[1] Los informes de Warlimont son muy interesantes y están poco explotados. Ofrecen una visión escasamente conocida de la evolución en la zona sublevada. Se encuentran en AMAF: legajo M1389/80777. Los protagonistas reciben nombres en clave. La que correspondía a Franco era «Rechenschieber» o regla de cálculo. <<
[2] Por consiguiente, no la primera vez, como afirma Beevor (p. 255). <<
[3] «Extract from Cabinet Conclusions 58 (36)» del 21 de octubre y «Recognition of Spanish insurgents as belligerents in event of capture of Madrid». TNA: FO 371/20547 y 20544 respectivamente. La frase entre paréntesis se había previsto para el caso de que la declaración se hiciera una vez tomada la capital. Para el contexto, véase Moradiellos (1996), pp. 100s. <<
[4] Álvarez del Vayo preguntó a Morel si, en su opinión, merecía la pena defender Madrid a todo trance. La respuesta, en términos estrictamente militares, fue de reserva. Morel no creía, en efecto, que la capital pudiera resistir a un ataque decidido y en sus informes achacó el triunfo de la defensa a la falta de acometividad y de decisión de los mandos franquistas. <<
[5] Ibid: HW 22/1, informe n.º 9 del AIS. No se ha reproducido en DBFP. <<
[6] Tradicionalmente se ha censurado a Largo Caballero porque con esta proclama (2003, pp. 2568s, y ABC, 30 de octubre) se afirma que eliminó el efecto sorpresa. Esto es dudoso. Los mandos franquistas seguían convencidos de que la capital estaba a punto de caer. <<
[7] Morel, por el contrario, señalaba: «Una ciudad que se prepara a transformarse en campo de batalla comienza por sentirse enfebrecida. Madrid no tiene fiebre» (telegrama del 26 de octubre). <<
[8] Sobre los efectos cabe discutir. Los británicos interceptaron mensajes franquistas que afirmaban, por ejemplo, que no había habido ninguno en otro bombardeo sobre Tablada que tuvo lugar el 30 (AIS, informe n.º 11). <<
[9] El jefe del gabinete militar de Cot reconoció el 23 de noviembre ante el agregado aéreo británico en París que sólo había ido un Bloch 200 a España, en donde fue derribado. No se enviaron bombarderos del tipo 210, todavía en estado experimental. Se trataba de casos de contrabando. No cabía extraer conclusiones respecto a su idoneidad porque en España se utilizaban de forma completamente diferente a lo que ocurriría en un conflicto europeo. TNA: FO 371/20551. <<
[10] Doherty afirmó que los Heinkel daban prestaciones similares a los Dewoitine aunque eran menos manejables. Las de los Fiat CR 32 eran inferiores pero solían actuar en mayor número. <<
[11] Naturalmente, nada de esto aparece en las memorias del responsable, Ignacio Hidalgo de Cisneros. <<
[12] Doherty ofreció más detalles: 4 Dewoitine, 1 Fury, 1 Loire, 1 Boeing y 3 Nieuports 62. Los bombarderos eran 4 Potez 54, 1 Bloch, 1 Junkers 86 y un Douglas (estos dos últimos reconvertidos). <<
[13] Cabezas (p. 341) señala que a finales de octubre y primeros de noviembre Largo Caballero se quejó a Prieto porque la aviación no actuaba con eficacia y solicitó que se defendiera Madrid con ataques aéreos. Prieto, basado en las informaciones de Hidalgo de Cisneros, subrayó la falta de aparatos y los problemas de su mantenimiento. <<
[14] El teniente británico informó que dos Junkers bombardearon Getafe, arrojaron 48 bombas y destruyeron cuatro aviones. También murieron muchos niños (Martínez Reverte, p. 169). <<
[15] Para entonces, según Dary, del material francés sólo quedaban seis Potez que ya no se utilizaban para misiones de bombardeo diurnas. Se conservan los oficios de remisión al Ministerio de Estado, para su envío a la embajada en París, relativos a unos sesenta contratos con pilotos extranjeros. AMAEC-AB: caja 123/carpeta 3. <<
[16] Howson (pp. 73s) ha hecho una somera referencia a los informes de Dary y Doherty. Se trata de testimonios muy interesantes si bien hemos dejado de lado los aspectos técnicos de los aparatos y del combate aéreo. Se encuentran, respectivamente, en TNA: FO 371/21284 y 20547. Howson establece la hipótesis, en mi opinión un tanto aventurada, de que quizá Cot pasara los informes de Dary a los soviéticos (supone que el ministro actuaba como agente de Moscú, lo cual no está demostrado). Los británicos los obtuvieron porque el propio Dary los entregó en enero de 1937 al agregado aéreo adjunto a la embajada en París con quien se encontró en Valencia. Esto significa que Dary, a quien los rusos pidieron en noviembre o diciembre que dejase la aviación republicana, en la que terminó combatiendo en una escuadrilla soviética (García Lacalle, pp. 149s), se encontraba todavía en la Península. <<
[17] Hidalgo de Cisneros (pp. 229s) consignó en sus memorias la impresión que entre los madrileños causaron los primeros combates aéreos. <<
[18] El día 6 los aviones republicanos lanzaron sobre la capital octavillas en las que se afirmaba: «Ya está aquí la Aviación del pueblo, reforzada y poderosa, decidida a dar el último empuje que libre definitivamente a Madrid de la garra fascista […] Pedíais Aviación un día y otro […] Aquí la tenéis. Aquí tenéis a vuestra Aviación cubriendo con sus alas de acero nuestro Madrid. Nuestro deber está cumplido. Cumplid el vuestro» (ABC, 7 de noviembre). A tenor de lo que afirma Koltsov (pp. 178s), la idea de las octavillas provino de un comunista, que funcionaba bajo el seudónimo de «Miguel Martínez», y el texto lo escribió Álvarez del Vayo. <<
[19] Según uno de los participantes la llegada de la caza soviética «produjo un cambio total y completo en el aire. Del absoluto dominio que ejercía la aviación facciosa por haber anulado totalmente la oposición aérea gubernamental, pasó a ser dominada. En once días de constantes y duros combates consiguieron los pilotos rusos imponerse definitivamente. Esta superioridad aérea se acentuó aún más a partir del 15 de noviembre, esto es, cuando aparecieron los nuevos y más veloces I-16, monoplanos de tren plegable»(García Lacalle, p. 24). <<
[20] Testimonio de C. J. McGuinness, enviado en despacho del 24 de noviembre por el cónsul general británico en Barcelona (TNA: FO 371/20587). <<
[21] López Hernández (pp. 140s), secretario del general Miaja, recuerda que hubo que buscar armas fuera de la capital saltándose los trámites burocráticos, lo que produjo un primer roce con Largo Caballero. <<
[22] Este adjetivo significa que el empleo del mismo había pasado a los agentes de la Comintern para designar al personal soviético. <<
[23] Largo Caballero había tenido tal idea desde el primer momento. Pero es que, además, según dijo (2007, p. 3243), «no era conveniente ni político dejar detrás de esos elementos completamente libres de las responsabilidades del Poder, pues existía el peligro de que en Madrid, donde tenían alguna fuerza, pretendiesen con la ayuda de otros elementos, erigirse en órgano director». <<
[24] Día en que, según ABC (7 de noviembre), «el pueblo de Madrid sintió tronar el cañón más cerca de sus hogares que nunca. El desesperado ataque de los generales traidores, que, con auxilios inconfesables de las dictaduras europeas, y contando con unas mesnadas mercenarias como fuerzas de choque […] se presentó en las mismas puertas del corazón de la España antifascista». <<
[25] Y el Gobierno, huido, no pudo hacerlo. López Hernández (p. 130) afirma que el éxito de Miaja provocó grandes celos en Largo Caballero. <<
[26] Naturalmente, mi valoración puede discutirse. Es un tema en el que ni siquiera entra el último biógrafo de Prieto (Cabezas, pp. 345s). <<
[27] Este tema se encuentra en «Withdrawal of French Chargé d’Affaires from Madrid», en TNA: FO 371/20547. En el expediente se pone de manifiesto que ya para entonces franceses y británicos tenían contactos informales con Burgos. <<
[28] Fue también el lúcido análisis expost de Rojo (1966, pp. 212s): «Si la República se desvió más de lo que pudiera desearse hacia la izquierda […] se debió en gran medida a la conducta poco gallarda y sobradamente inmoral de las democracias occidentales». Y el propio Hidalgo de Cisneros señaló, recordando lo que dijo Prieto, que el enfriamiento de las relaciones financieras con los países democráticos «obligaba al Gobierno de la República a depender cada día más de la Unión Soviética». <<
[29] «Extract from Cabinet Conclusions 64 (36)». TNA: FO 371/20545. El aeródromo se construyó y dio origen a muchas desavenencias posteriores. <<
[30] Numerosos autores lo confunden con el segundo consejero militar jefe (Grigory Stern). Madridejos (p. 335) señala que Manfred Stern era el nombre de su pasaporte canadiense. Se trata de un error ya que el que figuraba era, precisamente, Kleber. <<
[31] Y, naturalmente, en la literatura que resalta el factor soviético como elemento determinante en la guerra civil se mantiene tal leyenda: véase, por ejemplo, Costello/Tsarev, p. 256. <<
[32] Tal tratamiento, que aquí no resumiremos, se encuentra en las pp. 483-487 de su enciclopédica obra. Tampoco destacaremos sus errores fácticos. <<
[33] Nada de esto figura en la reseña que le dedica Madridejos. Apareció como Emile Kleber en la tercera sección del Estado Mayor (R. Salas Larrazábal, p. 509) tras la reorganización del 20 de octubre. <<
[34] Brun-Zechowoj (pp. 70-89) se ha basado en uno de los informes, larguísimo, que Stern preparó para Manuilsky el 14 de diciembre de 1937 y que está reproducido en Radosh et al. como doc. 60. <<
[35] Largo Caballero se negó a dar a Stern altas responsabilidades y a principios de 1937 los agentes de la Comintern pensaron que era mejor repatriarlo a Moscú, lo cual no se produjo hasta mucho más tarde (TNA: HW 17/28, telegrama del 25 de enero). <<
[36] 36. Señalemos, no obstante, que regresó a la URSS en octubre de 1937 y que ya fue detenido en julio de 1938. Deportado al Gulag, falleció en febrero de 1954. Desde su encarcelamiento escribió en varias ocasiones a Stalin, sin resultado. Su rehabilitación y reincorporación al PCUS a título póstumo tuvieron lugar en 1967. Los datos que da Beevor sobre él (p. 246) son incorrectos. <<
[37] 37. Testimonio de su nieta, Carmen Negrín, al autor. <<
[38] 38. «Jefe extraordinariamente inteligente, correctísimo, discreto, activo, sincero y leal, valiosísimo auxiliar […] Fue la habilidad diplomática y la correcta conducta castrense de ese militar ruso lo que evitó cualquier clase de excesos, aconsejando a los miembros de la misión, incluso a su Jefe, una línea de conducta que cuadrase con el respeto que debía a los cuadros y al pueblo español […] Creo que llegué a apreciar cabalmente las altas dotes de Gorev, el hondo sentimiento de fraternidad y comprensión que ponía en su trabajo y el claro criterio militar con que enfocaba todas las cuestiones y, pese a nuestra amistad, que llegó a ser muy cordial, ni una sola vez abusó de la confianza con que llegué a tratarle. A pesar de mis ruegos de que prescindiese de formalismos, jamás se permitió venir a mi despacho sin pedir autorización previa para hacerlo». <<
[39] 39. AHPCE: Sección EM soviético, legajo 28, doc. 323. <<
[40] 40. De ahí a afirmar que fue Rosenberg quien «decidió» ampliar las BI (De la Cierva, 2003, p. 505) media todo un abismo. <<
[41] 41. Carta de Uritsky a Vorochilov del 8 de diciembre de 1936 (cortesía del Dr. Rybalkin). <<