Una respuesta formal francesa, prácticamente desconocida, defendiendo la no intervención
Ministerio de Negocios Extranjeros.
Dirección de Asuntos Políticos
Señor Embajador:
El Gobierno francés no ha dejado de examinar con la mayor atención las comunicaciones que V. E. ha tenido a bien dirigirme los días 10 y el 15 de este mes. Ha tomado conocimiento, con satisfacción, de la declaración a tenor de la cual encontrará, por parte del Gobierno de la República Española, una colaboración completa y leal en toda la medida compatible con los intereses vitales de su país para evitar que los acontecimientos de España puedan convertirse en fuente de dificultades de orden internacional.
El Gobierno francés aprecia en sumo grado el espíritu de conciliación de que ha hecho prueba el Gobierno español en varias ocasiones y, en particular, con motivo de los incidentes acaecidos en Tánger.
Para disipar ciertas aprensiones expresadas por V. E. el Gobierno francés tiene interés en confirmar que nunca ha pensado en equiparar la situación actual en España con un conflicto de orden internacional. Pero también tiene el deber de preguntarse si de tal situación no surgiría un conflicto de estas características.
Es más, los movimientos de opinión y de emoción que en gran parte del mundo se han producido en dichas circunstancias, su diversidad y su amplitud justifican las más serias inquietudes en tal respecto. Es para defender la causa de la Paz —a la cual está firmemente rendido el Gobierno de la República Española, como con toda justicia lo recuerda V. E.— por lo que el Gobierno francés considera que las potencias extranjeras deberían abstenerse de toda injerencia en los asuntos internos de España.
El Gobierno francés ha estimado que de un acuerdo realizado en base a tal principio y de las medidas concertadas que de él se deriven no se desprenderá ningún perjuicio para el Gobierno de la República Española, dadas las circunstancias fácticas y el peligro de suministros adicionales a los rebeldes. Está persuadido, antes al contrario, que alejar el peligro de complicaciones internacionales equivale a facilitar la reaparición en España de un estado de cosas normal.
El Gobierno francés atribuye al éxito de las negociaciones que a dicho efecto se han iniciado una importancia tal que se ha visto obligado a adoptar, en lo que a él se refiere, la decisión sobre las exportaciones destinadas a España que ha provocado las observaciones de V. E. La ha tomado con la convicción de que constituía una condición indispensable al éxito de sus gestiones.
No obstante las reservas que suscitan las consideraciones expuestas por V. E. en relación con esta postura, el Gobierno francés no puede por menos de manifestar su acuerdo con que el valor de una declaración de no intervención depende esencialmente de su rápida entrada en vigor y de la eficacia de las garantías previstas para su estricta aplicación. Es por lo que el Gobierno francés ha multiplicado sus esfuerzos en tal sentido, a los cuales se ha unido por lo demás el Gobierno británico.
Tal y como ya he tenido la ocasión de asegurar a V. E., el Gobierno francés no ha perdido nunca de vista esta doble consideración en los esfuerzos que lleva a cabo ante los restantes Gobiernos europeos. En consonancia con los deseos expresados por V. E., con su acción presente el Gobierno francés continúa esforzándose por el pronto éxito, indispensable en efecto, de una iniciativa inspirada a la vez por su preocupación por el mantenimiento de la paz y por sus sentimientos de amistad para con la República Española.
Le ruego aceptar, Señor Embajador, la seguridad de mi más alta consideración.
Firmado:
Yvon Delbos.
FUENTE: AMAEC-AB, no intervención/caja104.Publicada, con ligeras modificaciones de texto, en Barcia, pp. 39-41.