[1] Largo Caballero se encontró con condiciones bastante precarias. En Presidencia, por ejemplo, había para gastos reservados un remanente ridículo de 24 000 pesetas. Cuando cesó, el 17 de mayo de 1937, disponía de algo más de 129 000. Se traen a colación estos datos (AJNP) para indicar que la contabilidad republicana no era necesariamente mala. El problema es que ha desaparecido. <<
[2] Esto ya lo afirmó Álvarez del Vayo (1963, p. 237) aunque no se le hizo mucho caso. En el Politburó se aceptó, como mal menor, intentar una transformación del Gobierno Giral en un Gobierno de defensa o de unidad nacional encabezado por él mismo (Banac, p. 28). Naturalmente, lo que se pensaba en Moscú no tenía por qué ser la variable principal en torno a la cual gravitase la evolución política republicana, algo que suelen olvidar muchos anticomunistas de toda la vida. <<
[3] Bayerlein, p. 126, transcribiendo la entrada correspondiente al 2 de septiembre del diario de Dimitrov. Banac, p. 28, lo ha traducido indicando que la ayuda «se discutiría adicionalmente» en el Politburó. En Dimitrov-Pons, p. 43, se afirma que lo abordaría «posteriormente». Esto último es lo que nos parece más exacto. <<
[4] En esta obra no se procederá a una exégesis de los informes del GRU en el plano militar. Lo que cuenta es subrayar que, para los dirigentes moscovitas, los datos que contenían debían de tener mayor importancia que las noticias publicadas en la prensa soviética a la hora de enjuiciar los problemas y perspectivas para la República en la lejana España. <<
[5] Los dos ministros comunistas fueron Vicente Uribe, que se encargó de Agricultura, y Jesús Hernández, de Instrucción Pública. Es verosímil, pero todavía no está demostrado documentalmente, que este último perteneciese ya al aparato secreto de la IC. Agradezco esta información, preciosa, a Fernando Hernández Sánchez, que está preparando una tesis doctoral sobre él. El informe se encuentra en RGVA: fondo 33987, inventario 3, legajo 845, páginas 17-19. <<
[6] Muchos observadores extranjeros concentraban su atención en la revuelta en la retaguardia, donde las cosas no eran simples. Por ejemplo, el cónsul norteamericano en Bilbao telegrafió al Departamento de Estado el 11 de septiembre e indicó que la anarquía estaba en ascenso (TNA: HW 12/207, BJ066221). <<
[7] Araquistáin, en su carta a Largo Caballero del 24 de agosto, cuadró el círculo apostando por un Gobierno de coalición que no despertase alarmas en el interior ni el exterior, que hiciera la guerra y que podría ser, «sin decirlo», «un gran gobierno revolucionario». Cómo lograrlo era un misterio. A los comunistas les asignaba Obras Públicas y/o Trabajo, en combinación con la CNT. La izquierda socialista se quedaba con Presidencia, Guerra, Gobernación, Marina o Hacienda y Estado o Agricultura. Para los socialistas moderados podría elegirse entre las cuatro últimas carteras amén de Industria y Comercio. La incoherencia teórica y el oportunismo político de tales planteamientos los ha destacado brillantemente Graham (2005, pp. 80s). <<
[8] Asumir la responsabilidad de la dirección militar fue, en mi modesta opinión, un gran error. Largo Caballero no tenía ni la edad, ni los conocimientos, ni la visión, ni la energía que exigía su doble desafío. Esto no es, sin embargo, hacer el caldo gordo a la postura comunista ulterior que reclamó virulentamente que dejase la cartera de Guerra. <<
[9] Este episodio figura en el telegrama de Madrid a Berlín del 29 de agosto. ADAP, doc. 62. La embajada norteamericana telegrafió que aviones rebeldes habían sobrevolado la capital durante tres noches seguidas para desmoralizar a la población (TNA: HW 12/207, BJ066153). <<
[10] Era mucho más exagerado afirmar que la República se encontraba bajo las garras de Moscú, interpretación que funcionaba tanto en la prensa de derechas como entre muchos analistas gubernamentales británicos y franceses. Para entonces los ejemplos de la intervención alemana eran múltiples pero no merece la pena identificarlos en esta obra. <<
[11] Tal noción la mantuvo Negrín hasta el final, la hizo pública en repetidas ocasiones y la desarrolló en sus escritos. El «malo de la película» no era necesariamente Hitler sino el Estado Mayor alemán, ansioso de controlar la posición geoestratégica de España. <<
[12] Esta perspectiva fue acentuándose con el paso del tiempo. El 25 de octubre Rafael de Ureña, secretario general del Ministerio de Estado, afirmó ante el encargado de negocios francés: «Vuestro egoísmo os perderá. Aunque no quiera batirse por defender a la España republicana, Francia va a encontrarse arrastrada a una guerra general en cuatro meses»(DDF, III, doc. 406). Se equivocó en tres años, los de la guerra civil. <<
[13] Lo cual no impidió a Barcia dedicar en términos calurosos su opúsculo a Azaña, «entrañable amigo mío». En el ejemplar que conservaba el doctor Pascua esta expresión está subrayada, como si el antiguo embajador en Moscú se sintiera sorprendido por ella. <<
[14] Si expresamos alguna duda es porque en sus memorias el propio Largo Caballero no dice nada al respecto (2007, pp. 3239-3240). Antes al contrario, afirma rotundamente que a Estado iría Álvarez del Vayo. Por lo demás, como ya hemos indicado, en los mentideros de Madrid también se había hablado de este último como futuro ministro. <<
[15] La reconvención se encuentra en AVP RF: fondo 010, inventario 11, expediente 71, legajo 53, páginas 56s. Elorza y Bizcarrondo (p. 460) han mencionado sólo una parte de este telegrama pero de tal suerte que ni ella ni los desbordamientos de Rosenberg y de Gorev son aparentes. <<
[16] Esto podría quizá indicar que a Rosenberg le habrían llegado rumores o informaciones que a Del Vayo se le pensaba enviar a Moscú. <<
[17] La nota («Formación de un nuevo gobierno por Francisco Largo Caballero») se encuentra en AHN, papeles de Luis Araquistáin, legajo 71/22. <<
[18] Largo Caballero (2007, p. 3239) lo confirma. <<
[19] Hidalgo de Cisneros (p. 192), amigo de Prieto, fue nombrado inmediatamente jefe de las Fuerzas Aéreas de la República. El puesto de subsecretario del Aire fue a parar al coronel Ángel Pastor Velasco. <<
[20] La circular se encuentra en AJNP. La segunda vez fue en mayo de 1937 cuando la Ejecutiva volvió a la carga. Ignoro si llegó a distribuirse. <<
[21] Álvarez del Vayo (1950, p. 290) alude a la independencia de espíritu de Negrín. Fue el único diputado del grupo parlamentario socialista que votó a favor de la pena de muerte contra Sanjurjo. Tres años más tarde arriesgó mucho para salvar a sacerdotes, escritores y derechistas, en medio de las pasiones desatadas tras el golpe. <<
[22] Gabriel Jackson y Enrique Moradiellos están escribiendo sendas biografías de Negrín para las que han utilizado parte del material procedente de los archivos privados que subyacen a esta obra. Serán, sin duda, cada una en su estilo una visión rompedora de los viejos clichés que siguen deformando su memoria. Un anticipo del trabajo del primero está ya disponible en el mercado. Hasta el momento, la biografía política más reciente es la debida a Ricardo Miralles. <<
[23] La preocupación de Negrín se explica también porque debía de saber que el candidato de Largo Caballero para la crucial cartera de Estado quizá hubiese sido Araquistáin. <<
[24] Y, mientras tanto, Diego Martínez Barrio, metido en temas de organización de un nuevo ejército, se había acercado al PCE o a los agentes de la Comintern en Madrid para ver si podían ayudar para que algún correligionario de la masonería francesa echase una mano en el suministro de armas. Los británicos interceptaron el mensaje enviado a Francia el 5 de septiembre. TNA: HW 17/27. <<
[25] La talla de un hombre se mide en la forma en cómo trata a sus adversarios o a sus contrincantes. Negrín se comportó con gran dignidad. Una muestra de la actitud de Largo Caballero, 1985, p. 302: «perdida la guerra todos los odios se concentran, muy justificadamente, sobre don Juan Negrín y sus auxiliares, que con una política insensata y criminal han llevado al pueblo español al desastre más grande que se conoce en la Historia de España». <<
[26] Si hacemos un uso extensivo de este discurso de Negrín del 14 de abril de 1942 es porque en él se reflejan, como en pocos otros, su filosofía política, su sentido de la historia y la destilación de sus experiencias en la guerra civil. Lo trabajó cuidadosamente. En AFCJN, carpeta 31p, se encuentran sucesivas versiones y muestras de la laboriosa redacción del manuscrito. Ossorio y Gallardo, prominente monárquico sin rey, se alineó inmediatamente (p. 233) con la línea del nuevo Gobierno, como todos «cuantos sentíamos una mínima devoción a la patria. Desde aquel momento no cabían distinciones y ser español era la misma cosa que ser republicano». <<
[27] Algo más tarde, en el mitin de Luna Park, Blum hizo una encendida defensa de la no intervención en contra de una parte de su propio partido, profundamente dividido, y de la oposición frontal del Partido Comunista (Lefranc, p. 192s; Blumel, p. 464). No dio su brazo a torcer ni se separó de la línea británica. <<
[28] Zugazagoitia (p. 169) también alude a la falta de munición en la ciudad fronteriza. Los aduaneros franceses, señala, contribuyeron a la victoria de Mola, deteniendo con malas artes el convoy. Lo mismo dijo Prieto a Nenni, según anotó éste (p. 163). El embajador norteamericano (Bowers, p. 282) menciona seis vagones de ferrocarril, cargados de armas, que la Generalitat había enviado camino de Irún por el sur de Francia y que no pudieron atravesar la frontera. El ministro vasco Manuel de Irujo (p. 215) afirmó que la pérdida se debió a diversos factores pero «fundamentalmente, por no decir exclusivamente, […] por falta de municiones. Si hubiéramos tenido municiones, no habría sido evacuada». <<
[29] El propio Largo Caballero (2007, p. 3242) recordaría que «las milicias no resistían a la artillería y aviación enemiga […] muchos milicianos iban al frente con escopetas de caza, los de la retaguardia esperaban a que cayese alguno de los de la primera línea de fuego para apoderarse del armamento». <<
[30] Al enviado de Cárdenas, Isidro Fabela, Blum le comentó que «el embajador británico vino a comunicarme que en caso de que el Gobierno francés decidiera enviar armas a España, Gran Bretaña se mantendría estrictamente neutral en el evento de un conflicto europeo» (citado en Ojeda, p. 141). No es exactamente lo mismo pero sí algo muy similar en aquellas circunstancias históricas. Va en la misma línea que las informaciones transmitidas por Jiménez de Asúa. <<
[31] En DBFP, doc. 170, nota 2, se indica que el embajador llamó la atención de Delbos sobre una información aparecida en un periódico francés en torno al suministro de armas de los milicianos al Gobierno de Madrid. Es posible, no obstante, que las explicaciones le bailen a Vidarte. En efecto, Irún había caído el 3 de septiembre por lo que también resulta verosímil que cuando se entrevistó con Blum los militares franceses se opusieran a la descarga del convoy porque ya no hubiese servido para mucho. Tal vez temieran que las armas no fuesen a parar a las fuerzas gubernamentales que estaban siendo vencidas. Con todo, la obstrucción francesa puede arrojar luz sobre las quejas de muchos combatientes republicanos de que en el frente guipuzcoano habían carecido del suficiente armamento. <<
[32] Es preciso subrayar estas manifestaciones (posiblemente el adjetivo que Largo Caballero utilizase fuera inimprimible) porque revelan: i) una clara exasperación con la política del Gobierno francés; ii) una cierta minusvaloración de sus limitaciones internas y externas; y iii) la añoranza de una línea más firme frente a la agresión de que era objeto la República. <<
[33] No fueron suficientes y, al final, Negrín tuvo que solicitar armamento soviético. <<
[34] Es posible incluso que se conocieran desde antes de la guerra, pues Auriol había visitado España en 1934 y 1935 para interesarse por la suerte de los detenidos tras la revolución de octubre y preparar un informe para las organizaciones socialistas internacionales. <<
[35] Esta reconstrucción difiere de la ofrecida por Kowalsky (pp. 196s), tanto en el plano diacrónico como en el argumental. Tampoco establece lazo alguno entre el proceso decisorio soviético y el envío de las reservas de oro a Moscú que tal autor defiende pero que no está documentado (p. 236). <<
[36] Aunque este telegrama está disponible en traducción inglesa y su texto es claro, no puede descartarse que en parte estuviera escrito en clave. Más tarde Vorochilov utilizaría el término «México» para designar a España. No cabe olvidar que se trataba de un tema de la máxima sensibilidad. Stalin, y con él la alta jerarquía soviética, estaban obsesionados por la seguridad. <<
[37] Bolívar había hecho el doctorado en medicina en Alemania y, naturalmente, hablaba alemán. Sobre su viaje a la URSS no me ha sido posible obtener informaciones fiables. Sus relaciones con el PSOE no eran buenas, según afirma Barranquero. <<
[38] Banac, pp. 31s, transcribiendo la entrada del diario de Dimitrov correspondiente al 13 de septiembre. Esta misión no pudo ser la que Krivitsky (p. 80) menciona en otro contexto: unos altos funcionarios republicanos habrían llegado en agosto a la Unión Soviética, ofrecieron grandes cantidades de oro y se les alojó durante largo tiempo en un hotel en Odesa sin que nadie les hiciera caso. En mi opinión se trata probablemente de una invención de la que han caído víctimas numerosos historiadores. El último, por ahora, es Kern (p. 62) quien todavía aceptó esta versión cuando ya se disponía de los diarios de Dimitrov en varios idiomas. <<
[39] Que entre los pilotos que entonces acudieran a España figurase, quizá, Amba es algo que no me es posible ni probar ni descartar. <<
[40] Esto no estaba lejos de 120 Broadway, donde se había situado una empresa, Weinberg & Posner, dirigida por Ludwig Martens, que en los primeros años veinte había constituido el enlace con la Oficina Soviética (De Villemarest, pp. 109s). <<
[41] Como era habitual con los telegramas de Gordón Ordás, los británicos lo descifraron (TNA: HW 12/207, BJ066399ss). Había ofertas de otras empresas y Henry Green & Co. ya se había manifestado unos días antes. Podría, pues, ocurrir que la interpretación de este primer indicio no sea correcta, aunque el 15 de septiembre el embajador informó que la oferta se mantenía. Para entonces se hacían otras de aviones muy modernos, a entregar vía México, y era posible contratar a pilotos militares experimentados por un sueldo de mil dólares al mes amén de gastos de viaje (BJ066073). <<
[42] Coinciden en la referencia al gángster, pero discrepan en el tiempo, lugar (Washington) y motivos de que se malograra. También difieren en cuanto al momento de la detención de aquél. Melendreras afirmó que mientras la llegada de fondos desde Madrid se retrasaba, el gángster dio a parar con sus huesos en la cárcel. Según Gordón Ordás la detención había tenido lugar antes. <<
[43] Abreviatura de «Amerikanskaya Torgovlia» (o American Trading Organisation), sucesora de la Oficina Soviética. Fue establecida en 1924. Dos años más tarde contaba con 66 inspectores. En 1928 tenía 220 colaboradores, en 1929 ya eran 575 y en 1930 había 1064, de los cuales sólo una tercera parte eran norteamericanos, seleccionados por el PCUSA (datos tomados de De Villemarest, p. 145). La casa matriz estaba en Moscú. Uno de los agentes soviéticos que más aflora en esta obra, Alexander Orlov, se ocupó en los años veinte de supervisar sus actividades (Costello y Tsarev, p. 43). <<
[44] Sus memorias, un tanto sensacionalistas, han de manejarse con extremo cuidado, a pesar de que numerosos historiadores siguen acudiendo a ellas no sólo sin prevenciones sino elevándolas al nivel de casi incontrovertibles («declaraciones fidedignas», para De la Cierva, 2003, p. 399). En el caso de España, al que se dedica el capítulo III, contienen afirmaciones que cabe clasificar en tres categorías: las que parecen acertadas (por ejemplo, cuando minimiza el papel de la Comintern, tan destacado por la historiografía de la guerra fría). En la segunda cabe situar las que ni están contrastadas documentalmente ni encajan con la reconstrucción contrastable, al menos por ahora. En la tercera y última, las que además de ser especulativas chocan con la base documental disponible. En la presente obra se hará de vez en cuando una crítica puntual al tratamiento de Krivitsky que está atravesando por uno de sus periódicos renacimientos como si la historiografía no hubiera hecho progreso alguno. Mis objeciones se centran en sus referencias a los asuntos españoles. Es obvio que en otros, de los que sabía mucho más, dejó mejores testimonios, ya fuese en público o en privado. Desertor auténtico, hizo bastante daño a la Unión Soviética, como entre muchos otros autores ha mostrado recientemente West (pp. 200ss) que ha publicado (pp. 247-300) el informe del debriefing de Krivitsky por el MI5. <<
[45] Esto significa, probablemente, que su antecesor, Jan Berzin, ya había salido para España donde ocupó el cargo de consejero militar jefe. Berzin era, según De Villemarest (p. 123), un genio del espionaje amén de tener grandes disposiciones para la represión policial. Uritsky era, al parecer, muy diferente y un hombre de gran y extensa formación (ibid., p. 142). <<
[46] El último autor en basarse en ella es Stone (p. 42). <<
[47] En una entrevista con Payne en abril de 1968, Orlov negó veracidad a la historia de Krivitsky sobre la reunión. Sin embargo, este último tenía parcialmente razón y Orlov, que debió de ser un embustero compulsivo, no (la entrevista está reproducida en Zavala, 2005, pp. 438-452). <<
[48] No he encontrado la menor base documental directa o indirecta que me permita apoyar la tesis de Kowalsky (p. 236) de que las reuniones de Moscú tuvieran algo que ver con la promesa de las autoridades republicanas de movilizar el oro inmediatamente. En este período la única referencia al oro la hizo Krivitsky al alegar, como ya hemos indicado, que unos «delegados» españoles se presentaron inopinadamente en Odesa con la intención de vender oro para adquirir armamento. Se trata de una historia que suelen resaltar quienes siguen acríticamente sus afirmaciones. Ello no obstante, es posible que hubiese otra variante, como argumentaremos en el décimo capítulo. <<
[49] En qué medida todo ello permite reivindicar la credibilidad de Krivitsky, como señala Kowalsky (p. 455), es en mi humilde opinión harto dudoso. <<
[50] Vidal (1996, p. 51) anticipa en quince días las presuntas órdenes a Krivitsky. Repite este error, que no es inocente, todavía hoy (2006, p. 65). <<
[51] La lista de Vorochilov arroja nuevas dudas acerca de las aseveraciones de Krivitsky (pp. 88-92), y asumidas por Kern, de que de motu propio logró adquirir 50 aviones obsoletos para la República. Según aquél los envió a bordo de un barco noruego a Barcelona pero Stalin ordenó se dirigieran a Alicante con el fin de que no reforzaran la resistencia catalana (sic). Afirmación muy interesante en el plano político pero Howson (pp. 303s) señala que tal operación, simplemente, no pudo ocurrir. <<
[52] «Un solo objetivo: vencer al enemigo fascista. Reunir a las mayores masas posibles con tal fin». <<
[53] En este sentido no puedo dejar de mencionar que en la última versión del libro de Vidal dedicado a las BI sólo hay una referencia a un documento de tal archivo (2006, p. 65) del 10 de octubre de 1936. Esto induce a pensar que está basado esencialmente en literatura secundaria. También es sorprendente que este autor no haya mencionado en su bibliografía la obra de Kowalsky. En el mundo académico dejan recuerdo tales «descuidos». Quizá fuese a Vidal a quien se refirieron Elorza y Bizcarrondo en un notable artículo en El País (7 de noviembre de 2000) al citar el caso de un presunto pionero en trabajar sobre los archivos de la Comintern que ni siquiera los había pisado. A fortiori, el de las Brigadas. Dicho lo que antecede no queremos pasar por alto que en 2006 Vidal cita, de entre los centenares de legajos en RGASPI sobre la Comintern, únicamente cuatro (pp. 353-355 y 397) y que reproduce seis documentos de un archivo de denominación ya extinguida. <<
[54] A Castells le había precedido, entre los autores modernos, un destacado historiador militar como Martínez Bande. Éste señaló (1967, p. 25) que «ya el 21 de julio […] hubo en Moscú una reunión conjunta de los representantes del presidium central (diputación permanente del Consejo Supremo de la URSS), de la Comintern […] y de la Profintern (Internacional Sindical Comunista) en la que se acordó organizar, a escala mundial, la ayuda a favor de los revolucionarios españoles». La fundación de las BI se habría hecho cinco días después en Praga. Tal afirmación es totalmente fantasiosa. Castells, aunque criticado por Vidal (1996, p. 49), tuvo buen cuidado en identificar la procedencia de la información. También indicó que había encontrado confirmación en la seminal obra de Hugh Thomas, basada en la opinión de un alto cargo del PCF. El libro de Martínez Bande, por el contrario, tenía el marchamo del extinto Ministerio de Desinformación (nombre oficial: Información y Turismo) que regentaba Manuel Fraga Iribarne. Treinta años después de Martínez Bande, el profesor Ricardo de la Cierva (1997, p. 54) acudiría de nuevo a Castells para identificar la fecha de nacimiento de las BI reafirmando el cuento de la lechera de Praga. Es más, en una demostración desgarradora de que hay autores que no leen lo que no encaja en sus leyendas ni tampoco se mantienen al día, lo sigue defendiendo en 2003 (p. 504), a pesar de que las obras de Elorza/Bizcarrondo y Skoutelsky ya habían aportado evidencia documental en contrario. Serrano (p. 48) ha identificado el origen de esta deliciosa interpretación franquista: un panfleto publicado en Londres en 1937 por unos misteriosos Spanish Press Services, bajo la autoría de «un abogado» y titulado I Accuse France. Yerra Vidal (1996, p. 51) al situar la fecha de creación de las BI a finales de septiembre. Es más, lo reitera hoy (2006, p. 65), como si no fuera posible determinarla con precisión. <<
[55] No puede dejar de mencionarse en este respecto la inefable versión de Arias Ramos (p. 147). Según ésta, la decisión se habría adoptado en septiembre de 1936 en una reunión en París del PCI con dirigentes del PCF y del representante de la Comintern en el PCE (sic). «Pero, claro está, debía de ser sometida a la aprobación del máximo dirigente comunista mundial, que era el que manejaba los hilos del marxismo en todo el orbe, Josef Stalin. Éste, con la anuencia de sus generales, a los que presenta el proyecto, acepta la idea y encarga a la Comintern la ejecución de dicho proyecto».Este tipo de literatura pasa por historia. <<
[56] Ese mismo día Dimitrov discutió precisamente con Codovilla, que había acudido desde España, el responsable de la Comintern en Francia y el secretario general del PCGB los detalles técnicos de la ayuda (Banac, p. 34). También convocó a Marty. <<
[57] La investigación historiográfica ha establecido límites precisos a tal interpretación que respondía a unos hechos ciertos pero que fueron mitificados y abultados. <<
[58] Esto es un tanto discutible. Los Junkers, por ejemplo, no parece que estuviesen al nivel de los modernos aparatos franceses. Otra cosa es que éstos tardaron en ser operativos, en tanto que los alemanes e italianos lo fueron desde el primer momento. <<
[59] El largo informe de Codovilla está reproducido en Komintern, doc. 35, pp. 119-145. <<
[60] Han sido retomadas por Martínez de Pisón (pp. 84 y 238). El informe de referencia es el doc. 16. <<
[61] Muchísimo más duro fue el encargado de negocios alemán, Hans-Hermann Völckers, para quien el valor militar de las milicias era absolutamente nulo. No eran sino carne de cañón frente a unas fuerzas entrenadas como las que las desbordaban. Aunque Völckers anunciaba ya, el 23 de septiembre, que a los puertos mediterráneos llegaban inmensas cantidades de material soviético (ADAP, doc. 87), una comparación entre los dos informes, el soviético y el alemán, revela similitudes sorprendentes que Radosh y su equipo ni se molestan en destacar. <<
[62] En una charla con Fischer, que éste cuenta con detalle, Gorev le había dicho que «con un millar de soldados del Ejército Rojo habría tomado el Alcázar en veinticuatro horas». El problema, le comentó un oficial republicano, es que no había un millar de buenos soldados. Según Fischer la moral entre las tropas era muy baja (pp. 343 y 351). <<
[63] El 30 de septiembre Völckers remitió un telegrama en el que se hacía eco de fenómenos de disgregación en los círculos gubernamentales: ADAP, doc. 90. <<
[64] Por el contrario, las implicaciones de la versión de Fischer (pp. 350s) hay que tomarlas con un grano de sal. Había hablado con Rosenberg sobre el peligro que corría Madrid. ¡Como si la embajada no lo supiera! El embajador le pidió que le escribiese una nota para enviar a Moscú. Se la dio el 30 de septiembre. Fischer no llegó a afirmar que él estuvo en el origen de la decisión de ayuda de Stalin a la República, pero… <<
[65] Lo que antecede está tomado de un informe «Camiones rusos», del 1 de marzo de 1937, en AJNP. <<
[66] Todo esto se desprende de los telegramas de la época, interceptados por los británicos, que se conservan en TNA: HW 12/27. Radosh y sus colaboradores se abstienen de mencionarlos. El caso de Hernando es un tanto misterioso. Al parecer donde se le necesitaba era en el norte. El 7 de octubre se dijo a París que nadie debía ir a España sin que Madrid lo pidiese (pero ya lo había hecho en tal ejemplo). <<