[1] Hemos hecho un uso mesurado, y un poco à contre-coeur, de las memorias de Orlov en aquellos puntos que no chocan con la reconstrucción o con la evidencia documental disponible. Pero hay muchos otros, relacionados con España, que son pura y simplemente maquillaje o claras mentiras. Destacaremos las que más directamente tienen relación con el ángulo en el que se sitúa nuestro relato. <<

[2] También éste había sido el enfoque inicialmente seguido por Hitler en su ayuda a Franco. <<

[3] Los informes se encuentran en TNA: FO 371/20352 y 20353, respectivamente. <<

[4] En R. W. Davies et al., p. 368, se mencionan sólo 30 aviones. Schauff, p. 207, se inclina por 45. <<

[5] La combinación que antecede es lo que permite plantear la hipótesis de si las referencias a México no serían un código. Resulta del todo inverosímil que en el Comisariado para la Defensa no se conociese la ubicación geográfica de la base naval republicana. Se han subsanado en el texto algunos errores que se advierten en Schauff (p. 207) y Kowalsky (p. 197). Zavala (2005, p. 251) no encuentra extraño que el barco saliera de México (sic). La referencia la toma de Kowalsky (sin mencionarle) pero lo que en este último es un error disculpable se convierte simplemente en algo grotesco en el caso de un autor español. <<

[6] En ADAP, docs. 88s, se indica que no había noticias exactas sobre vulneraciones del embargo por parte soviética pero que cabía presumirlas. En el caso del Neva se pensaba que transportaba municiones. <<

[7] Incluso la noticia telegrafiada por el cónsul italiano en Odesa sobre la salida para España, el 27 de septiembre, de que el vapor Kuban (TNA: HW 12/208, BJ066530) transportaba municiones resulta sospechosa. <<

[8] Como se ha indicado en capítulos anteriores, hubo otras formas de ayuda y los suministros de combustible se hicieron desde el primer momento. <<

[9] Con frecuencia se ha escrito que eran muy optimistas. Fischer (p. 351) afirmaría, por ejemplo, que Rosenberg había urgido la necesidad de intervenir. Azaña (1967, p. 476) atribuye a los despachos del embajador la generación de un mayor realismo respecto a las dificultades con que topaba la República. <<

[10] La carta de Kaganovich en su totalidad la ha reproducido Dullin (2001, pp. 164s). Agradezco al Dr. Khlevniuk el envío de una fotocopia del original. <<

[11] Howson (p. 181) afirma que Stalin mismo dio la orden de partida. <<

[12] Renovados bríos han dado a esta grotesca teoría Radosh et al. (p. 22) para quienes el genio de la reordenación económica republicana sería, nada menos, que Stajewsky. Siguen en el surco de Krivitsky, como antes que ellos también hizo Bolloten (p. 256). <<

[13] Lo que no haremos es abordar la economía bélica tal y como se implantó en los sectores productivos y en el comercio exterior. No es que no se trate de temas menores, es que saldrían del marco de esta obra. <<

[14] Negrín falleció, en 1956, cuando había empezado a redactar notas sueltas para unas memorias que nunca llegó a elaborar. Se conservan algunos retazos. Éste procede de sus archivos parisinos. Naturalmente, la referencia a que el adversario contó desde el primer momento con todos los arsenales no es correcta pero no es menos cierto que poco a poco fue haciéndose con ellos, bien por captura inmediata de los centros de producción (por ejemplo, los astilleros en Galicia, la fábrica de Placencia de las Armas) o en la campaña del norte, bien por la del material de unas fuerzas republicanas que al principio derrotaba con facilidad. <<

[15] Esta comunicación anodina es muy importante, porque revela que en ese día Winzer se encontraba en Madrid. Más tarde veremos que Negrín se equivocó al respecto en uno de sus apuntes escrito veinte años después. ¿Pudo tratarse de una comunicación en código? Para mi es dudoso y habría que demostrarlo. <<

[16] Quien lo desee puede consultar a tal efecto el capítulo I de Viñas et al., debido esencialmente al esfuerzo conjunto de Fernando Eguidazu y Senén Florensa. <<

[17] Nada de ello es óbice para que Martínez Barrio (p. 381) le tratata de «oscuro ministro de Hacienda». <<

[18] En sus apuntes, no publicados, «Mis recuerdos de Don Juan Negrín», repetidamente citados (FCJN). <<

[19] También Schlayer (pp. 84s) se refiere a la intercesión de Negrín, a petición suya, para que, en los sangrientos días de noviembre, fueran liberados los parientes de uno de los grandes banqueros españoles. <<

[20] El 19 de abril de 1955 Franco dijo a su pariente y amigo: «Recibí a Arburúa cuando salió de la zona roja y me entregó documentación ampliada con todo género de detalles relacionados con el robo del oro. Entonces Arburúa era un funcionario modesto que nada pudo hacer por evitar tal atropello que fue un acto de fuerza del Gobierno Rojo, amparado por la guardia civil (sic)»(Franco Salgado-Araujo, 1976, p. 100). Naturalmente es difícil saber si esta estupidez la dijo o no Franco en estos términos. Lo que sí está claro es que Arburúa (uno de los más eficientes ministros de Comercio en el franquismo) era, en el verano de 1936, jefe de cambios del COCM y acababa de ascender a subdirector del mismo. Un funcionario que sólo era modesto si se le medía por los altos patrones del Jefe del Estado. <<

[21] En AFCJN se conserva una parte de su correspondencia en 1953 con el embajador Bowers, cuando éste quiso aclarar con él algunos puntos de cara a la publicación de su libro. Sus afirmaciones sobre la CNT y el POUM no fueron positivas. <<

[22] Aunque la nota no la identifica debió, sin duda, de tratarse de Matilde de la Torre, diputada socialista. <<

[23] Este episodio se encuentra en TNA: FO 371/20535, bajo el expresivo título de «Attitude of the Basque Nationalists towards the Spanish Government». Ilustra, ciertamente, la tesis de que, «al oscilar todavía entre el tradicionalismo y la aceptación plena de la democracia liberal, el partido tenía tanto miedo a la revolución como al centralismo de la derecha»(De Pablo y Mees, p. 169). <<

[24] Naturalmente, los cuervos del mercado internacional estaban a la caza y captura. Se conservan indicios de una oferta, por ejemplo, hecha al Gobierno republicano por una empresa de Amberes interesada en adquirir el stock de joyas de que pudiera disponer. AMAEC-AB: caja 123/carpeta 3. <<

[25] Es absurdo pensar que este tipo de medidas pudiera deberse a incitaciones soviéticas, a no ser que se haga caso omiso de la considerable experiencia republicana en materia de control de cambios y de reglamentación del comercio exterior. Sin embargo, la idea perdura hasta el momento (Beevor, p. 235). <<

[26] También, hay que suponer, porque dificultaba las mil y una triquiñuelas que se utilizaban para burlar las disposiciones o aprovecharse de sus agujeros. Un ejemplo de las corruptelas seguidas se encuentra en las informaciones suministradas por el vicecónsul de Noruega en Valencia al Departamento de Extranjero del Banco de Inglaterra el 22 de septiembre de 1936 (ABI: OV61/2). <<

[27] Este fenómeno no sólo se observa en la gestión de los servicios productivos sino también en las finanzas. El 21 de octubre de 1936 un tal Francisco Aumatell Tusquets, abogado, envió a Negrín unas «sujerencias (sic) para un proyecto de estabilización monetaria», bajo el eslogan «defensa económica en la lucha contra el fascismo», que era un auténtico engendro. Las medidas preconizadas incluían un nuevo sistema monetario en el que las monedas de plata (como las de cuproníquel y bronce) no tendrían valor intrínseco y la anulación de los seguros de vida. El comercio exterior sería ejercido por el Estado «o por quien hiciere sus veces». En AJNP. <<

[28] Por orden del 23 de agosto. Las disposiciones de los sublevados, paralelas a las republicanas, se recogen en Viñas et al., vol. I, pp. 144ss. <<

[29] Según datos comunicados por el gobernador Nicolau d’Olwer el 27 de octubre de 1936. Se trataba de los entrados en el Banco de España. Faltaban los ingresos de algunos bancos y lo que ya se había recogido en las sucursales. <<

[30] Datos tomados de un recorte de prensa, sin indicación de origen, firmado por M. G. Mitzakis, que se encuentra en CHAN, fondo Auriol, 552 AP/19. <<

[31] Las explicaciones de Beevor (p. 717) son un tanto confusas y no entran en el meollo de la cuestión. <<

[32] Remachando las críticas de que más tarde se haría eco Negrín, a tal efecto Zugazagoitia recordó poco después de terminada la guerra que (pp. 316s) «juzgando por peticiones de divisas, para adquisiciones de material, que le eran diferidas o regateadas, Prieto calculaba que nuestra penuria bordeaba la ruina. Estos vaticinios suyos no alcanzaron a tener confirmación y sus peticiones, retrasadas o disminuidas, acababan por ser satisfechas. El volumen de esas peticiones solía ser considerable y no era menor el de las que formulaban otros servicios para la adquisición de víveres y materias primas […] La Hacienda pudo sostener los gastos de la guerra durante otro año más, sin que su pérdida deba atribuirse a falta de recursos. Ignoro como él, y sus colaboradores, pudieron hacer cara a tan copiosísimos deberes». <<