Pese a que es perfectamente posible que hagamos nuestros hechizos y magia en un plano astral o psíquico sin utensilios o equipo de ningún tipo, a la mayoría nos resulta más sencillo si no hacerlo todo con material, por lo menos combinarlos. Las herramientas nos ayudan a centrarnos en el propósito del hechizo y en su objeto. Nos permiten hacer un encantamiento que otros puedan activar cuando lo consideren conveniente. Nos recuerdan las características básicas de la brujería y el lugar que ocupan en nuestra magia.
Estos métodos nos sirven también para crear la atmósfera y el entorno más adecuados para llevar a cabo el objetivo mágico y acumular la energía, la concentración y la fortaleza necesarias. Cuando trabajamos en grupo, nos ayudan a mantenernos centrado en la misma cosa a la vez. Aunque, en realidad, muy pocos son realmente esenciales. Si crees que puedes trabajar sin ellos, hazlo, pero si te ocurre como a mí, que te gusta facilitar las cosas cada cierto tiempo, utiliza entonces aquellas que te sean más útiles.
En términos generales, las herramientas mágicas se dividen en tres grupos:
Como me gusta dejarlo todo muy claro, hablaré de los tres a lo largo de este capítulo, aunque estoy segura de que a estas alturas ya estarás bastante familiarizada con los de la primera categoría. Los otros dos los trataré más al detalle porque, básicamente, a ellos les corresponde esta sección. Con algunos ya habrás trabajado y otros puedes no conocerlos o llevar tiempo sin pensar en ellos. A muchas brujas les ocurre que acaban cayendo en una especie de rutina mágica en la que se dedican a realizar siempre los mismos hechizos y a emplear las mismas técnicas, con sus debidas variaciones, para casi cada acto de magia que llevan a cabo. Y esto es perfectamente comprensible porque solemos desarrollar unas preferencias hacia algunos tipos de conjuros, quizá porque los hemos probado y sabemos que funcionan o porque el método en cuestión se adapta mejor a nuestra forma de vida. No obstante, a veces nos empecinamos en una cosa y olvidamos que existen otras alternativas.
Los utensilios de la Brujería
Como este libro está orientado a las brujas que ya tienen cierta base y experiencia mágica, me limitaré a describírtelos brevemente:
Existen además otras herramientas como el báculo y el bidente, aunque se emplean menos hoy en día. Usamos, por otro lado, cosas más prácticas, como las cerillas, los apagavelas, etc, que de sobra sabemos para qué sirven, y también ciertos objetos que velan por la seguridad, como las palmatorias o candelabros y, si pretendes encender fuego dentro de casa, cubos de agua para apagarlo en caso de que se descontrole. Creo que no debería recordarte que tienes que mantener todos los utensilios en buenas condiciones y limpios para que funcionen como es debido.
PRÁCTICA 1
Piensa en las herramientas mágicas que has ido adquiriendo a lo largo de tu aprendizaje y también en las que te gustaría tener más adelante. Puedes hacerlo mentalmente, escribir una lista o sacarlas directamente. Repasa los usos que les has dado; esto te puede parecer interesante porque tenemos tendencia a utilizar las cosas nuevas cuando las adquirimos, pero al final, solemos limitarnos a emplear las que ya conocemos y que sabemos que son efectivas. Reflexiona sobre le esenciales y útiles que son para tu trabajo y en cuánto apoyo crees que te proporcionan.
Como cada cual tiene sus preferencias, no existe una respuesta concreta para este ejercicio. Imagina, por último, que te vas de casa sin llevarte contigo cualquiera de tus utensilios y de pronto te surge la necesidad de hacer un hechizo. ¿Con qué podrías sustituirlos?
VÍNCULOS CON EL SUJETO
Si trabajas para ti, para alguien que conoces bien y al que te resulta fácil visualizar, o para una persona que esté presente, lo más probable es que no necesites ningún vínculo físico para llevar a cabo tu magia. Pero si el sujeto está lejos, apenas has tenido trato con él o no lo conoces en absoluto, entonces te hará bien contar con una conexión tangible. Como son nuestra concentración y energía interiores las que ponen en marcha la magia, cuanta menos atención y energía dediquemos a la persona, tanta más podremos dirigir al acto mágico en cuestión. Existen tres tipos básicos de vínculo:
Bautizar un objeto
El proceso de otorgar un nombre es muy similar a los anteriores e independiente del empleo del fith-fath, de la fotografía o de algo que hayas creado personalmente. Lo habitual es que lo prepares fuera del Círculo y antes de los ritos, y que el bautizo tenga lugar dentro del Espacio Sagrado y durante la primera parte del hechizo. Yo prefiero, siempre que tengo ocasión, hacer el objeto el día anterior, porque encuentro que una noche de meditación previa me ayuda a concentrarme más en el bautizo.
Una vez que hayas creado el Espacio Sagrado, pasarás el objeto por cada elemento recitando las siguientes palabras:
Convoco al elemento del Aire (Fuego, Agua, Tierra) para que atestigüe que yo (tu nombre) bautizo este (el objeto que sea) a través del elemento del Aire (Fuego, Agua, Tierra). Y que se ha convertido en (nombre que le das) dentro de este Círculo y en estos ritos. Ésta es mi voluntad. Bendita sea.
Mientras llevas a cabo esto, visualiza la esencia del sujeto entrando y transformándose en uno con el vínculo. Es evidente que tendrás que hacer algunos ajustes según los objetos que utilices; por ejemplo, podrás sumergir un sólido en agua sin problemas, pero si utilizas papel bastará con que lo salpiques ligeramente; además, cualquier cosa inflamable o de metal deberás pasarla por encima de la llama de una vela y no a través de ella.
El segundo paso es que lo sostengas con ambas manos y se lo presentes a la Diosa y al Dios diciendo:
Diosa y Dios todopoderosos, yo (tu nombre) os presento esto como (nombre que le has dado al objeto), al que he bautizado a través de los elementos del Aire, el Fuego, el Agua y la Tierra y frente a vuestra atenta mirada. Os pido que la magia que lleve a cabo sobre él alcance sin dilación su auténtico destino. Benditos seáis.
Para sellar el bautizo, dibuja un pentáculo de invocación sobre el objeto. Si se quiere, se puede trazar imitando la disposición de los números en la esfera de un reloj. EL orden de las puntas sería el siguiente: 12, 7, 3, 5, y 12. Recuerda que necesitarás las seis puntas para completar las cinco líneas del pentáculo.
A algunas brujas también les gusta consagrarlo con aceite y, si te complace la idea, te sugiero que lo hagas después de pasar el objeto por los elementos, pero antes de presentárselo a las deidades. Úngelo con el aceite dentro de un pentáculo de invocación y di lo siguiente:
Unjo esto con el aceite, tan preciado por los antiguos dioses, que ahora seas en verdad (el nombre del sujeto) y un conducto de la magia para (di cuál es el propósito de tu hechizo). Bendito seas.
Cuando hayas completado el bautizo podrás realizar el conjuro pertinente.
Si has bautizado correctamente al objeto, pasará a convertirse en la persona en ése y en otros tantos círculos. Cualquier hechizo que hagas le llegará al sujeto para el que lo hiciste; se trata, como ves, de una magia empática. Al completar el conjuro y deshacer el Círculo, mantenlo intacto hasta que estés segura de que todo ha funcionado de la manera esperada porque quizá tengas que recurrir a él nuevamente para reforzar los efectos. Pero, en cualquier caso, deberás cuidarlo mucho porque representa una fuerte conexión con el individuo y su bienestar es tu responsabilidad. Si sufre algún daño accidental, por ejemplo, caerse, no ocurrirá nada pues sólo responde a la intención mágica. No obstante, las acciones deliberadas que se lleven a cabo dentro de un Círculo, incluso aunque las haga otra persona, sí repercutirán sobre él. Ésta no es una cuestión de confianza, pues recuerdo que, en una ocasión, una de mis compañeras brujas estuvo a punto de utilizar un fith-fath pensando que no le pertenecía a nadie. Y esta equivocación tan simple se repite con mucha más frecuencia cuando lo que se emplean son cosas como las velas o las piedras. ¡Así que lo mejor es que lo guardes todo a buen recaudo!
PRÁCTICA 2
Escoge a tres personas a las que conozcas muy bien. Concibe para cada una de ellas tres métodos que te sirvan para crear un vínculo mágico. Esto significa que deberías terminar el proceso con nueve conexiones distintas. No te limites a utilizar los que te he proporcionado, inventa algunos nuevos. Examina qué vínculo tienen mayor relación con los individuos para los que los hiciste.
Al igual que en el ejercicio de los utensilios, verás que te sientes más cómoda con unas técnicas que con otras. Toma nota de cuál o cuáles son las que más te complacen.
MÉTODOS MÁGICOS
En este apartado no hablaré sólo de los objetos a través de los cuales canalizas la magia, sino también de qué uso puedes darles. Aunque los abordaré de una forma independiente y te proporcionaré algunos ejemplos sobre cómo debes emplearlos, no son ni muchísimo menos exclusivos; podrás, si lo deseas, adaptar los métodos con otras finalidades distintas. Cuantas con la posibilidad, además, de combinarlos e incluso de crear unos nuevos. En los hechizos, por ejemplo, te he facilitado pistas sobre cómo hacerlos, pero ahora ya estarás más que familiarizada con lo que necesitas para llevarlos a buen término tú sola.
Magia con velas
Las brujas solitarias son las que más recurren a las velas para hacer sus hechizos porque son fáciles de conseguir y sus efectos no suelen defraudarlas. No sufren además el acoso o los comentarios despectivos de sus amigos o familiares, porque muchísimas personas utilizan las velas como objetos decorativos. Pueden inscribir sigilos y/o ungirlas con aceite para aumentar sus propiedades, además de combinarlas con otras cosas como los cristales. Las velas se escogen por su color para incrementar sus efectos, aunque las blancas son polivalentes; sirven para todo. Algunos opinan que las fabricadas sólo con un color son mejores que aquellas bañadas con una capa de ese mismo tono, pero cuyo núcleo es, sin embargo, blanco. La mayoría de las brujas suele tener guardado un surtido de velas para utilizarlas en sus hechizos. Estas, además, tienen la ventaja añadida de que no requieren grandes ni complejos preparativos.
Entre los ejemplos en los que se emplean las velas para usos mágicos están los siguientes:
Si preparas la vela con un propósito concreto, no debes utilizarla para otra cosa. Si tu intención era realizar un conjuro concreto pero luego la empleas para otro distinto, ¡lo más probable es que obtengas como resultado un efecto mágico confuso! Asimismo, evita usarla como elemento decorativo, a menos que lo que quieras sea intensificar la magia en un momento dado. Si haces tus propias velas, podrás servirte de los despojos de otras que ya hayas empleado en algunos hechizos, siempre y cuando te acuerdes de hacer el pentagrama de destierro (utilizando, como te he explicado antes, los números de la esfera de un reloj: 7, 12, 5, 9, 3, 7) sobre la cera derretida.
Creo que no está de más que te advierta que debes ser extremadamente cuidadosa y responsable cuando lleves a cabo tu magia con las velas, pues éstas son las responsables de más de un incendio doméstico. Deben estar siempre en un candelabro o en una palmatoria segura, alejadas de tejidos inflamables y de las corrientes de aire. Lo ideal sería, además, que las colocaras encima de algo incombustible y que no quede dañado por las gotas de cera caliente que pueden caer sobre él. Si trabajas con ellas encendidas, asegúrate de situarlas de una forma que no tengas que colocarlas, pasar por encima o rodearlas para nada. No debes dejarlas nunca desatendidas y tampoco consumiéndose mientras duermes.
Magia con fith-faths y muñecas
Como ya he dicho antes, los fith-fath suelen estar hechos de cera o barro. Los mejores son los que haces tú misma porque visualizas el objetivo del conjuro en el proceso de fabricación. No obstante, tienes la posibilidad de comprarlos ya hechos (de cera) y algunos incluso cuentan con ciertas aberturas en las que podrás colocar otros detalles que tengas de la persona. Pero no te dejes tentar ni utilices los que están fabricados con materiales artificiales.
Aunque los sustantivos «fith-faths» y «muñecas» a veces se emplean indistintamente, las segundas suelen estar hechas de tela, preferiblemente con algún retal de una prenda que utilice el sujeto para el que hacemos el hechizo. En el relleno puedes incluir otros vínculos y algunos símbolos relacionados con el conjuro.
Tanto los fith-faths como las muñecas se usan en hechizos de larga duración, como por ejemplo:
Amuletos y Talismanes
Lo normal es que los amuletos sean tridimensionales, como joyas o pequeños objetos; pueden también ser piedras o imágenes no muy grandes hechas de barro o materiales similares. Los talismanes suelen ser de papel, pergamino o tela. Y, como ocurre a menudo, a estos dos términos también se los suele confundir. Ambos están concebidos para hechizos prolongados, como son los de protección, o que pretenden desencadenar un cambio permanente. Cuando su uso es personal, el amuleto se hace para llevarlo, mientras que el talismán se guarda, por ejemplo, en la cartera. Es evidente que, en este caso, la elección depende de si el individuo se siente más cómodo con una joya o si prefiere guardarse un papel. Si su objetivo es servir de protección de una casa o de un coche, el método dependerá de lo práctico que sea. Yo salvaguardo mi hogar con un talismán de pergamino adosado a la puerta, y no he escogido, en cambio, colgar un objeto cerca de la entrada porque seguramente los gatos se sentirían muy tentados de andar jugueteando con él. En el coche, sin embargo, tengo un amuleto porque la humedad del interior estropearía cualquier material orgánico.
Otros hechizos en papel y pergamino
Puedes canalizar tus hechizos a través del papel y/o del pergamino en los casos en los que quieras librarte de algo indeseado, como las viejas costumbres, los rencores muy arraigados, etc. Escribe los detalles del asunto en papel y quémalo, entierra las cenizas o deja que se las lleve el viento, aunque también cabe la opción de hacer trizas el papel y tirar los pedazos al agua de un río o en el mar.
Saquitos
Con ellos podemos hacer también hechizos de carácter prolongado. Suelen ser pequeñas bolsitas hechas de una tela de un color apropiado para el propósito y rellenas de una mezcla de hierbas combinadas específicamente para lo que pretender llevar a cabo. Los saquitos los puedes colgar en las habitaciones o en los vehículos, también ponerlos en la cama y llevarlos o guardarlos. Son una manera estupenda de entregarle un hechizo a una persona para que ésta lo utilice cuando quiera.
Magia con cuerdas y nudos
Las cuerdas y los nudos se han utilizado durante años para retrasar el efecto de los hechizos o para desencadenarlos de forma paulatina. El ejemplo más recurrente es, quizá, el del conjuro del viento que solían comprar los marineros. En este caso se preparaba una cuerda con tres nudos a la que se le insuflaba el poder pertinente. El marinero desataba el primero, el segundo y hasta el tercer nudo dependiendo de la fuerza de la brisa que le hiciera falta. Pero la magia de las cuerdas no se termina aquí; se puede usar para crear hechizos que se hagan efectivos de manera sosegada y que completen aspectos muy diversos de nuestras vidas. Cuando hablo de cuerdas no me refiero exclusivamente a ellas, lo cierto es que puedes emplear cualquier cosa que puedas atar: hilo, cable e incluso pelo. Si el hechizo exige que se deshagan los nudos, entonces conviene que lo que utilices sea lo bastante grueso como para cumplir con este objetivo. Lo ideal es que recurras a materiales naturales, no sintéticos, y que los nudos que ates tengan más de un propósito mágico; fíjate, además, en que los extremos de la cuerda estén cosidos:
Correspondencias y Sigilos
Otros dos métodos mágicos de los que se habla a menudo son las correspondencias y los sigilos.
Al igual que en otras ocasiones, tu magia no va a funcionar sólo porque utilices estas técnicas, lo que importa realmente es de qué manera lo haces.
Otros métodos
Existen tantísimas formas de llevar a cabo los conjuros que me sería imposible explicarlas todas aquí, aunque abordo algunas en mis otros libros. Lo cierto es que puedes imbuirte poder a casi cualquier cosa para realizar un encantamiento; a lo que ya he mencionado y a utensilios menos obvios como, por ejemplo, las plantas o alguna ofrenda de fabricación propia. Si deseas curar a un miembro de tu familia o a un amigo, puedes cocinarle una comida que contenga hierbas curativas e insuflarle poder al alimento. Los jabones, las sales de baño y los perfumes también constituyen un medio efectivo para canalizar un hechizo. Puedes otorgarle poder a un disco compacto o a una cinta, también a las joyas, a unas flores e incluso a unos bombones. Y como puedes almacenar tu conjuro en casi cualquier cosa, es fundamental que uses tu magia de forma segura y sabia porque la gente podría llegar a desconfiar de la buena voluntad con la que haces tus obsequios. Después de todo, muchos dicen que hay que tener mucho cuidado a la hora de aceptar un regalo de una bruja porque, a menos que confíes en ella ciegamente, ¡nunca sabes lo que le habrá añadido!
PRÁCTICA 3
Piensa en un hechizo relativamente sencillo que tuvieras previsto hacer o, si ya tenías otro en mente, toma éste como punto de partida. Reflexiona sobre cómo podrías llevarlo a cabo con cualquiera de los métodos que te he explicado. Si te ves capaz, intenta inventar una técnica nueva. ¿Cómo podrías entregárselo a otra persona, tanto directa como indirectamente, y también mediante la versión retardada, de modo que pudiera activarlo cuando quisiera?
Si has estado escribiendo un Libro de las Sombras, quizá encuentres útil revisar tus antiguos trabajos y plantearte si cabía la posibilidad de haberlos hecho de maneras distintas.
Los métodos mágicos se ven sólo limitados por tu imaginación y por tu habilidad para utilizarlos y para canalizar la energía. A pesar de lo que te han podido decir, no existen unas herramientas, vínculos u objetos que sean «correctos» para hacer magia. Imagina que pudieras viajar libremente en el tiempo y en el espacio: ¿crees que las brujas, chamanes y los demás individuos relacionados con la magia de la vieja Europa, Asia, Australasia, las Américas, etc, utilizarían todos los mismos utensilios, métodos y técnicas? Pues evidentemente no, porque tenían diferencias físicas, culturales y legales. Las brujas modernas también se diferencian entre ellas, incluso aunque vivan en la misma región, con más razón si viven en otros países. Hay otros muchos factores que influyen también en esta desigualdad; ahora, por ejemplo, uso muchas hierbas y plantas de mi jardín para llevar a cabo mis hechizos, pero antes, cuando no tenía acceso a estos ingredientes naturales, basaba casi toda mi magia en las velas. Y, como ya he dicho anteriormente, todos tenemos nuestras preferencias. Pero, aunque están bien que utilices aquellas técnicas que has probado y demostrado que sirven a tus propósitos, no debes olvidar que existen otras maneras de hacer las cosas. Si no lo tienes en mente puede llegar a ocurrirte que la magia se estanque o, lo que es peor, que te veas incapacitada para pensar en otras técnicas novedosas cuando, por alguna razón, no puedas acceder a las que empleas habitualmente.
En cualquier caso, a todas las brujas nos sucede que, en ocasiones, no podemos trabajar con objetos tangibles. Quizá porque estamos de viaje, visitando a algún amigo o sencillamente hemos decidido salir ese día. En estas circunstancias puede que no tengas la oportunidad de encender una vela y mucho menos de crear y de bautizar un fith-fath. Y es en este caso en el que debes poder trabajar en un plano completamente distinto.