Capítulo IX
Pentáculo
Trabajar en el Plano Astral

Hasta cierto punto desarrollamos todos nuestros rituales y trabajos mágicos en el plano astral. El Espacio Sagrado que creamos en el aquí y ahora se encuentra también en el astral, y las energías que usamos en los hechizos provienen y funcionar gracias a él. Este plano no está ni en otro lugar ni en otro tiempo, sino que es una parte distinta de la existencia.

Ya te he dicho que al trazar el Círculo creas «un espacio entre mundos y un tiempo ajeno al tiempo» y esto implica que tu Espacio Sagrado están en los dos mundos a la vez: en el físico y también en el espiritual. El astral es diferente a donde te encuentras ahora y guarda relación con el pasado y con el futuro. Está en todas partes y en ninguna, y representa todos los cuándos. No existen palabras especiales, señales, pociones o inciensos que te vayan a transportar directamente de este plano al otro; se trata más bien de que transfieras tu energía interior o tu «yo». Y aunque esto pueda parecerte desalentador, ten en cuenta que diversos estados de meditación te llevarán hasta allí, así como que acumules poder, que traces el Círculo o lleves a cabo otras muchas técnicas mágicas. Una vez aclarada la cuestión, conviene que sepas que la gente suele hablar de «trabajar en el astral» cuando se refiere a las acciones que tienen lugar sólo en el plano espiritual y no en ambos.

El plano o nivel psíquico no equivale enteramente al astral. En lo psíquico tienen cabida todos los tipos de adivinación cuyas energías están vinculadas al astral y que nos permiten acceder a nuestro yo interior. Y como sucede habitualmente, los dos términos mágicos se solapan o se utilizan indistintamente. El problema está en que existen infinidad de planos del ser, tantos como capas tiene una cebolla. Éstos coinciden y entran en contacto de muchas maneras, y a veces las barreras son tan difíciles de distinguir como lo son la duermevela, el dormir y el soñar.

Las brujas y otros muchos aficionados a la magia se mueven a menudo por el astral. Allí crean lugares de trabajo permanentes, tanto a nivel personal como grupal. Viajan por él de un lugar a otro y lo emplean, además, para buscar información y conocimientos de otros periodos. Algunas clases de magia, como la de crear figuras pensantes, sólo podrás llevarlas a cabo en el astral. Se dice que una parte de cada bruja se queda en él incluso después de muerta, pero no como una presencia con la que se pueda contactar a través de una sesión de espiritismo, sino como energía.

No obstante, antes de pasar a hablar sobre cómo trabajar en estos niveles, conviene que tengas en cuenta ciertas cosas: en el astral hay entidades y formas de energía que tienen una existencia propia. A veces no son más que los rescoldos de un trabajo mágico a medio terminar o que han surgido como consecuencia de uno pero a los que no se los ha desterrado adecuadamente. La mayoría son inocuos, pro algunos aspiran a completar el trabajo para el que fueron concebidos y esto quizá no siempre te beneficia. No todos los que visitan este plano se atienen a la Rede Wicca; su credo y propósitos pueden diferir enormemente de los tuyos. Por todas estas razones conviene que te protejas bien antes de acudir al astral y que tengas muchísimo cuidado con lo que vas a hacer allí. Eso no sólo puede interferir en tu magia, sino que podrías regresar al mundo físico acompañada de ciertas energías muy molestas. Por último, ten en mente este comentario que oí decir en una ocasión: «Cualquier cosa que te siga a casa desde el astral, ¡con toda seguridad no estará domesticada!»

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PRÁCTICA 1

El Círculo Interno

Como ya sabes, el Círculo es tu protección y ya antes te he comentado que cuentas con la posibilidad de crear uno que luego puedes absorber y conservar en tu interior. Te merecerá la pena practicarlo regularmente y, sobre todo, antes de trabajar en el astral.

Invoca a cada elemento utilizando la visualización, y cuando ya los tengas a todos equilibrados y en mente, invita a la Diosa y al Dios y traza el Círculo. Una vez que esté todo en su lugar, absórbelo en tu interior hasta que se convierta en una especie de segunda piel debajo o justo por encima de la tuya. En este momento tendrás que fijarlo pegándotelo a la epidermis. Superado este paso, y siempre que lo mantengas ahí, estarás preparada para trabajar en el astral y en todos los planos psíquicos.

Pese a que esto te puede parecer relativamente fácil, tendrás que practicar bastante para conseguir mantener el Círculo en su sitio. Merece la pena que lo intentes mientras realizas tus actividades diarias. Créalo, ponlo en su lugar, y haz las tareas que tengas pendientes durante aproximadamente una hora, parando cada cierto tiempo para asegurarte de que sigue intacto. Deberías poder hacerlo con sólo cerrar los ojos y mirar para ver si la luz eléctrica azul continúa brillando con tanta nitidez como cuando lo creaste. Durante tus primeros intentos es posible que notes que pierde intensidad a parches o que incluso se hacen agujeros. Si éste es el caso, refuérzalo y sigue con tus quehaceres hasta que concluya la hora. Con la práctica serás capaz de mantener el Círculo varios días, aunque te recomiendo que utilices esta técnica sólo cuando lo necesites porque te drenará la energía. Eso sí, debes quitártelo por completo al finalizar, por muy tenue que te parezca que está.

Y aunque el Círculo te proteja en el astral, te será de más ayuda siempre y cuando no atraigas una atención indeseada. Es fundamental que permanezcas centrada en el propósito de tu viaje o visita y que no permitas que lo que te encuentres allí te distraiga. Las energías o entidades del astral a menudo te parecerán atractivas e intentarán atraer deliberadamente a los curiosos. El objetivo de su existencia puede ser el de drenarte la energía. Son capaces de interferir en tu viaje y, en raras ocasiones, incluso podrían hacerte daño en la psique. Si te involucras demasiado con ellos, es posible que parte de su ser regrese contigo al aquí y ahora. Pese a que te puede sonar bastante alarmante, recuerda que esto no sucede siempre y que no te pasará si vas convenientemente protegida y mantienes la concentración mientras trabajas. Recuerda que al principio te dije que no debías hacer magia si te sentías indispuesta por una enfermedad, porque estuvieras distraída o porque no fueras capaz de conservar el equilibrio, ya que todos estos factores podrían mermar tu habilidad para trabajar en el astral. Creo que no me cansaré de repetirte que este plano no es un lugar adecuado para que medres en él sin tener un propósito claro.

EL TEMPLO ASTRAL

Por éstas y otras razones, quienes trabajen a menudo en el plano astral crearán en él su propio Espacio Sagrado o templo. Éste no sólo les ofrece un lugar seguro en el que realizar sus tareas mágicas, sino que además lo pueden emplear los individuos y los grupos para encontrarse allí cuando no pueden reunirse físicamente por diversos motivos. La mayoría no podemos permitirnos ese espacio en nuestras casas o jardines. Además, lo habitual es que no contemos más que con un rincón en una estantería en la que dejar un par de velas y quizá un hechizo a medio terminar porque, por lo general, todo esto suele despertar las sospechas de aquellos amigos y familiares no dedicados a la magia y, lo que es peor, su curiosidad. E incluso aunque los que conozcas sepan que no deben tocar tus cosas, siempre está la mascota juguetona o el visitante inesperado que no acata las reglas. De modo que crear un Espacio Sagrado en el plano astral es a veces lo más conveniente para poder trabajar, meditar o incluso relajarse, porque allí nadie nos va a molestar.

Otra ventaja del templo astral es que existen pocas limitaciones a la hora de diseñarlo. A diferencia de una casa física, podrás disponer en él de tanto espacio como desees; no tendrá que preocuparte por el tamaño o la forma de las habitaciones. Puedes escoger un lugar interior o exterior, e incluso uno que reúna los atributos de ambos. Diséñalo como ese sitio que conoces en el plano físico y que tanto te gusta o invéntatelo. El único problema estriba en compartirlo con otros, porque también ellos tendrían que poder visualizarlo tan claramente como tú. A continuación te proporciono un par de escenarios que tal vez te inspiren:

Éstas no son ideas definitivas y pueden no resultar tan completas como te gustaría. Pero en ambos casos te darás cuenta de cómo están protegidas frente a las posible intrusiones de otros individuos o de las energías que pululan por el astral; en el primer caso está el Círculo, tal y como lo trazarías; en el segundo es la llave que sólo tú posees. Cuando te dispongas a crear el templo astral, deberás acordarte de incluir alguna cerradura. Otra cosa que debes tener en cuenta es cómo vas a entrar en él; puedes llegar caminando por una senda determinada o sencillamente aparecer directamente en la entrada. Yo prefiero acercarme desde la distancia por varias razones; para empezar me permite acostumbrarme a este plano y además puedo comprobar qué ha cambiado durante mi ausencia. Si compartes el espacio con otros, podéis organizaros para utilizar ciertas señales o símbolos que os ayuden a saber si alguien está dentro o si lo ha estado. Hacerlo así te brinda la posibilidad de comprobar si hay otras energías presentes en las cercanías.

Te aconsejo también que entres en el astral si no por el mismo sitio, que no tenga más de dos entradas. Esta costumbre te proporcionará uno o dos puntos de referencia con los que trabajar siempre. Si escoges muchos accesos te desorientarás y quizá no sepas volver por donde llegaste, cosa que debes hacer. De modo que tendrás que elegir una entrada y una salida. Puedes recordar o imaginarte una calle o un sendero y pasear por él hasta llegar al punto en el que cambias del plano físico al astral. Aunque la entrada puede partir desde tu hogar, digamos, a través de una puerta que en el mundo físico no sea otra cosa que un armario, pero durante tu meditación se convierte en el umbral hacia el camino astral. A algunos esta idea les parece poco viable porque sienten claustrofobia o el lugar les parece poco cómodo. Sea cual sea el acceso que escojas para penetrar en él, este portal deberá estar siempre cerrado detrás de ti. Y no sólo a la salida, sino también a la entrada, porque puede ocurrir que algo inesperado pase por tu lado sin que te des cuenta y que espere hasta tu regreso.

Después de pensar a grandes rasgos que tipo de templo astral te gustaría crear, lo siguiente es dedicarle tiempo a los detalles. Decide, para empezar, cómo de grande quieres que sea, teniendo siempre en cuenta si vas a invitar a otros a trabajar contigo.

Creo que éste es el momento oportuno para recomendarte que no invites a nadie al astral si no habéis hecho ya varias cosas juntos en el plano físico. Y ni se te ocurra hacerlo si de lo único de lo que lo conoces es de Internet y tal vez de haberos visto en un par de ocasiones. Invitar a una persona al astral es casi igual que darle acceso a tu mente, salvo que tengas unas poderosísimas defensas situadas allí.

Pero, volviendo a lo de crear el templo, cuando hayas decidido qué estructura tendrá, piensa en qué cosas te gustaría dejar fijas. Lo normal es que tengas un altar y una antorcha, o algo similar, prendida en todo momento. Pero incluye además otros elementos, como unas estanterías, unas sillas o sillones, una chimenea encendida o un brasero, etc. Puedes partir de una idea general para saber cuánto espacio necesitarás e ir decorando el templo a medida que pase el tiempo.

Cuando ya tengas en mente la estructura podrás pasar a resolver cómo te acercarás y entrarás en él. Te puede dar la impresión de que planeas las cosas al revés, pero me sigue pareciendo más efectivo que las vías de entrada y de salida vayan en función del templo. Eso sí, te consejo que detalles esta parte incluso más que la decoración, pues es fundamental que tengas todos los cabos bien atados cuento te traslades desde el plano físico al astral. No te limites a imaginar la senda en cuestión, sino también todo aquello que la rodea. Completa el escenario tanto como puedas, piensa también en qué aspecto tendría a distintas horas del día y en las cuatro estaciones del año. No olvides sellar la entrada al templo con algún tipo de cierre: tal vez con una llave, una espiral que puedas seguir o cualquier otro método que te sirva a modo de acceso secreto. Además de acercarte a él a través de la meditación, puedes también intentarlo contando a la inversa de dos en dos o mediante un cántico o mantra específico. Utiliza estas técnicas sólo cuando ya lo hayas construido y estés muy familiarizada con él.

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PRÁCTICA 2

Crear el Templo Astral

Después de pensar en la distribución y en la decoración, y de decidir cómo entrarás en él, te puedes poner manos a la obra y edificarlo. El mejor momento es durante el último periodo de la luna creciente, justo antes de que esté llena. Escoge un día en el que nadie te vaya a molestar y descuelga el teléfono si crees que puede interferir en tu concentración. Coge los apuntes que hayas hecho acerca del templo léelos varias veces, retocando aquellas cosas de última hora que consideres oportuna, aunque procura que no sean muchas. Deberías estar totalmente descansada y despierta porque esta visualización será larda y detallada. Con la técnica que ya te he expuesto anteriormente, traza el Círculo Interno. Luego, a través de la relajación y de la experiencia guiada, crea un camino que te lleve hasta la ubicación donde construirás tu templo astral. Una vez allí, amplía el Círculo Interno antes de empezar a edificar dentro de sus barreras.

Visualiza, en primer lugar, la estructura, y cuando tengas la sensación de que ya está asentada, repite la creación del Espacio sagrado dentro del templo. Convoca a los elementos, invita a la Diosa y al Dios y traza el Círculo. Tómate tu tiempo y hazlo minuciosamente. Visualízate dibujando los pentagramas de invocación y recitando las palabras. Prolonga el momento, si quieres, imaginándote encendiendo las velas en los distintos cuartos o colocando los símbolos u otros objetos elementales en ellos. Puedes, por ejemplo, visualizarte dejando una escoba en el este, encendiendo una antorcha en el sur, rellenando un caldero con agua en el oeste y erigiendo un monolito o un altar de piedra en el norte. Asimismo, cuentas con la posibilidad de crear y/o dejar objetos que representen a las deidades o pedirles que las traigan consigo; te servirá un sauce para la Diosa y un roble para el Dios. Aunque no hay necesidad de que lo hagas en el mundo físico, en el otro quizá quieras delimitar el Círculo con sal, tiza o cualquier otra cosa, antes de expandirlo hacia arriba y abajo. Estarías, en efecto, creando un Círculo dentro de otro; el primero sería el del templo y el segundo el tuyo, que más tarde volverías a absorber en tu interior.

Cuando ya hayas colocado la estructura y el Círculo en sus lugares correspondiente, céntrate en el cerramiento. De la misma manera que al entrar o abandonar un Espacio sagrado éste se abre o cierra tras de ti, el templo astral debe abrirse al llegar a él y cerrarse inmediatamente después de que hayas entrado o cuando te marches. No obstante, y a diferencia del Círculo que trazas en el plano físico, en este no despedirás a los elementos ni lo recogerás antes de irte. Eso sí, te conviene dar las gracias a las deidades después de cada invitación. Al finalizar estas tres tareas más inmediatas, puedes empezar con los aspectos más decorativos, con las herramientas y con el resto del equipo. En esta ocasión, además de los utensilios que utilizarías habitualmente, pon también en el altar, sal, agua y un poco de aceite para ungir.

Después de prepararlo todo, podrás pasar a consagrar tu templo. En primer lugar, pide a la Diosa y al Dios que bendigan el aceite y que esté glorifique todo aquello con lo que entre en contacto. Póntelo en las manos, en los pies y en la frente, luego salpica un poco en el altar. Añade una pizca de sal al agua y vuelve a pedir a las deidades que bendigan la mezcla, para que purifique y consagre cuanto toque. Cógela y vierte unas gotas en el límite de tu Espacio Sagrado y en los objetos que encuentres dentro del templo. Mientras lo haces, visualiza cada cosa brillando con luz interior y convirtiéndose en algo santificado en el recinto y para ti. Cuando termines, coloca el aceite y el agua con sal en un lugar seguro. Si vuelves a llevar algún objeto nuevo podrás utilizar los mismos componentes para consagrarlo y bendecirlo.

Si ahora te apetece llevar a cabo un trabajo mágico o un hechizo, adelante, si no lo que puedes hacer también es quedarte meditando un rato. Antes de marcharte acuérdate de dar las gracias a las deidades y de recoger las cosas como harías en el plano físico. A continuación vuelve a absorber el Círculo Interno. En las siguientes visitas no te hará falta ni expandirlo ni reabsorberlo, porque permanecerá en el templo. Abre el cerrojo y vuelve a cerrarlo en cuanto salgas, continúa por el camino hasta que regreses al aquí y ahora. Recuerda que deberás apuntarlo todo en tu diario.

Si todo salió de acuerdo al plan, dispondrás de un templo astral preparado para tu uso. Puedes, sin embargo, tener dudas respecto a lo bien que haya podido salirte las cosas. De ser éste el caso, espera veinticuatro horas antes de volver a intentarlo. En las siguientes tentativas deberás partir de cero a menos que estés completamente segura de que has terminado todo y llegado a la parte de la consagración de todos los objetos que tuvieras dentro del lugar. Haciéndolo así te evitarás cualquier tipo de carencia en la seguridad. Trabaja allí cuando te apetezca, aunque seguramente te lleve cierto tiempo y práctica acostumbrarte, Te aconsejo que al principio visites el templo al menos una vez por semana para familiarizarte con él y, en realidad, basta con que permanezcas unos momentos contemplándolo todo. Puedes, por supuesto, empezar a hacer tus hechizos y magia en cuento te sientas a gusto. Muchas brujas prefieren trabajar en el plano astral porque en casa suelen interrumpirlas a menudo. Es también una excelente manera de beneficiarse de las ventas de practicar la magia en el exterior.

Te habrás dado cuenta de que, hasta ahora, sólo he hablado de utilizar el templo astral si eres una bruja solitaria, pero como ya he dicho antes, tienes la posibilidad de emplearlo como un lugar de reunión o para trabajar con otros. Hay dos formas de hacerlo. Puedes abrir tu templo particular a aquellos en los que confíes o crear uno específico para el grupo. Yo prefiero la última opción porque así podrás disponer también de un espacio personal. Los templos grupales puedes crearlos junto con el resto de los miembros, pero lo habitual es que esto os lleve tiempo por causa de los continuos desacuerdos, o tú sola y luego trasladar a los demás a través de una meditación guiada. Tienes que tener en cuenta, sin embargo, que alguien que haya visitado el lugar una sola vez podrá volver a él siempre que quiera, incluso aunque tú ya no lo quieras allí. Los templos astrales dedicados a los trabajos grupales suelen ser más formales porque, cuantos más detalles haya en ellos, tanto más complicado será que todos veáis lo mismo. Si invitas a otra persona a uno de estos lugares, tendrás que dejarle muy claro que la invitación es personal, es decir, que no puede contárselo a otro ni llevar allí a nadie más sin tu consentimiento. Al fin y al cabo, si lo que desean es compartir la experiencia con sus amigos, no hay razón para que ellos no construyan uno propio. Un templo grupal tiene que contar con algún tipo de mecanismo que os permita saber si otro de los miembros está dentro haciendo algo. Ciertas personas toman la precaución de poner señales en el camino o en la entrada para advertir a los demás de que están dentro, aunque los más experimentados son capaces de detectar y de identificar el cambio de energías provocado por otros.

Y precisamente este cambio en el flujo de la energía es lo que te va a permitir saber si alguien se ha acercado a tu templo. Lo más habitual es que te des cuenta porque percibas que las cosas están fuera de su lugar, de ahí que sea fundamental que estés completamente familiarizada con la ruta y la entrada.

Es posible que veas algo nuevo, que eches en falta un detalle concreto o que sencillamente no esté todo en su sitio, sino en otro. A veces puede darte la impresión de que las cosas las ves o las sientes de un modo diferente. Si te percatas de tales cambios al acercarte, pasa de largo y, cuando hayas llegado al templo y estés bien segura en él, expande tu Círculo Interno hasta que refuerces todas las barreras recreando allí el Espacio Sagrado.

Tal vez mis palabras te transmitan cierto desasosiego en cuanto a la opción de trabajar en el astral, pero no te preocupes. De la misma manera que en el plano físico tomas ciertas medidas para protegerte, como cerrar la puerta, no invitar a nadie desconocido a tu casa y trabajar dentro de tu Espacio Sagrado, defenderte en el inmaterial también es coser y cantar. Pero me consta que te puedes olvidar de los pasos más básicos cuando trabajas en un entorno nuevo.

Merece la pena que visites el templo en diferentes fases lunares y horas del día y que te fijes en lo diverso que puede llegar a ser el entorno y las energías presentes. Cuando te acostumbres a ellas, podrás transformarlas según te convenga y visitar el astral en horas distintas a las del plano material. Supongo que la mejor manera de conseguirlo es que consideres que tu viaje al templo es uno en el que te mueves tanto física como temporalmente. El efecto es similar al que utilizan en las películas cuando las nubes cruzan a toda prosa el cielo o el día se convierte en noche en escasos segundos. Si lo visualizas así en el astral, podrás cambiar la hora mientras estés allí. Y, con la práctica, serás incluso capaz de alterar la estación de año o el año mismo. Te aviso, no obstante, de que cuanto más te alejes del ahora, tanto menos precisas serán tus impresiones.

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PRÁCTICA 3

Cambiar la Hora

Prepárate de la forma habitual creando el Círculo Interno e inicia el camino a tu templo. Haz una parada y adelanta el tiempo desde el ahora; así, si abandonaste el plano físico durante el día, conviértelo en noche o viceversa. Cuando creas que lo has conseguido, sigue el viaje y, una vez dentro del recinto sagrado, examina si las impresiones que tienes son las mismas que cuando visitaste el lugar a esa hora pero sin que hubieras cambiado nada. Acuérdate de revertir el proceso durante el regreso para llegar al plano físico en el tiempo en el que lo abandonaste.

Te aconsejo que inviertas los cambios que hagas para no trastornar el ritmo interno de tu cuerpo. Y esto, como tantas otras habilidades y técnicas de la brujería, les cuesta poco a algunas personas, mientras que otras tienen que practicar hasta que lo consiguen. Parte de la dificultad está en que nuestra mente puede trabajar a distintos niveles al mismo tiempo y, cuando probamos algo nuevo, una zona del cerebro actúa como lo haría un observador. No obstante, para que la magia funcione, toda la mente debe estar centrada en la tarea que tiene entre manos. De modo que si llega un momento en el que te das cuenta de que empiezas a preguntarte cuándo sentirás o notarás «algo diferente», es que no estás totalmente concentrada. Se parece mucho al «quererse» dormir: cuanto más piensas en ello, más despierta estás, pero si te centras en no estar «pendiente» del proceso, te duermes.

En cualquier caso, crear y usar un templo es sólo una de las cosas que puedes hacer en el plano astral. Cuando ya te sientas cómoda visitando y utilizando tu Espacio Sagrado, entonces podrás trabajar allí de otras maneras. Una que se menciona mucho son los viajes astrales, que, como su propio nombre indica, te permiten viajar a distintos lugares. Éstos pueden hallarse en el mismo plano o en el físico. Deberías empezar por aquellos que conozcas. Úsalo para hacer una visita a tus compañeras brujas, para comprobar cuáles han sido los efectos de un hechizo y, al combinarlo con el movimiento en el tiempo, para examinar cuáles serán los resultados potenciales de un acto mágico concreto. No está bien que lo emplees, por ejemplo, para espiar o vigilar a otros, y te advierto que incluso la persona menos sensible se da cuenta de que está siendo observada aunque no pueda explicar claramente lo que percibe ni por qué.

VIAJES ASTRALES

Los viajes astrales o la proyección astral implican que separas tu forma mental o astral de la física y que, sirviéndote sólo de la mente, viajas de un lugar a otro. Tienes que recordar, sin embargo, que como en cualquier otro trabajo que desarrollas en el plano inmaterial, también en estas ocasiones debes protegerte adecuadamente. Además, al contrario de lo que puedas haber leído en algunos libros de ficción, tu cuerpo físico no corre el riesgo de quedar ocupado o poseído por las «fuerzas del mal» mientras deambulas por ahí, y tampoco estarás a merced alguna interrupción, como que alguien entre en la habitación o que empiece a sonar el teléfono. Te sentirás, eso sí, ligeramente desorientada durante un momento. No temas perderte en el astral porque la mayoría de la gente asegura que sus formas física y mental están unidas por una línea o cuerda de luz y, aunque no todos puedan verla, sí que son conscientes de la fuerte unión. Muchos consideran que es más fácil cuando te esfuerzas en no fijarte en tu yo inmaterial. Algunos describen el instante de la separación como una especie de brusca transformación, existen unos cuantos que, al darse cuenta de lo que han logrado, regresan automáticamente a su cuerpo físico. No te preocupes, es algo muy habitual durante los primeros intentos, pero debes perseverar.

Las primeras veces trata de trasladarte de una habitación a otra dentro de tu casa. Al principio te resultará más sencillo visualizar el viaje entre dos sitios como lo harías en la realidad. De modo que si estuvieras trabajando en una sala, lo que tendrías que hacer es enviar tu yo mental al otro extremo de la misma, hasta el pasillo, bajando las escaleras y metiéndose en otra estancia distinta.

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PRÁCTICA 4

Prepárate como lo harías si estuvieras a punto de acudir al templo astral. Visualízate levantándote de tu cuerpo físico, de forma que flotes por encima de él. Mira hacia abajo y observa en qué postura yaces o estás sentada, fíjate en las cosas que están a tu alrededor y disfruta de la sensación de ser tan ligera como una pluma. Ahora trasládate a otro lugar de la casa, rememorando los pasos y el camino como si anduvieras hasta allí físicamente. Si puedes, escoge una habitación en la que haya estado otra persona después de ti, esto te ayudará a comprobar si ha movido algo. Una vez hecho, regresa por el mismo camino y desciende con suavidad hasta volver a meterte en tu cuerpo. Cuando estés preparada, abre los ojos y, o bien te frotas los brazos y las piernas, o comes y bebes algo para conectar con la tierra. Al terminar, vete a la habitación que visitaste en tu viaje astral y comprueba si está como la has visto.

Este ejercicio es mucho más fácil de hacer si puedes confiar en una compañera bruja y trabajar con ella. Pídele que cambie las cosas de lugar o visitaos mutuamente. SI has creado un Círculo protector alrededor del sitio en el que te encuentras o de la casa, tendrás que abrir temporalmente una entrada para permitirle acceder (puedes cerrarla después). Cuando eres tú quien recibe la visita, relájate con los ojos cerrados y comprueba si puedes detectar la presencia de quien ha ido a verte. Os puede ayudar apuntar la experiencia y luego intercambiar los apuntes para completároslos mutuamente.

De vez en cuando notarás que mientras trabajas o viajas por el astral, tus pies no tocan el suelo o que te deslizas hacia abajo o arriba en lugar de subir peldaño a peldaño una escalera. Comprobarás también que eres capaz de atravesar las paredes, los suelos, los techos, etc. Ninguna de estas cosas te supondrá una barrera en el plano inmaterial. Cuando te hayas acostumbrado a ello, podrás tomar atajos traspasando los obstáculos físicos. De hecho, después de practicar un poco, verás que puedes llegar a tu destino con solo pensarlo.

Es posible que veas sombras a tu alrededor durante tus viajes. Es mejor que no curiosees. Al cabo de cierto tiempo podrás reconocer e identificar algunas de estas cosas y, si te sientes preparada, podrás interactuar con ellas. Te he dicho en otras ocasiones que allí puedes encontrarte con muchas y muy variopintas entidades. A continuación te hablaré de las habituales.

Oirás también hablar de los «espíritus guía». Ciertas personas creen que en el astral hay seres que o bien están predestinados o los puedes convencer para que te guíen por el plano espiritual. Por lo general son los espiritistas y los médiums los que acuden a ellos para abrir canales entre el mundo de los vivos y el de los muertos. No obstante, como en la brujería no invocamos o llamamos a los espíritus de aquellos que han fallecido, las brujas, salvo casos muy excepcionales, no empleamos los servicios de los espíritus guía. Pero los percibirás de manera ocasional en el plano astral. Éstos no son lo mismo que los animales totémicos, que te pueden acompañar hasta allí y que te ayudarán y protegerán.

Y siguiendo con el mismo tema, creo que debo hacer hincapié en lo desaconsejable que es que juegues con la ouija. Ésta suele ser un tablero o una tela con letras y números. Un vaso o puntero les sirve a los espíritus para comunicarse con aquellos que la utilizan. Puede ser muy peligroso porque haber una puerta a su mundo y alientas a lo que sea que haya al otro lado a que la cruce. Por no decir que los espíritus que quieren entrar en el nuestro no suelen ser los más recomendables.

Algunas veces, aunque pocas, los planos astrales o psíquicos se cuelan en nuestro subconsciente a través de los sueños. Así predecimos ciertos acontecimientos o averiguamos cosas que no sabíamos. No obstante, y por lo general, la mayoría de nuestros sueños están relacionados con la vida diaria. Muchos aseguran que nos sirven para asimilar las experiencias que hemos vivido a lo largo del día, y si lo piensas bien, lo más probable es que encuentres una explicación bastante mundana para aquellos que parecen auspiciar grandes acontecimiento. Por ejemplo: el tótem de mi marido es una urraca, y otra noche soñé con dos de ellas. ¿Era quizá un símbolo de buen augurio? Puede ser, ¡pero tengo la sospecha de que tenía que ver con un anuncio que vi en televisión y en el que aparecían dos de estas aves! De modo que, aunque merece la pena averiguar cuál es el significado de los sueños, también tenemos que recordar que muy pocos serán otra cosa que un reflejo de nuestra actividad cotidiana.

Otra manera de hacer viajes astrales es cambiando de forma, es decir, mediante la habilidad de transformarse en un pájaro u otro animal. No tiene nada que ver con los hombres lobo o con los efectos especiales de las películas en las que una persona se convierte literalmente en un animal, perdiendo su personalidad humana y volviéndose un «monstruo» en el proceso. Se trata más bien de poner una parte de nuestra mente dentro del animal en cuestión, pero sin desplazar la suya. Las brujas ancianas lo llaman «cabalgar», aunque Terry Pratchett ha acuñado un término más preciso: «préstamo». Se hace para experimentar el mundo a través de los ojos de esta criatura, para conocer otros puntos de vista y ganar perspectiva. Puede parecerte, además, bastante interesante ver las cosas con la mirada de tu tótem. Resulta muchísimo más fácil de hacer con una mascota o, incluso mejor, con tu familiar. Si empiezas con un animal con el que mantengas un vínculo fuerte, te será menos complicado. Más adelante, cuando ya vayas dominando la técnica, puedes hacerlo con otros.

Creo que éste es un buen momento para decirte cuáles son las diferencias ente una mascota y un familiar. En primer lugar, e independientemente de lo mucho que lo quieras y lo importante que sea en tu vida, debo decir que no todos los animales de compañía son o puede ser familiares. Y, por ende, no todos los familiares son mascotas. Los de compañía son aquellos con los que compartes tu existencia, de los que te preocupas de sus necesidades físicas y emotivas a cambio de su amor incondicional, que, desde mi punto de vista, es algo en lo que salimos ganando inmensamente. Con el familiar compartes la vida espiritual y mágica. Puede ser un animal doméstico o uno que sólo exista en el astral. En algunos casos, las mascotas más queridas se convierten en familiares, pero no siempre ocurre, y no es justo obligarlas a asumir esa responsabilidad si no está en su naturaleza. Lo habitual además es que sólo se conviertan en familiares cuando son adultos o a una edad avanzada. Si notas la presencia de tu mascota en el plano astral es que también es tu familiar. Pero puedes guiarte por otras señales, como que sienta un interés por la labor mágica que realizas en el plano físico, ¡y esto no significa que aparezca justo cuando huele a comida! Un auténtico familiar acudirá voluntariamente cuando empieces a trabajar, pero no te interrumpirá, ni se pondrá en medio, ni tampoco saldrá huyendo con tu varita. Asimismo, se quedará a tu lado cuando medites y cuando leas o estudies brujería.

Tienes que recordar, en cualquier caso, que estos animales tienen sus propias vidas y que no debes interferir en sus ritmos naturales. Al cabalgar en su mente, su seguridad dependerá de que puedan servirse de sus instintos y habilidades básicos. Aunque les puedes sugerir qué dirección tomar o adónde dirigirse, tendrás que tener cuidado de no llevarlos a sitios peligrosos o de exponerlos a los depredadores u otras amenazas. Así, por ejemplo, no obligue a un gato a cruzar una calle concurrida o a que atraviese un jardín en el que haya un perro grande. Estarás en su mente porque trabajarás desde el astral, pero su cuerpo sigue en el físico. Por todas estas razones te conviene hacerte a la idea, por lo menos al principio, de que eres como un viajero pasivo, hasta que te acostumbres al mundo visto desde su perspectiva.

Una de las mejores maneras de abordar el cambio de forma es que cojas a tu mascota en el regazo o que se tumbe a tu lado en la cama y que la acaricies hasta que las dos estéis muy relajadas. Mientras te centras en el animal, permite que tu espíritu perciba sus pensamientos, que posiblemente tendrán mucho que ver con el contacto entre vosotros dos. Si tu mascota se marcha o te parece que se siente incómoda, déjalo inmediatamente y prueba en otro momento. Después de unos cuantos intentos verás que comienzas a apreciar lo que te rodea desde su punto de vista. Recuerda, además, que los gatos y los perros tienen un oído y un olfato bastante más agudos que los de los seres humanos. Los perros, de hecho, distinguen el olor de una manera completamente diferente, similar a unas auras de colores muy brillantes, mientras que su percepción del color físico es casi inexistente.

Poco a poco te será más fácil sintonizar con tu mascota y podrás sumergirte en su mente en distintos momentos. Lo siguiente que puedes hacer es meterte en ella cuando se esté alimentando o realizando alguna actividad diaria. Y, más adelante, si ambas os sentís cómodas, prueba a salir al exterior. Cuando ya lleves mucho practicando y estéis muy acostumbradas la una a la otra, empieza a sugerirle hacia dónde ir. A estas alturas ya te harás dado cuenta de que, sobre todo por razones sociales, los gatos son mejores para esto; un felino puede vagar tranquilamente por ahí, mientras que un perro no es buena idea soltarlo para que vaya allí donde le plazca o te apetezca a ti. Debes tomarte las cosas con calma porque en cuanto el animal se sienta a disgusto, querrá expulsarte de su mente a toda costa y te será imposible volver a entrar en algún tiempo. Dedica al menos un mes para cada etapa del proceso; primero acariciándolo y relajados, luego moviéndoos por la casa, después por el exterior y finalmente indicándole el camino y lo que debe hacer. Por regla general, te llevará aproximadamente un año que un animal te permita voluntariamente que cabalgues con él cuando tú quieras.

Si no tienes una mascota en casa las cosas se te complicarán bastante, porque tendrás que enviar a tu parte astral en busca de un animal que se preste a que cabalgues en su mente. Te será de ayuda alimentar regularmente a las criaturas y aves que habiten en tu vecindario. Con esto no te quiero decir que debas cogerlos y domesticarlos, sino que acabarán acostumbrándose a tu forma astral si la física cuida de ellos a menudo. En este caso, en lugar de intentar meterte directamente en sus mentes, lo que tendrás que hacer es proyectar tu espíritu a su entorno. Una vez más la clave está en dedicar mucho tiempo y en no tratar de acelerar el proceso. Te puede llevar muchos meses que una criatura salvaje se acostumbre a tu presencia astral y más aún que te permita cabalgar con ella.

Todas las técnicas de trabajo astral requieren que practiques y que perseveres continuamente. Por lo general, la gente tiene que dedicarse a ello de forma regular y durante varios meses, a veces incluso años, antes de que las cosas empiecen a funcionar bien. Pero merece la pena porque esto va a impulsar tu magia, literal y metafóricamente, hasta otro nivel. Después de practicar con frecuencia los ejercicios a través de la visualización, algunas personas se percatan de que no han notado la transición desde el plano físico al astral hasta que están de regreso.

Autodedicarse en el astral

Si todavía no lo has hecho, tendrás que crear el templo astral, porque este ritual tendrá lugar allí. Es posible que ya te hayan iniciado o que hayas llevado a cabo una auto-dedicación en el plano físico, pero te recomiendo que lo repitas en el templo.

Viaja hasta él como sueles hacerlo o como te he sugerido, tomando siempre las debidas precauciones. Una vez allí, prepáralo todo para una fiesta especial; enciende todas las lámparas o velas y pon flores o algún otro elemento decorativo. Coloca en el altar un poco de tu aceite favorito y, frente a él, un recipiente grande y bonito repleto de agua. No olvides verter el vino en el cáliz. Llama a la Diosa y al Dios para que re presenten allí para apoyarte, protegerte y guiarte. Cuando estés segura de que están junto a ti, pídeles que bendigan y consagren el aceite que tienes en el altar. Una vez hecho, añádelo al agua. Quítate toda la ropa y báñate de los pies a la cabeza. Mientras lo haces, recuerda que el agua se llevará consigo todos tus dolores y pesares, las preocupaciones y las molestias que sientas en el plano físico, de tal forma que quedarás limpia por dentro y por fuera. Lo siguiente que debes hacer es ungirte con el aceite y secarte al aire en la calidez del templo. Vuelve a vestirte y, si lo deseas, ponte ropa limpia. Si recuerdas cuál fue tu juramento o tu auto-dedicación, quizá quieras repetirlo en este momento. Coge ahora el cáliz con el vino y, ofreciéndoselo a la Diosa y al Dios, pídeles que bendigan toda tu magia. Bebe un sorbo y vierte el resto en los límites de tu templo. Al finalizar este paso, dale las gracias a las deidades y, si te apetece, dedícate un rato a la meditación. Por último, recoge y limpia el lugar y regresa al plano físico como sueles hacerlo habitualmente.

Ahora que cuentas con algunas habilidades nuevas, ha llegado el momento de que retomes el tema del quinto elemento y que utilices tu capacidad y experiencia para acercarte más a la Divinidad.