Oro en Cartagena
A) «Notas de Cartagena», del ministro sin cartera José Giral
PRIMERO. Instalación. Se precisan tres polvorines. Uno está ya completamente lleno y el segundo casi lleno; se prepara el tercero. Los dos primeros tienen sus puertas fuertes instaladas y se fabrican las del tercero.
Interior de ellos: Túneles fortísimos de piedra y cemento, en forma de T, con tubo de respiración que sale a la montaña y es visible. Se ordena tapiar fuertemente esos tubos. Se instala luz eléctrica en los túneles. Las cajas van estibadas unas encima de otras hasta poco más de la altura del túnel. Las talegas se amontonan en los extremos del túnel hasta el techo. Queda pasillo central cómodo para la carga y descarga. La atmósfera es seca totalmente.
Puertas: Tienen primeramente una de acero ondulado que se mueve de arriba para abajo como las de las tiendas. A un metro más adentro de esta puerta hay otra de corredera, de chapa fuerte de hierro, que cierra con llave corriente y candado. A dos metros de ésta se ha instalado otra de chapa de 26 milímetros de grueso, de dos hojas, que abre hacia fuera, con grandes pernios, empotrada unos 10 centímetros en el muro y bóveda. Tienes tres fuertes de herraduras, pero de llave ordinaria. Urge cambiarla por cerraduras Yale o análogas que hace la Unión Cerrajera.
Conviene instalar dos metros más adentro una última puerta de las de caja de caudales con doble cerradura de palanca y de cifra.
SEGUNDO. Situación: Existe una serie de siete polvorines empotrados en la falda de una colina con carretera de acceso que pasa justamente por delante de sus respectivas entradas y que termina en una pequeña playa casi oculta denominada la ALGAMECA. Casi paralela a esta carretera y por debajo de ella va otra por el fondo de un pequeño barranco remontándose por la falda de la colina de enfrente en donde están las baterías de costa que tiene Guerra, pero cuyos fuegos no baten la citada playa. En la falda de esta colina de enfrente y dando cara a los polvorines existen diversas edificaciones. Unas son polvorines de superficie, algunos de los cuales están vacíos y disponibles para alojar fuerzas de vigilancia; otra, en situación elevada y dominante de toda la zona, la llaman Casa del Guarda, pertenece al ramo de Guerra y está abandonada; otra varias que son pabellones para vivienda de oficiales y tropas de marinería que vigilan esos polvorines y los depósitos de dinamita que están relativamente cercanos; algunos de estos pabellones están vacíos y pueden alojar en total unos cien hombres. En esa zona existen, además, otras edificaciones destinadas a garaje, taller de reparaciones, almacenes, etc. Un poco más lejos y hasta la población de Cartagena, hay un edificio cuartel de Carabineros, actualmente ocupado por familias de nueve números (casi todos ellos están en los frentes); no es aprovechable.
Circunda toda la zona una alambrada que va por el alto de la colina. Se precisa renovarla, completarla y conectarla con corriente de alta tensión; todo lo cual es fácil.
Los túneles de los polvorines utilizados están a una profundidad de 10 m a 50 m en vertiente de la colina.
TERCERO. Vigilancia. Actualmente se ejerce por fuerzas del Arsenal, que vigilan los polvorines y que alojan en los pabellones citados antes. Tienen diversos cuerpos (casetas o garitas) con teléfono; el más distante está en la citada playa de ALGAMECA. Pero todo en muy escaso número.
Conviene enviar 250 carabineros para que vigilen continuamente en tres turnos de ochenta y tres. Como pueden alojarse 100 en los pabellones dichos, quedarían 83 repartidos en los puestos, otros 83 de imaginaria durmiendo en los pabellones y otros 83 de reserva alojados en la población o en el Arsenal. El número total pudiera reducirse a 210 en tres turnos de 70.
Los 83 de vigilancia pueden repartirse aproximadamente así:
Armamento. Además del normal se necesitaría un cañoncito o dos ametralladoras en la llamada Casa del Guarda; y otras dos ametralladoras en el polvorín de superficie vacío y en la playa de ALGAMECA. Pueden suministrarlo Marina y Guerra de Cartagena.
Menaje. Se necesitan literas para unos cien hombres; colchonetas, almohadas y mantas; platos y menaje de mesa y de cocina. Un autobús para transporte de las fuerzas, de los víveres y de las municiones desde la población a esta zona (hay garaje amplio para guardarlo).
Una cocina de hierro; hay sitio para instalarla y las obras las haría Marina. Habilitación de la casa del guarda y permiso de Guerra para utilizarla.
Para todo lo de Marina entenderse con el almirante Jefe de la Base D. Antonio Ruiz. Para todo lo de Guerra con el general Martínez Cabrera.
Es necesario que los carabineros NO VAYAN CON SUS FAMILIAS. En un pabellón pueden alojarse un capitán y dos tenientes. Todo el personal que esté en la zona, o sea 2 por 83 = 166 hombres debe comer allí; la dificultad grande está en encontrar local amplio para comedor.
Urge que un jefe u oficial se traslade allí y compruebe lo que se dice en estas notas, modificando lo que proceda, formulando presupuesto para concesión del oportuno crédito y procediendo inmediatamente al alojamiento de las fuerzas que se destinan.
Fdo: José Giral.
B) Instrucciones al capitán de carabineros D. José Muñoz Vizcaíno
El comandante Don José Muñoz Vizcaíno queda encargado por el presente de organizar y mandar las fuerzas afectas los polvorines, donde hay constituidos depósitos cuya custodia se les encomienda.
Asume potestad para tomar cuantas medias considere pertinentes, lo mismo en el orden militar que en cualquier otro, pero cuidando de que no se produzcan interferencias con las disposiciones de otras autoridades de la plaza. A este fin, y aparte de lo que le aconseje la discreción, procurará entrevistarse desde el primer momento con el Gobernador Militar y con el Jefe de la Base Naval.
Asimismo ha de tener al corriente discretamente al señor Ministro de Hacienda de cuantas incidencias surjan y si fuese preciso utilizará el teléfono. Facilitará las actuaciones de los funcionarios del Banco de España en cuantas operaciones sean dispuestas por este Centro. Acatará, como emanación de este Ministerio, las órdenes que reciba del Director General del Tesoro Don Francisco Méndez Aspe. Tomará las medidas de seguridad y protección pertinentes para cuantos transportes se ordenen.
Puede proponer las determinaciones que en cada caso estime oportunas para el mejor cumplimiento de su misión, si no alcanzara a su fuero la puesta en práctica y bajo su propia responsabilidad, de las mismas.
Facilitará la labor informativa que por encargo de este Ministerio realizará el comandante Don Fernando Sabio y pondrá a su disposición los elementos que este reclame.
Madrid, 7 de octubre de 1936
C) Informe del comandante Sabio con motivo de su viaje a Cartagena[7]
Una serie de alturas, unidas unas a otras, forman un conjunto parecido al de una herradura, cuya abertura, salida de las aguas que (sic) hace al final angosta y retorcida impidiendo la vista de la playa de Algameca desde la mayor parte de la herradura.
El conjunto de lomas y barrancadas constituye una finca que fue adquirida por Guerra en atención a las condiciones que reúne para la defensa de la población y anejos.
Existen carreteras a las más importantes alturas y en ellas están emplazadas algunas baterías de artillería.
Dentro de la herradura, apoyado en una de las lomas, existe un terreno que ha sido cedido a Marina, y en el que se han construido los polvorines y demás dependencias de que ya existe informe.
Las condiciones de construcción de los polvorines son buenas para los fines a que actualmente se dedican pero resultan pequeños, lo cual dificulta grandemente los trabajos de remoción para clasificación y envío. La labor a desarrollar por el personal encargado es considerable.
Los únicos accesos a los polvorines son las puertas y los tubos de respiración ofrecen a mi juicio poca garantía, debiendo suplirla en los últimos con vigilancia y los primeros con cerraduras, mucho más fuertes y mejor montadas en las terceras puertas.
Aún a riesgo de extenderme demasiado, quiero detallar algunos extremos por lo que se refiere a las condiciones de seguridad de dichos accesos.
Las puertas: La primera, de chapa ondulada, no sirve más que de telón para que no se vea la siguiente.
La segunda que es de dos hojas de corredera que se fijan con un candado, hoy de lo más corriente aunque piensa mejorarse, no podrá nunca ser obstáculo a la más sencilla y frágil herramienta, sirviendo únicamente para ocultar la tercera que es naturalmente más aparatosa.
Sé que hay intención de mejorar las cerraduras de estas terceras puertas pero se hace indispensable que a la hora de montar las nuevas se proceda de forma distinta a cómo se hizo con las anteriores, o sea con las actuales, ya que las correspondientes a la puerta de uno de los polvorines está sujeta con tornillos pasantes sin remachar, que yo mismo pude destornillar con los dedos. En las otras dos puertas los tornillos están remachados en frío pero como la cabeza queda al exterior bastaría una llave inglesa fuerte para, sin ruido alguno, separar la cerradura de la puerta. Las cabezas de los tornillos deberían estar embutidas en el grueso de la puerta y recubiertas con soldadura; las puntas de los tornillos, que en realidad deberían ser pernos suprimiendo la tuerca, deben ser remachadas en caliente.
Los tubos de respiración: Los polvorines son todos, en forma, iguales o simétricos, aunque cambia de unos a otros la longitud de las galerías. Al margen se pinta un mono aproximado de uno de ellos[8].
La galería estrecha, o cámara de explosión marcada X, tiene comunicación con la paralela por dos aberturas con dimensiones aproximadas de medio metro en cuadro, abertura que está cerrada por rejas con barrotes unos 15 m/m.
En el centro de la cámara de explosión nace en sentido vertical el tubo de respiración, el cual no he podido ver, pero que según informes tiene un diámetro de unos 70 c/m. Este tubo sale al exterior cubierto por una especie de garita. Se hacen obras para tapar las salidas de los tubos de respiración pero considero indispensable la vigilancia inmediata, muy especialmente durante la noche, en evitación de que deshaciendo la obra de taponamiento de los tubos de respiración, pudiera introducirse alguien en la galería estrecha, que como queda dicho no está separada de la principal más que por los barrotes de 15 m/m.
Existen tres accesos fáciles al interior del recinto total de Guerra que son:
Las dos primeras entradas se encuentran vigiladas pero no defendidas, la tercera carece de vigilancia.
Siendo el conjunto del Ramo de Guerra y existiendo en él algunos destacamentos de artillería puede haber duda sobre quién debe defender esas entradas caso de plantearse la cuestión de jurisdicciones. En mi opinión las tres deben ser vigiladas y defendidas por fuerzas propias para lo que se cuenta con personal suficiente. Independientemente será preciso establecer la vigilancia inmediata de los polvorines y los retenes para su defensa. Sobre estos extremos, distribución de la fuerza y armamento necesario he cambiado impresiones con el comandante Muñoz, y oportunamente informaré de palabra, anticipando que hemos coincidido en nuestras opiniones, considerando de absoluta necesidad la dotación a dichas fuerzas de cuatro ametralladoras y seis fusiles ametralladores. Muñoz, por su parte, desea equipar a todo el personal con careta contra gases.
La parte que en principio ofrece algunas dificultades es la relacionada con el acuertelamiento pero puede resolverse dentro del recinto empleando un polvorín de superficie hoy en desuso, la Casa de los Carabineros, la casa del guarda (propiedad de Guerra) y algunos pabellones de la Marina.
Para poner dichos edificios en condiciones de alojar al personal sería necesaria la instalación de literas ya que en superficie no habría sitio para todos.
Si este informe terminase aquí yo pediría se autorizase al comandante Muñoz para que pudiera hacer los gastos necesarios para construir con urgencia las literas, que habrían de consistir sencillamente pies y marcos de madera y lechos de lona, pero considero por virtud de lo que sigue que de momento no puedo saber cuál será el alojamiento de las tropas y omito por esta razón la propuesta.
En la entrevista con el General Gobernador he sacado la impresión de que será muy difícil para Muñoz el cumplimiento de su deber en forma que garantice su misión si no se ve completamente amparado y defendido por Vd.
Este señor pretende que las fuerzas han ido a Cartagena a su disposición, diciendo que es a él a quien se debe su envío.
Ha empezado por nombrar una guardia de 20 hombres para el Gobierno Militar y otra de 40 para un antiguo cuartel con el pretexto de darles alojamiento. Ha dicho que los polvorines no deben defenderse desde su inmediación sino desde el pueblo que es de donde puede un día salir el enemigo.
También que el mejor servicio a prestar por las fuerzas de Carabineros consistirá en vestirse de paisano para desempeñar funciones de policía secreta.
También que quiere mandar algunas de estas fuerzas al muelle para evitar que por los obreros del mismo pueda entrar en Cartagena el gorgojo del que hasta ahora se ha visto libre.
Ha amenazado con no prestar el apoyo a que le obliga la orden de Vd. si a él no se le presta el que solicita.
Ha confesado claramente que no puede haber más autoridad que la suya, apoyándose en los desastres debidos a las pequeñas columnas sin un mando de conjunto.
Para mí ha constituido un hecho curioso el encontrar en estos momentos un general que sepa dar a conocer en tan pocas palabras las condiciones de que estaban adornados los antiguos generales que tan fácilmente sabían hacerse odiosos, pero aparte de esta curiosidad he quedado impresionado al pensar que la urgente misión encomendada a las fuerzas del comandante Muñoz sufrirá cuando menos un retraso impuesto por el tiempo necesario para pasar a Vd. este Informe.
Teniendo en cuenta que hasta ahora había 35 carabineros en el servicio de que se trata, los cuales podrían ser relevados e incorporados a la Comandancia de Cartagena para las otras misiones justas que quiera encomendárseles, estimo que los 300 hombres del comandante Muñoz no deben en ningún caso prestar otro servicio que el especial, para el cual han sido elegidos.
Esto resuelto, convendría autorizar al comandante Muñoz para que procediese a ordenar la construcción de las literas para conseguir que toda la fuerza esté en el campo, dentro del recinto.
Aparte de lo anterior, considero necesario y muy urgente el cambio de las cerraduras de las terceras puertas. Las cuartas puertas de que había noticia parece que no se pondrán, según me informó el encargado de la custodia.
Yo me he trasladado a esta plaza para, mientras envío el presente informe y recibo sus órdenes, estar en contacto con la Comisión de Reclutamiento e informarme de su funcionamiento.
Alicante, de octubre de 1936[9]
Fdo. Fernando Sabio.
FUENTE: AJNP