correctamente. No obstante, estas energías, tan diferentes unas de otras, influyen en los trabajos mágicos. Así que, si consigues utilizar una, dos o las que sean, verás que todo te resulta más fácil. Te propongo una analogía para que lo comprendas mejor: supón que vas remando en una barca de A a B. Si la barca está vacía, remarás siguiendo la corriente, pero si además tienes el viento a favor, el viaje será más fácil y mejor. Sin embargo, si tienes en contra la corriente y el viento, y la barca va cargada hasta los topes, tendrás que invertir mucho tiempo y esfuerzo para llegar a tu destino. A medida que ganes experiencia, serás capaz también de incorporar las energías de los ciclos mágicos a tus trabajos astrales. Pero, mientras aprendes y maduras en la brujería, probablemente deberías centrarte en aprender a protegerte.