[1] No pueden aceptarse numerosas tesis de autores proclives a los rebeldes que minusvaloran sistemáticamente la aportación nazi-fascista. Los datos exactos de las tropas transportadas en aviones alemanes hacia la Península se encuentran en Whealey (p. 101), basados en la contabilidad del Tercer Reich. Entre el 29 de julio y el 11 de octubre de 1936 llevaron a algo más de 13 500 soldados, entre españoles y marroquíes. Conviene subrayar que en este último momento todavía ni siquiera habían entrado en acción los primeros efectivos de las BI. <<
[2] Dorril (p. 430) afirma que el viaje se organizó con la ayuda del servicio secreto. Se trata de un turbio tema que, por razones evidentes, no se ha documentado hasta el momento. Tendría gracia, no obstante, que un departamento del Gobierno británico hubiese estado en el origen de la dinámica que puso a Franco en el camino hacia un futuro en el que tantos sinsabores deparó a Londres durante el segundo conflicto mundial. <<
[3] Este episodio se narra en Alcaraz, Anaya y Millares. El diario La Provincia del 13 de noviembre de 1969 contiene una entrevista con Bebb en el que éste relató su encuentro con el cónsul. Agradezco al profesor Luis Alberto Anaya todos estos detalles. <<
[4] Esta impresión es importante porque en las semanas precedentes en Londres se había temido por la suerte de ciertas inversiones británicas (sobre todo en Río Tinto). Vansittart había convencido a Eden de que debía tocar el tema con Barcia en la reunión de la SdN en Ginebra, lo cual hizo a finales de junio (Little, pp. 214s). <<
[5] Despacho de la misma fecha sobre los temores del director de la compañía de ferrocarril Zafra-Huelva. TNA: FO 371/20564. Los ejemplos podrían multiplicarse. No cabe olvidar que el 2 de julio, el director británico de una fábrica barcelonesa fue asesinado por unos pistoleros. <<
[6] Los informes de Gilligand y Chilton se encuentran en TNA: FO 371/20565. Dado que no se trata de hacer aquí un resumen de los antecedentes del golpe militar, hemos traído a colación, identificando sus fechas, los últimos análisis realizados en la embajada antes de su estallido. Quizá sirvan para paliar las exageraciones que comenta acerba y acríticamente Vidal (2003, pp. 75s). <<
[7] Sólo Moradiellos parece haber hecho uso, esporádicamente, de algún material de dicha procedencia, probablemente porque el fondo en que se conserva todavía no se había desclasificado cuando llevó a cabo su investigación. <<
[8] Según Martínez Molinos, la Shell había quedado muy resentida de la expropiación de sus actividades en España por el Monopolio de Petróleos en 1927. No parece que suministrara a ninguno de ambos bandos en la guerra civil aunque en una reunión del consejo de administración de la CAMPSA de Burgos se le colgara el sambenito de que vendía «a los rojos». <<
[9] Esta compañía, a tenor de los datos del mencionado autor, sí que suministró gasolina y grasas de aviación a los rebeldes, que habían formado un comité petrolero en el hotel Aviz, de Lisboa, y que estaba encabezado por Demetrio Carceller, de la CEPSA, posterior ministro franquista de Industria y Comercio. <<
[10] AMAEC-AB: no intervención/caja 104. Como no había tetraetilo, para conseguir gasolina etilada recurrieron en un primer momento a la mezcla clásica y bien experimentada, sobre todo por los italianos, de gasolina normal o un poco especial más benzol en una proporción aproximada de 75/25 que daba como resultado una mezcla carburante con un índice octano de 87, suficiente para que pudieran volar los aviones modernos. Martínez Molinos, a quien debo estos datos, dispone de un telegrama de CAMPSA del 18 de julio solicitando urgentemente gasolina etilada en bidones que pudieran moverse en barcos que no eran petroleros… <<
[11] Una primera petición de CAMPSA se cursó el 22 de julio (es decir, casi inmediatamente después del golpe) y se reiteró dos días más tarde. La gasolina no era etilada lo que quizá indique que en aquel momento los viejos aparatos de la Aviación republicana no la necesitaban. (Telegrama cortesía de Martínez Molinos). <<
[12] A principios de agosto el cónsul general en Barcelona se hacía eco de asesinatos cometidos por bandas anarquistas extremistas y comunistas en contra de las órdenes del Gobierno y de los comités frentepopulistas, que no tenían la capacidad de hacerse obedecer. DBFP, doc. 46. Por los documentos descifrados a los cónsules norteamericanos los británicos sabían también que éstos subrayaban igualmente la anarquía y el caos. <<
[13] Ibid., anejo al doc. 56. Estos objetivos los anuló la propia política que Londres siguió. Al negar su apoyo a la República, obligó a ésta a buscar, desesperadamente, ayuda allí donde podía encontrarla. El germen del viraje republicano hacia Moscú se encuentra, en buena medida, en la soledad estimulada por Londres. Las opiniones reproducidas se traen aquí a colación como representativas de las que se adujeron en la época. Moradiellos (1996, pp. 63s) desarrolla un análisis más amplio. <<
[14] Así, Salazar divisaba ya el 23 de julio que el problema esencial estribaba en una victoria nítida de los sublevados o en la «implantación dentro de poco del comunismo»(DAPE, doc. 29). <<
[15] Es curioso que Beevor, que reconoce el papel fundamental del Reino Unido en la guerra civil (p. 197), se haya abstenido cuidadosamente de mencionar este tipo de antecedentes, a pesar de que ya hay literatura que los ha ido identificando. <<
[16] A los oficiales de la Royal Navy les aterrorizó el espectáculo de la flota republicana, en la que la marinería tomó venganza contra sus mandos al querer éstos unirse a los rebeldes. <<
[17] Y no sólo los marinos. El vicecónsul se negó a participar en un baile que su colega británico organizó en honor de ellos pero con el propósito de donar lo que se recaudara a los rebeldes (Bowers, p. 265). <<
[18] Este episodio se describe en TNA: FO 371/20570, «Interests in Spain of Messrs. Vickers-Armstrong’s». <<
[19] Los informes mencionados, meros ejemplos, se encuentran en ABI: OV 61/2. <<
[20] Desconociendo lo que antecede, De Azcárate (pp. 23s) trazó un semblante muy positivo de López Oliván y atribuyó su deserción al asesinato de un cuñado en la cárcel Modelo de Madrid. <<
[21] Dos diplomáticos en la embajada ante la Santa Sede, Ángel de la Mora y José María Estrada, dimitieron de sus puestos y en el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano les dijeron que hubiesen debido continuar para así enterarse del contenido de las comunicaciones con Madrid (Raguer, p. 119). <<
[22] Para su propia versión véase Pérez Ruiz, pp. 94-96. <<
[23] Son un misterio las razones por las cuales Lamb afirma (correctamente) que la mayoría del Gobierno y del Partido Conservador británicos se pusieron pronto del lado de Franco pero que Eden (a quien en su obra ataca duramente por su posición con respecto a Italia) no (p. 171). <<
[24] Sería, sin duda, el director administrativo de la Société Européenne d’Études et d’Entreprises, que mencionaremos próximamente. En realidad se llamaba Simon (Howson, p. 117ss). <<
[25] DBFP, doc. 112. Los italianos pensaron que a la España rebelde fueron 19 (BJ065955). En cualquier caso, y con independencia de la exactitud de las cifras, los efectos no pudieron ser los mismos sobre la dinámica de fuerzas en presencia. Para entonces la intervención de las potencias fascistas se había consolidado, lo que permitiría a los sublevados encarar el porvenir con cierto optimismo. Para la República, por el contrario, el panorama político y diplomático exterior se ensombrecía considerablemente. <<
[26] Pastor regresó más tarde a Londres y se habló de él como posible agregado aéreo a la embajada, pero para entonces los británicos ya impedían la entrada en el Reino Unido a extranjeros de quienes pudiera sospecharse que ayudaban a los dos bandos en liza. El famoso director del MI5, coronel sir Vernon Kell, se opuso a su estancia («Activities of Commander Pastor», 16 de octubre de 1936, TNA: FO 371/ 20581). <<
[27] El 7 de diciembre, en retrospectiva, el agregado militar francés se hizo eco de no menos de 40 000 ejecuciones (DDF, IV, doc. 111). <<
[28] El informe se comenta algo en Moradiellos (1996, pp. 78s). Se encuentra hoy en TNA: FO 371/20535. <<
[29] Para los antecedentes de las relaciones militares véase Viñas, 2001. El episodio Sturm se describe en ADAP, docs. 21 y 28, y en Viñas, 1979, pp. 43s y 59. Sturm vivía en Madrid desde los años veinte. Tenía buenos contactos con los militares españoles. En enero de 1928 se había pensado en él como agente del servicio de inteligencia alemán. No es improbable que colaborase con la Abwehr. De haber sido así, tendría un cierto tinte irónico el que los republicanos recurriesen precisamente a un agente de Canaris para conseguir material de guerra en la propia Alemania. <<
[30] Había sido también jefe de la base de Cuatro Vientos en donde había tomado medidas preventivas (Hidalgo de Cisneros, p. 172). <<
[31] Sorprende que Jesús Salas Larrazábal no profundice en la misión de Riaño en Berlín, en mi modesta opinión muy significativa tanto en el plano histórico como en el político de la época. <<
[32] Se trata de uno de los héroes de este relato. Cordero ha hecho una breve semblanza biográfica del mismo. Sabemos, no obstante, que la idea probablemente no fue suya (a no ser que se le ocurriera de forma espontánea) sino que tenía como origen las gestiones en París. <<
[33] Ignoro cómo puede afirmar Payne (p. 185) que en el mes de agosto de 1936 la URSS era «el único país que proporcionaba ayuda». La económica y humanitaria de procedencia soviética no era todavía gran cosa y sobre lo que fuera a hacer en el futuro no habría seguridad, al menos en Madrid. Todo esto se analizará en los siguientes capítulos. <<
[34] El mismo 20 de agosto el encargado de negocios en Londres solicitó autorización para exportar armas a México. Los británicos sospecharon inmediatamente. TNA: FO 371/20535. <<
[35] Este episodio está descrito en Gordón Ordás, I, pp. 499-501. Se han tomado datos adicionales en CREM, pp. 24-25. Una excelente reconstrucción es la reciente obra de Ojeda. <<
[36] Este episodio tiene también importancia porque nada menos que el presidente de la República rechazó rotundamente que el Gobierno hubiese solicitado apoyo ruso «en ninguna forma»(Azaña, 1967, p. 476). El 29 de julio el embajador británico en Moscú se hizo eco de los comentarios de prensa que negaban que el Gobierno republicano hubiese pedido ayuda a la Unión Soviética (TNA: FO 371/ 20525). <<
[37] Corresponde a Rybalkin (p. 37) el honor de haber sido el primer historiador en descubrir esta decisión. La encontró en el archivo presidencial (fondo 3, inventario 74, legajo 20, página 51). En RGASPI, donde se conserva la documentación del Politburó, no he hallado la menor traza de ella, ni entre las decisiones normales ni entre las extras. Tampoco se ha recogido en la recopilación de estas últimas publicada en 2001. No hubo reunión formal del Politburó entre el 17 de julio y el 1 de septiembre (Schauff 2000, p. 115) por lo que la decisión no pudo tener un trámite administrativo previo del tipo habitual. Beevor, p. 211, la menciona e incluso da una referencia al archivo presidencial (la única que contiene su obra). Como coincide exactamente con la que ofreció años antes Rybalkin (p. 77) hay que suponer que la habrá tomado de éste sin reconocerle como fuente. Algo que, desde el punto de vista británico, no sería fair play. Tengo también la sospecha de que Beevor ha bebido de Rybalkin más de la cuenta, sin especificarlo. Las siete referencias que da a los archivos centrales del Ministerio de Defensa (pp. 719, 731 y 736) figuran en las fuentes de Rybalkin (pp. 77-79, 101). Esto es significativo porque los archivos departamentales no suelen ser accesibles, con la única y parcial excepción del Ministerio de Asuntos Exteriores. Por último las referencias de Beevor al GARF (pp. 727 y 728) también figuran en Rybalkin (pp. 102 y 33, respectivamente). Con todo, Beevor —militar de carrera y que por consiguiente debería tener olfato para situaciones política y logísticamente complejas— no atribuye a la decisión ninguna significación especial ni se cuestiona cómo pudo adoptarse tan rápidamente. <<
[38] Guillem Martínez Molinos es de la opinión que la reducción de precio era irrelevante en el contexto. Lo importante era tener la posibilidad de retirar la mercancía y transportarla. Probablemente los suministros se hicieron a crédito. <<
[39] El conducto más verosímil por el cual se trasladaría a Moscú tal información debió de ser Donald MacLean, uno de los cinco «espías de Cambridge», que trabajaba entonces en la sección de España. En lo que se refiere a los archivos rusos no he visto, para tal período, indicaciones sobre informes procedentes de agentes afincados en España. Ello no obstante, Slutsky (quien en 1936 era el jefe del INO) había estado años antes en la Península (ibid., p. 425) cuando era rezident en Berlín y responsable de las operaciones encubiertas en Europa. <<
[40] Lo que sí cabe descartar son «cuentos chinos» como el que refiere Amba (p. 28) de que ya el 23 de julio salió una primera expedición de aviadores soviéticos en la que él participó. Jesús Salas (p. 199) le menciona en la batalla de Madrid, meses más tarde. Esto significaría que habría ido a España bastante después de lo que afirmó tan exótico tejedor de leyendas que, por cierto, no han penetrado en la literatura. <<
[41] Echevarría p. 423. Guillem Martínez Molinos considera que su viaje, pocas semanas antes de su nombramiento como director general de la CAMPSA republicana (Gaceta del 10 de septiembre de 1936), tendría que ver con la necesidad de ultimar detalles y firmar el nuevo contrato, que ya habrían bendecido instancias superiores gubernamentales. Echevarría fue también consejero del Estado en el Banco de España durante la guerra civil (Gaceta del 20 de septiembre). <<
[42] La empresa soviética era un suministrador tradicional del mercado español desde antes de la implantación del Monopolio en 1927. Echevarría fue el primer delegado en la CAMPSA republicana, nombrado por Indalecio Prieto, a la sazón ministro de Hacienda, en mayo de 1931. Dimitió en septiembre de 1933. Había cogestionado el importante contrato que suponía sobre el papel casi 2/3 del consumo español para el suministro de derivados petroleros soviéticos durante tres años prorrogables. Tales productos se importaban ya por cierto durante la dictadura primorriverista. El Gobierno denunció el contrato en noviembre de 1934. Los cargamentos finales habían llegado a puertos españoles pocos meses antes de la sublevación. Agradezco todos estos datos a Guillem Martínez Molinos. <<
[43] Stalin era un trabajador empedernido, con jornadas de trabajo que llegaban a 16 o 17 horas. Dotado de memoria prodigiosa, se empapaba de todos los detalles de cualquier expediente (Chinsky, pp. 12, 33 y 57). <<
[44] Sorprende que nada de esto haya penetrado todavía en la historiografía occidental. Que no se mencione en la última biografía de De los Ríos es comprensible pero tampoco lo indican Beevor, Kowalsky y Schauff, que han leído a Rybalkin. <<
[45] Sí se ha localizado un telegrama de la embajada soviética en París el 26 de julio en el que se daba cuenta de una entrevista con Malraux, que regresaba de España. Según dijo a los rusos había hablado con Giral y varios ministros. Le habían comunicado que el Gobierno no disponía de más de 2000 bombas de aviación. Los franceses iban a enviar aviones (unos veinte). Los españoles necesitaban urgentemente 30 pilotos que el Gobierno francés no podía proporcionar. La ilusión madrileña era tal que se había dicho a Malraux que con media docena de pilotos podrían arreglarse (RGASPI: fondo 558, inventario 11, legajo 214, página 29). A no ser, claro está, que Malraux se lo inventase. Este telegrama se remitió a Stalin y se ordenó a la embajada en París que enviara más información. <<
[46] Koltsov no dice nada de ello en su diario. Hay una cierta controversia en la literatura sobre si acudió a España en calidad de periodista o como agente de Stalin (se sabe que su colega Ilya Ehrenburg envió a este último desde Cataluña varios informes en aquella época). En el caso de Koltsov parece evidente que su inmediato contacto con el hijo de Giral debió de exigir una preparación previa en la que probablemente intervinieron las embajadas soviética y republicana en París. No se ha localizado hasta ahora la base documental que la alumbre. <<
[47] El informe dice así: «Me apercibo que un muchacho joven que luego supe se llamaba Giral, hijo del ministro del mismo nombre, estaba tratando con un individuo de los “débrouillards” antes citados, Croix de Feu, y que yo conozco bastante bien». <<
[48] También corresponde a Rybalkin (p. 28) el honor de haber descubierto este tipo de gestiones. Por otro lado, entre los especialistas rusos circulan rumores de que los servicios de inteligencia soviéticos sabían, como era el caso de los italianos y británicos, que en España se estaba preparando un golpe. Por desgracia no se dispone todavía de evidencia al respecto. <<
[49] Como se refleja, por ejemplo, en sus apuntes (1987), pp. 21, 24s, 31. Uno de los grandes «genios» de la propaganda franquista, Bolín (a quien se le debería, entre otros, el haber nutrido desde sus comienzos las mentiras sobre la destrucción de Guernica) no tendría empacho en destacar, en fecha tan avanzada como 1967, que ya en junio de 1936 los rusos habían desembarcado armamento en Sevilla y Algeciras, amén de instrucciones para un golpe (p. 151 y 177). <<
[50] No es fácil entender las razones por las cuales Payne escoge este tema para dirigir sus baterías contra Azaña. En unas declaraciones de abril de 1936 a Ehrenburg el presidente de la República afirmó que le hubiera gustado visitar la URSS el año anterior (cuando estaba en la oposición) porque su régimen era una «garantía de paz». Ello da pie al distinguido historiador norteamericano para indicar que Azaña demostraba así que «su capacidad de percepción no era más aguda en los asuntos extranjeros que en los nacionales». Es evidente, no obstante, que en 1935-1936 la URSS no generaba ningún peligro de agresión directa contra Occidente. Era la época en que el Kremlin apostaba por la seguridad colectiva y cuando Litvinov triunfaba en toda la línea. <<
[51] En la preparación de este libro no he buscado información fidedigna para identificar agentes franceses pero, indudablemente, también existían. <<
[52] Otra cosa es después. Payne, no obstante, apunta (p. 177) connotaciones un tanto siniestras: «Mucho antes [de la reunión del Politburó del 21 de agosto] Stalin había mostrado un gran interés en la política con respecto a España». Sin documentar. <<
[53] En honor a la verdad hay que reconocer que Payne expone «su» visión de la evolución de la Comintern con más detalle en las pp. 37-41 pero dado que parte de presupuestos erróneos, el resultado es un pequeño lío, inaceptable en quien pretende fundamentar sus discutibles tesis sobre la sovietización de la República en el implacable mecanismo de la subordinación mecánica de los PPCC a los intereses moscovitas, tal y como los planteaba la Comintern. Mucho más claros son Elorza y Bizcarrondo en su obra ya clásica. Agradezco la tutela de Fernando Hernández Sánchez para navegar por las traicioneras aguas de la ideología comunista de la época. <<
[54] Había estado precedido, cosa que se olvida con frecuencia, del acuerdo de julio de 1934 entre el PCF y la SFIO, que acercó a los dos grandes partidos de la izquierda francesa (Haslam, p. 55). <<
[55] La embajada francesa en Moscú presentó su análisis más o menos en tales términos en un informe del agregado militar de 26 de agosto de 1935. SHD: legajo 7N 3122. <<
[56] Ésta no es la obra en que pueda examinarse tal proceso. Baste con señalar que Vidarte (p. 25) reivindica para sí la idea de creación del Frente Popular en una carta dirigida a Prieto en fecha tan temprana como el 20 de marzo de 1935, meses antes del famoso congreso de la Comintern. Barranquero ha subrayado el antecedente de Málaga con la creación de un frente único antifascista en 1933 que llevó a las Cortes al médico comunista Cayetano Bolívar. <<
[57] Esta idea puede parecer extraña. Sin embargo, si el libro de Canali ha demostrado algo es hasta qué punto el movimiento anarquista estaba infiltrado por agentes fascistas, mal que ello pese a los historiadores pro-libertarios. <<
[58] Una de las características que quizá demuestre el tipo de comportamiento de Radosh y sus colaboradores es que se abstengan cuidadosamente de mencionar cualesquiera interceptaciones británicas anteriores al golpe. A no ser, claro está, que éstas no se hubiesen comunicado a Estados Unidos, en donde afirman haber visto las ulteriores. Los mensajes tras el 18 de julio se encuentran en TNA: HW 17/27. <<
[59] Éste es un documento importante (reproducido por Radosh et al. como número 5) pero que debe interpretarse con cuidado. Ha sido publicado en la colección Komintern, doc. 30. Da la impresión de que se trata de algo escrito rápidamente. Radosh ha procurado hacer astilla del mismo en todo lo posible. Así, por ejemplo, la parte en cursiva que se indica en el cuerpo del texto está mal traducida. La versión que da (in the guise of defending the Republic en lugar de bajo la bandera de la defensa de la República) es una interpretación extraída de su contexto y que choca con él. La traducción alternativa es la contraria a lo que dijo Dimitrov y que recoge correctamente Schauff, p. 124. Por razones extrañas, esta última versión correcta también aparece en Radosh et al. aunque relegada a una nota en la p. 515 («under the banner») sin explicación alguna de la discrepancia. Dimitrov, por lo demás, debió de espejear posibilidades teóricas. Es cierto que su intervención en el secretariado de la IC recogió la idea de que si se hubiese «tomado» la guarnición en el centro (¿Madrid?), «hubiéramos» podido dar un golpe de Estado y sustituir al Gobierno de Azaña. Esto lleva a Radosh a postular que tal era la intención oculta de la IC. Pero es una interpretación insostenible. La guarnición de Madrid fue dominada (algo que oculta Radosh) y tal circunstancia no desencadenó un golpe comunista que en modo alguno estaba sobre la mesa y que el PCE ni podía ni quería llevar a cabo. La referencia que Radosh afirma que hizo Dimitrov a las posibilidades que se hubieran abierto al PCE en Madrid no tiene sentido. Cito literalmente: «The [rebellion] began in the army units in Morocco. If the garrison in the center had been seized [¿por quién? ], we might, in the Bulgarian or Greek way, have carried out a revolution in twenty-four hours, overthrown the Azaña Government early in the morning, issued a manifesto from the new government, a real Republican government, and so on…». Es más, Radosh no parece advertir la discrepancia entre una interpretación dictada por su parti pris y las instrucciones concretas que la IC envió seguidamente a sus agentes en España. ¿Cómo podía pensar Dimitrov que el PCE por sí solo hubiese podido dominar la guarnición madrileña en 24 horas? <<
[60] Quien siga la prensa de la época que aparecía en la zona franquista encontrará alegatos muy diferentes. En ellos se presentaba a los sublevados como si combatiesen directamente contra Moscú. Un ejemplo se encuentra en el ABC (Sevilla) del 6 de agosto, el mismo día en que llegó la primera expedición alemana. El conocido periodista Manuel Sánchez del Arco caracterizaba el avance por tierras de Extremadura bajo el título «Moscú ha perdido su última esperanza. España no será más que para los españoles». La lógica propagandista y exculpatoria del golpe con las bobadas sobre la conspiración comunista, «inspirada y dirigida desde el exterior, por la anti-España», la ha analizado recientemente Rodríguez Jiménez (pp. 226-234). <<
[61] Todos los informes del AIS se encuentran en TNA: HW 22/1. <<
[62] Ya afirmó Rojo (1967, p. 212): «es posible que la conexión España-URSS existiese antes de estallar el conflicto, a través de organismos políticos de ideología similar, de igual modo que existía entre los hombres del levantamiento y los países nazifascistas o de régimen político conservador o tradicionalista; pero es notorio que no había acuerdos de cooperación de tipo militar o revolucionario, porque de haberlos habido la ayuda habría surgido eficazmente desde el mismo mes de julio, como ocurrió en el campo de los adversarios del Gobierno». <<