¿Hacia una República soviética en España?
Confidential Admiralty Monthly Intelligence Report N.º 203
15 de abril de 1936
ESPAÑA
Situación interna. El Gobierno español ha dictado un decreto el 29 de febrero disponiendo que todos los empleadores reinstalen a los obreros, empleados y otros colaboradores que perdieron sus puestos de trabajo desde el 1 de enero de 1934 a causa de sus opiniones políticas o como consecuencia de su participación en movimientos huelguísticos. También ha dispuesto que las plantillas se restablezcan al nivel existente el 4 de octubre de 1934.
Se ha producido una huelga en las minas de la Compañía de Río Tinto en relación con la aplicación de tal decreto ya que por razones económicas había reducido su plantilla en 1200 personas a lo largo de los dos últimos años. La compañía ha dado a conocer su preocupación por el mantenimiento del orden en la zona minera. El representante de la misma acaba de indicar, no obstante, que la huelga ha terminado y que no hay desórdenes o perspectivas inmediatas de que la situación pueda amenazar la vida de ciudadanos británicos o propiedades británicas […]
Durante las últimas semanas han crecido los desórdenes. En su curso se han incendiado iglesias y edificios de periódicos y la policía se ha visto obligada a disparar contra la muchedumbre.
A pesar de las declaraciones tranquilizadoras por parte de varios ministros, que han cursado órdenes a los gobernadores civiles de mantener el orden «con energía, pero dentro de la legalidad», parece optimista suponer que sea fácil restaurar la ley y el orden. La autoridad y la disciplina de las fuerzas policiales y del Ejército se han visto minadas y el Gobierno no parece capaz de controlar la situación.
El ministro portugués de Asuntos Exteriores informó recientemente al Sr. Eden que los acontecimientos de España causaban gran ansiedad a su Gobierno, que tiene motivos para creer que los comunistas españoles estaban alentando y armando a elementos revolucionarios en Portugal.
En opinión del ministro de Estado las grandes ciudades españoles permanecerán tranquilas, aunque quizá se produzca algún desorden esporádico en el campo y en las Cortes. Los jefes de misión en Madrid son, sin embargo, más pesimistas y algunos de entre ellos temen incluso la creación, en el próximo futuro, de una República soviética en España.
Con el fin de evitar una intensificación de las pasiones políticas, que invariablemente provoca la convocatoria de elecciones, las de índole municipal previstas para el domingo de Resurrección se han pospuesto indefinidamente. En general se considera que estas elecciones favorecerían considerablemente a la extrema izquierda y han abundado los rumores que en caso de éxito los dirigentes socialistas echarían al presidente de la República y establecerían un régimen soviético. Se afirma que el Ejército está conspirando para prevenir tal acontecimiento por medio de un coup d’état a las órdenes de un general muy distinguido pero cuyo nombre no se ha divulgado.
En lo que se refiere a acciones contra el Sr. [Alcalá] Zamora, el actual presidente, no ha sido necesaria una victoria en las urnas. El 7 de abril fue desposeído automáticamente de su cargo a tenor de una moción de censura socialista que se aprobó en las Cortes por 238 votos contra 5.
Como presidente ha recibido un sueldo de 2 millones de pesetas anuales (80 000 libras), el más elevado que perciba ningún otro jefe de Estado en el mundo. Dado que ha ocupado su puesto durante cinco años, desde la caída de la Monarquía, habrá recibido cerca de 340 000 libras.
Un artículo de prensa indica que la selección de su sucesor ha sido uno de los temas favoritos de conversación en las tertulias políticas durante las últimas semanas. Se han mencionado muchos nombres pero sólo hay tres favoritos.
El primero es el radical socialista Álvaro de Albornoz, previamente ministro de Obras Públicas. El segundo es el Sr. Martínez Barrios (sic), ex primer ministro y líder del partido de Unión Republicana. Recientemente ha sido elegido presidente de las Cortes por una aplastante mayoría. En uno de los carteles electorales de las derechas unas semanas antes se le describió como un hombre de «hambre, sangre, barro y lágrimas». El tercero es el Señor Angel Ossorio. Todos son juristas. El Sr. Ossorio fue gobernador civil de Barcelona durante la Monarquía, pero escapó disfrazado de mujer cuando empezaron los desórdenes. Es famoso por su lacrimosidad.
FUENTE: TNA: ADM 223/824.