CAPITULO 1

Experiencia sensorial

Son varias las formas importantes en que lo que nosotros hacemos difiere radicalmente de lo que otros hacen en talleres de comunicación y en sicoterapia. Cuando comenzamos en este campo, observábamos cómo gente brillante hacía cosas interesantes, y luego daban varias metáforas particulares que ellos llamaban «teorizar». Contaban historias acerca de millones de hoyos o acerca de tuberías: que hay que entender, que la gente es únicamente un círculo de cañerías y tubos que salen en todas direcciones, o que la persona es como la cebolla, que tiene varias capas, etc. La mayoría de las metáforas no eran muy útiles para ayudar a las personas a aprender específicamente qué es lo que hacen y cómo lo hacen.

Algunas personas hacen laboratorios vivenciales, donde podrán observar y escuchar a una persona que es relativamente competente, en casi todo, o al menos en parte del oficio llamado «comunicación profesional». Mediante su conducta les van a demostrar que son bastante hábiles para hacer algunas cosas. Si tienen suerte y si mantienen alerta su aparato sensorial, van a aprender a hacer algunas de las cosas que ellos hacen. También hay un grupo de personas que son los teóricos. Ellos les contarán cuáles son sus creencias acerca de la verdadera naturaleza de los seres humanos y cómo debiera ser una persona completamente «transparente, ajustada, genuina, auténtica», etc. Pero no les muestra cómo hacer algo.

Casi todo el conocimiento en el campo de la sicología está, organizado de modo que se combina lo que denominamos «modelar» —lo que tradicionalmente ha sido denominado «teorizar»—, 1o que nosotros consideramos teología. La descripción de lo que las personas hacen se ha mezclado con las descripciones de lo que la realidad «es». Cuando mezclan teorías con experiencias, el resultado es una sicoteología. Lo que se ha desarrollado en sicología son diferentes sistemas con influyentes apóstoles trabajando a partir de estas distintas orientaciones.

Otra cosa extraña acerca de la sicología, es que hay un enorme grupo de personas que se llaman «investigadores» y que no se asocian con la gente que está en la práctica clínica. De alguna manera el campo de la sicología se dividió de tal modo que los investigadores ya no le dan información ni responden a los clínicos. Eso no es así en el campo de la medicina. En medicina la gente que hace investigaciones trata de encontrar cosas que ayudarán a la práctica de la medicina, y los practicantes de la medicina, a su vez, responden a los investigadores haciéndoles saber aquello de lo cual necesitan saber más.

Otra cuestión acerca de los terapeutas, es que vienen a la terapia con un conjunto de pautas inconscientes que hace altamente probable su fracaso. Cuando los terapeutas empiezan a hacer terapia, buscan lo malo por una vía orientada al contenido. Quieren saber cuál es el problema, de modo que puedan ayudar a las personas a encontrar una solución. Esto es verdad, sea que hayan sido entrenados abierta o encubiertamente en instituciones académicas, o en salas llenas de cojines en el piso.

Esto es verdad, incluso para aquellos que se consideran a sí mismos «orientados hacia el proceso». Hay una vocecita, por ahí dentro de su mente, que continuamente les dice: «el proceso, busque el proceso». Ellos dirán entonces: «bueno, yo soy un terapeuta orientado hacia el proceso, trabajo con el proceso». De alguna manera el proceso ya se ha convertido en un acontecimiento, una cosa en sí misma y por sí misma.

Hay aún otra paradoja en el campo. La gran mayoría de los terapeutas cree que el modo de ser un buen terapeuta es hacer todo intuitivamente. Lo que equivale a dejar que la mente lo haga por uno. No lo describen de esa manera, porque no les gusta la palabra «inconsciente», pero, básicamente, hacen lo que hacen sin saber cómo lo hacen. Lo hacen «por pura tincada» o «corazonada» y que es otra manera de decir «mente inconsciente». Yo creo que, el ser capaz de hacer cosas inconscientemente es útil, es un buen modo de hacer las cosas. El mismo grupo de personas, sin embargo, dice que el objetivo último de la terapia es que las personas lleguen a un entendimiento consciente, a un insight o introspección de sus propios problemas. De modo que los terapeutas son un grupo de personas que hacen lo que hacen sin saber cómo funcionan, y al mismo tiempo creen que el modo de llegar a alguna parte en la vida es saber conscientemente cómo funcionan las cosas.

Cuando por primera vez me interesé en el modelaje con personas en el campo de la sicoterapia, cada vez que los veía hacer una maniobra les preguntaba cuál era el resultado hacia el cual estaban trabajando. Como cuando alcanzaban y tocaban a una persona de una manera determinada, o cuando cambiaban su tono de voz en determinado momento. Su respuesta era «no tengo idea»; yo contestaba, entonces, «bueno ¿está interesado en explorar y descubrir conmigo cuál fue el resultado?», y me respondía: «definitivamente, no». Declaraban que si hacían cosas específicas para obtener resultados específicos, eso equivaldría a hacer algo malo denominado «manipular».

Nosotros nos llamamos a nosotros mismos modeladores. Esencialmente lo que hacemos es prestar muy poca atención a lo que las personas dicen que hacen, y mucha atención a lo que las personas hacen, construyendo luego un modelo de lo que hacen. No somos sicólogos, ni tampoco somos teólogos, ni teóricos. No tenemos ninguna idea acerca de la naturaleza «real» de las cosas y no estamos particularmente interesados en lo que es «verdadero». La función de modelar es llegar a una descripción que sea útil, de modo que si les mencionamos algo que ustedes ya saben a partir de algún trabajo científico, o de la estadística y que, como nosotros lo describimos, les parece impreciso, recuerden que aquí les estamos ofreciendo un nivel diferente de experiencia, no les estamos ofreciendo algo que es verdadero, únicamente cosas que son útiles.

Sabemos que nuestro modelaje ha sido útil cuando podemos obtener sistemáticamente en una persona el mismo resultado conductual que la persona que hemos estado modelando. Y una prueba, incluso más poderosa, es cuando podemos enseñarle a otra persona a conseguir los mismos resultados de modo sistemático.

Cuando ingresé al campo de la comunicación, asistí a una conferencia donde había 650 personas en un auditorio. Un hombre muy famoso se levantó y dijo lo siguiente: «Lo que todos ustedes tienen que entender acerca de la terapia y acerca de comunicación, es que el primer paso esencial es contactar al ser humano con que se están comunicando, como persona». Bueno, eso me pareció bastante obvio; sin embargo, todos en el auditorio respondieron: «Sí, claro, tomar contacto, todos sabemos acerca de eso». Después siguió hablando otras seis horas y en ningún momento mencionó cómo se toma contacto. En ningún momento se refirió a una sola cosa específica que alguien pudiera hacer, que de alguna manera le permitiera tener la experiencia de comprender mejor a esa persona, o al menos darle a esa persona la ilusión de que era entendida y comprendida.

Luego fui a algo llamado «Escuchar Activo». (Active Listening). En el escuchar activo uno repite con sus propias frases todo lo que se dice, lo que equivale a decir que uno distorsiona todo lo que dicen.

Luego empezamos a prestarle atención a lo que hacen unas personas muy distintas entre sí, pero que son verdaderos «magos» terapéuticos. Cuando se observa y escucha cómo Virginia Satir o Milton Erickson hacen terapia, en apariencia no podrían ser más distintos. Por lo menos yo no podría haber descubierto un modo de aparentar ser más distintos.

También las personas que han trabajado con el uno o con el otro, relatan que las experiencias de estar con uno o con el otro son profundamente distintas. Sin embargo, si uno examina su conducta y las pautas claves esenciales y la secuencia de lo que hacen, son bastante semejantes. Las pautas que usan para lograr de una manera relativamente dramática lo que son capaces de conseguir, como nosotros lo entendemos, son muy semejantes. Lo que consiguen es lo mismo. Es su presentación lo que las hace diferentes.

Lo mismo se puede decir de Fritz Perls. Posiblemente no era tan sofisticado como la Satir y Erickson en el número de configuraciones que utilizaba. Pero cuando estaba operando, en lo que yo considero una forma poderosa y efectiva, utilizaba las mismas secuencias de configuraciones. Típicamente Fritz no andaba en busca de resultados específicos. Si alguien se le acercaba diciendo «Tengo una parálisis histérica en la pierna izquierda», él no iba tras de eso directamente. A veces se concentraba en eso y otras veces no. Tanto Milton como Virginia tienen la tendencia de irse a los resultados específicos; algo que yo respeto.

Cuando quise aprender terapia, fui a un taller de un mes de duración. Una situación donde a uno se le encierra en una especie de isla y está expuesto todos los días al mismo tipo de experiencias, en el entendido que de alguna manera uno las recogerá. El conductor del taller tenía gran experiencia y podía hacer cosas que ninguno de nosotros podía hacer, pero cuando hablaba de las cosas que hacía, la gente no podía aprender a hacerlas. Ya sea intuitivamente o lo que nosotros denominamos inconscientemente, si bien su conducta era sistemática, él no entendía conscientemente cómo es que era sistemática. Esto en cierto sentido es un halago a su flexibilidad y a su capacidad para discernir aquello que funciona.

Por ejemplo, ustedes saben muy poco acerca de cómo son Capaces de generar el lenguaje. De alguna manera a medida que hablan son capaces de crear piezas de sintaxis realmente complejas. Yo sé que no están haciendo decisiones conscientes, no es que se diga «bueno, voy a hablar y primero voy a colocar un sustantivo en la frase, luego voy a introducir un adjetivo, un verbo, y tal vez un pequeño adverbio al final, así, para matizarla un poco». Ustedes hablan un lenguaje que tiene una gramática y una sintaxis, reglas que son tan matemáticas y explícitas como cualquier cálculo. Hay un grupo de personas denominadas lingüistas transformacionales, que han logrado captar muchos dólares de impuestos y espacio académico para su investigación y finalmente ingeniárselas sobre cuáles son esas reglas. No han descubierto nada acerca de qué hacer con ellas, pero no se preocupan de eso. No están interesados en el mundo real, y habiendo vivido en él a veces puedo entender por qué.

Cuando se trata de lenguaje, todos tenemos los mismos circuitos. Los humanos tienen más o menos las mismas intuiciones acerca de los mismos tipos de fenómenos, en muchos idiomas diferentes. Si digo, por ejemplo: «mira entender tal vez tú idea esa puedes», van a tener una intuición diferente que si digo: «mira, tal vez tú puedas entender esa idea», a pesar de que las palabras fueron las mismas. Hay una parte de ustedes, a un nivel inconsciente, que les dice que una de esas frases está bien formada, del mismo modo que la otra no lo está. Nuestra tarea como modeladores es hacer una tarea semejante para otras cosas que son aún más prácticas. Nuestra tarea es descubrir qué es lo que los terapeutas eficaces hacen intuitivamente o inconscientemente y enunciar algunas reglas que pueden ser enseñadas a otras personas.

Ahora bien, lo que típicamente ocurre cuándo van a un seminario, es que el coordinador dirá algo como: «en realidad, lo único que necesitan hacer para conseguir lo que yo hago, como gran comunicador que soy, es prestarle atención a sus tripas» y eso es cierto, si es que ocurre que tienen las mismas cosas en las tripas que tiene el coordinador. Mi sospecha, es que posiblemente no sea así, incluso pueden tenerla en un nivel inconsciente, pero creo que si quieren tener las mismas intuiciones que Erickson, Satir o Perls, tendrán que pasar por un período de entrenamiento para aprender a tener intuiciones semejantes. Una vez que se han sometido a un período de entrenamiento consciente, pueden tener intuiciones terapéuticas que son tan inconscientes y sistemáticas como lo son sus intuiciones acerca del lenguaje.

Si ustedes observan y escuchan como trabaja Virginia Satir, se verán confrontados con un cúmulo abrumador de información el modo como ella se mueve, los cambios en su tono de voz, el modo como toca a las personas, a quién se dirige, cuáles claves sensoriales está usando para orientarse, etc. En realidad es una tarea difícil intentar seguirle la pista a todas las cosas que está utilizando como claves, las respuestas que ella tiene a esas claves y las respuestas que ella suscita en otros.

Ahora bien, nosotros no sabemos realmente lo que hace Virginia Satir con las familias. Sin embargo, podemos describir su conducta de tal modo que podemos ir donde cualquiera de ustedes y decirles: «mira, toma esto, haz esas cosas en esta secuencia, practícalo hasta que se convierta en una parte sistemática de tu conducta inconsciente y podrás terminar siendo capaz de hacer contestar las mismas respuestas que suscita Virginia». Nosotros no corroboramos la precisión de la descripción a que hemos llegado, o cómo calza con los datos neurológicos o estadísticos acerca de lo que está transcurriendo. Lo único que hacemos para entender si acaso nuestra descripción de un modelo es adecuado para lo que estamos haciendo, es ver si funciona o no: ¿Es capaz Ud. de exhibir efectivamente en su conducta las mismas pautas que Virginia exhibe en las suyas y obtener los mismos resultados? Vamos a estar haciendo afirmaciones aquí que puede que no tengan ninguna relación con la «verdad» de lo que «realmente está ocurriendo». Sabemos, sin embargo, que el modelo que hemos construido de su conducta ha sido efectivo. Luego de ser expuestos a esto y ensayar las pautas y descripciones que hemos ofrecido, la conducta de las personas cambia de tal forma que los hace efectivos de la misma manera que lo hace en Virginia. Sin embargo, el estilo de cada persona es único y peculiar. Aun cuando aprendan a hablar en francés se van a expresar a su propio modo.

Pueden utilizar su conciencia para decidir conseguir cierta destreza que piensan sería útil en el contexto de su trabajo personal y profesional. Mediante el uso de nuestros modelos pueden practicar tales destrezas y habilidades. Una vez que los hayan practicado conscientemente durante un tiempo, podrán permitir que esa habilidad o destreza funcione inconscientemente. Todos tuvieron que practicar las destrezas involucradas en conducir un automóvil, ahora pueden conducir largos tramos y no estar conscientes para nada de ello, a menos que surja una situación peculiar que precise de su atención.

Una de las cosas sistemáticas que Erickson y Satir y muchos otros terapeutas efectivos hacen, es percatarse inconscientemente de cómo piensa la persona a la que están hablando y utilizar esta información de muchos modos diferentes. Por ejemplo, si yo fuera un cliente de Virginia, podría decir:

«¡Puchas, Virginia! Ud. sabe, ¿ah?, las cosas han estado bastante pesadas ahora, justo ahora mi mujer fue atropellada… fue atropellada por un caracol… Ud. sabe, tengo cuatro hijos y dos de ellos son delincuentes y tal vez hay algo que hice mal para que salieran así, pero no puedo agarrar lo que es».

No sé si acaso alguna vez han tenido oportunidad de observar a Virginia Satir trabajando, funciona muy, pero muy bien. Lo que hace es muy mágico a pesar de que yo creo que la magia tiene una estructura y está a disposición de todos. Una de las cosas que ella haría sería unirse con este cliente en su modelo del mundo, respondiendo de esta forma:

«Yo entiendo que Ud. siente que tiene cierto peso sobre sí, y que este tipo de sentimientos y sensaciones han estado en su cuerpo, y no es precisamente lo que quiere para usted como ser humano; espera otro tipo de cosas».

No importa realmente lo que diga, en tanto use el mismo tipo de palabras y configuraciones tonales que el cliente. Si el mismo cliente fuera a ir donde otro terapeuta, el diálogo podría ser así:

«Bueno, usted sabe que las cosas en mi vida son bastante pesadas, doctor Bandler, como que hay algo que no puedo captar».

«Sí, eso lo puedo ver, señor Grinder».

«Siento como que hubiera hecho algo malo con mis hijos y no sé lo que es. Y pensé que tal vez usted podría ayudarme a captarlo».

«Claro, si veo lo que está hablando. Veamos, enfoquémoslo en una dimensión particular. Trate de darme su perspectiva particular. Cuénteme cómo es que ve su situación en este momento».

«Bueno, usted sabe, estoy como que no puedo captar la realidad, las cosas se me escapan».

«Sí, eso lo puedo ver; lo que es importante para mí, por muy colorida que sea su descripción, es que veamos ojo a ojo a lo largo de todo el camino que tenemos que recorrer juntos».

«Estoy tratando de decirle que mi vida tiene una serie de asperezas y estoy tratando de encontrar un camino».

«De todas maneras, desde su descripción se ve todo malo, los colores no son en absoluto agradables».

Mientras ustedes están ahí sentados riéndose, esta exageración es un pálido reflejo de lo que hemos visto en la «vida real». Invertimos mucho tiempo yendo a clínicas de salud mental y observando el trabajo de comunicadores profesionales. Es muy deprimente. Y lo que hemos notado, es que muchos terapeutas hacen un mal acompañamiento, del modo que acabamos de demostrar.

Nosotros venimos de California y todo el mundo allá está manejado por las firmas electrónicas. Hay una cantidad de gente que se llaman «ingenieros» y los ingenieros típicamente en un cierto momento de su vida tienen que ir a terapia, es una regla, no sé por qué, pero generalmente cuando llegan dicen algo parecido a:

«Bueno, durante largo tiempo yo podía ver que iba ascendiendo y estaba logrando éxito, y súbitamente, cuando empezaba a llegar a la cima, miraba alrededor de mi vida y mi vida se veía vacía. ¿Puede ver usted lo que eso puede significar para un hombre de mi edad?».

«Bueno, estoy empezando a agarrar la esencia de los tipos de sensaciones que usted tiene y quiere cambiar».

«Un momento, porque lo que yo quiero es tratar de mostrarle a usted mi perspectiva de todo el asunto, y usted sabe».

«Yo siento que esto es muy importante».

«Yo sé que mucha gente tiene muchos problemas, pero lo que quiero hacer es realmente darle una idea clara de lo que veo que constituye el problema, de modo que usted pueda mostrarme, así como imagen por imagen, lo que necesito saber para encontrar mi camino y salirme de esta dificultad, porque francamente me estoy deprimiendo, por esto ¿puede ver cómo sería?».

«Siento que esto es muy importante, Ud. ha traído aquí asuntos que yo siento que realmente tenemos que encarar, y es únicamente asunto de seleccionar dónde vamos a agarrar la manija y empezar a trabajar sobre esto de una manera cómoda y poderosa».

«Lo que realmente me gustaría saber es su punto de vista». «Bueno, yo no quiero que Ud. evite ninguna de estas sensaciones, siga adelante y permita que fluyan, y sáquele la cresta a la imagen que tiene de usted mismo ahí».

«Yo…, yo no veo que esto nos esté conduciendo a algo productivo». «Yo siento que hemos dado con un punto áspero en la relación, ¿está dispuesto a hablar de sus resistencias?».

¿Pudieron notar alguna pauta en estos diálogos? Nosotros observamos que había terapeutas que hacían esto durante 2 o 3 sesiones y nos dimos cuenta que la Satir lo hacía de la otra manera: Ella comienza acompañando al cliente en su modelo del 22 mundo. Si encuentran algo que puedan hacer y que no funciona, entonces lo hacen de nuevo. F. Skinner tenía un grupo de alumnos que había hecho mucha investigación con ratas y laberintos, y alguien le preguntó un día: «¿Cuál es la verdadera diferencia entre una rata y un ser humano?». Ahora bien, los conductistas que no son notables como observadores, decidieron que tenían que hacer un experimento para descubrir la diferencia. Construyeron un enorme laberinto a escala humana. Tomaron, característicamente, un grupo control de ratas y les enseñaron a pasar por laberintos en busca de queso, y tomaron a los humanos y les enseñaron a pasar por el laberinto grande en busca de billetes de 5 dólares. No notaron ninguna diferencia muy significativa, había pequeñas variaciones en los datos y al nivel de 95% de probabilidad descubrieron algunas diferencias significativas en el número de ensayo de criterio o algo por el estilo. Los humanos eran capaces de aprender a conocer el laberinto un tanto mejor, un tanto más rápido que las ratas.

Pero la parte interesante de la estadística surgió cuando hicieron la parte de la extinción. Quitaron los billetes de 5 dólares y el queso, y luego de un cierto número de ensayo, las ratas dejaron de pasar por el laberinto…; sin embargo, los humanos jamás se detuvieron… ¡aún están ahí!… ¡incluso irrumpen en el laboratorio en las noches!

Uno de los procedimientos operativos de la mayoría de las disciplinas que permite que un campo crezca y siga desarrollándose a gran velocidad, es que si lo que Ud. hace no funciona, entonces haga otra cosa. Si Ud. es un ingeniero y tiene un cohete listo y aprieta un botón y no se eleva, entonces usted altera su conducta para descubrir qué es lo que necesita hacer para efectuar los cambios necesarios para que el cohete despegue.

Sin embargo, en el campo de la sicoterapia, si uno se encuentra en una situación donde el cohete no se levanta, tiene un nombre especial: se denomina «un cliente que se resiste». Uno toma el dato de lo que uno hace que no funciona y entonces culpa de eso al cliente, esto le alivia a usted de la responsabilidad de tener que cambiar su conducta, o tal vez si usted es un poco más humanista, podrá «compartir la culpa del fracaso», o decir, «aún no estaba listo».

Otro problema es que el campo de la sicoterapia continuamente está desarrollando las mismas cosas una y otra vez. Lo que Fritz hacía y lo que Virginia hace, ya había sido hecho antes. Los conceptos utilizados en el análisis transaccional (AT), por ejemplo «redecisión», aparecen en trabajos de Freud. Lo interesante es que en sicoterapia el conocimiento no se transfiere.

Cuando los humanos aprendieron a escribir y a leer y a comunicarse unos con otros, ese conocimiento empezó a acelerar el ritmo del desarrollo. Si nosotros enseñamos electrónica a alguien, lo entrenamos en todas las cosas que ya han sido descubiertas, de modo que ellos puedan partir de ahí y descubrir cosas nuevas.

Lo que ocurre en sicoterapia, sin embargo, es que en lugar de eso mandamos a la gente a la escuela y no es sólo que tenga que aprender a hacer terapia, sino que no hay un modo para aprender a hacer terapia. Así que lo que se hace es que se les provee de clientes, y denominamos lo que ellos hacen «consulta», de modo que ellos puedan practicar privadamente.

En lingüística hay una distinción que se llama nominalización. La nominalización es cuando uno toma un proceso y lo describe como si fuera un acontecimiento o una cosa. De esta forma uno confunde totalmente aquellos que viven cerca de uno, incluso a uno mismo, a menos que uno esté continuamente recordándose que es una representación, en lugar de una experiencia. Y esto puede tener usos positivos. Si ocurre que usted está en el Gobierno, puede hablar de nominalizaciones, tales como «seguridad nacional», y puede conseguir que la gente se preocupe con estas palabras. Nuestro Presidente acaba de ir a Egipto y cambió la palabra «imperativo» por la palabra «deseable» y de golpe fuimos nuevamente amigos de Egipto. Lo único que hizo fue cambiar una palabra. Esa es magia de palabras.

La palabra «resistencia» también es una nominalización. Es describir lo que es un proceso como si fuera una cosa, sin hablar acerca de cómo funciona. El terapeuta interesado, auténtico, del último diálogo, describiría al cliente como insensible, tan fuera de contacto con sus sentimientos, que no se podía comunicar efectivamente con él. Ese cliente era realmente resistente.

El cliente saldría en busca de otro terapeuta, porque el terapeuta necesitaba de anteojos. No tenía ninguna perspectiva en absoluto, no podía ver ojo con ojo con él.

Y desde luego que ambos tenían razón.

Ahora, ¿hay alguien aquí en la sala que aún no haya identificado la pauta de aquello de que estamos hablando? Porque en realidad fue el punto de partida para nosotros.

Mujer: ¡Ah!, en el último diálogo el cliente estaba usando palabras visuales como «mira, ves, muestra, foco, perspectiva», y el terapeuta estaba utilizando palabras sensoriales como «agarra, manija, sensación, suave, áspero».

Correcto, y también hay algunas personas que utilizan palabras fundamentalmente auditivas: «yo escucho lo que estás diciendo», «eso me suena», «yo puedo resonar con eso», etc. Lo que hemos descubierto es que gente distinta, en realidad, piensa distinto, y que estas diferencias corresponden a las modalidades principales de los sentidos: visión, audición y lo que nosotros llamamos kinestesia (sensación cutánea, muscular, visceral, emocional).

Cuando hacen el contacto inicial con una persona, ella probablemente va a estar pensando en uno de estos tres sistemas representacionales fundamentales. Internamente estará generando imágenes visuales o teniendo ciertas sensaciones kinestésicas o hablándose a sí misma o escuchándose a sí misma. Uno de los modos que uno tiene para darse cuenta de esto, es escuchando los diversos tipos de palabras procesos (los predicados, verbos, adverbios y adjetivos) que la persona utiliza para describir su experiencia. Si le prestan atención a esa información, podrán ajustar su propia conducta para obtener la respuesta que quieran. Si quieren tener un buen contacto, pueden utilizar el mismo tipo de predicados que la otra persona está utilizando. Si quieren alienar a otras personas, pueden deliberadamente no calzar los predicados como hicimos nosotros en el diálogo anterior entre el cliente y el terapeuta.

Ahora voy a hablar un poco de cómo funciona el lenguaje. Si yo lo miro a usted y le pregunto «¿Está cómodo?». Usted puede generar una respuesta. La presuposición para que usted pueda responder congruentemente a mi pregunta es que entienda las palabras que estoy hablando, ¿usted sabe, por ejemplo, cómo es que entiende la palabra cómodo?

Mujer: Físicamente.

Usted lo entiende físicamente, usted siente algún cambio en su cuerpo que es distintivo. Este cambio en su estado de sensación es distinto de «aterrada». Esa es una respuesta diferente.

Ella siente un cambio en su cuerpo como un modo de entender el significado de la palabra «cómoda». ¿Alguna otra persona se percató de cómo es que la entienden? Alguno de ustedes verán imágenes visuales de sí mismos en una posición cómoda: tendido en una hamaca o tendido al sol. Y algunos pocos podrán, incluso, escuchar sonidos que asocian al estar cómodos: el murmullo de un arroyo, o el ruido del viento soplando a través de los pinos.

Para que ustedes puedan entender lo que les estoy diciendo, tienen que tomar las palabras —que no son más que rótulos arbitrarios para partes de su historia personal— y acceder al significado, vale decir, algún conjunto de sensaciones o algún conjunto de sonidos, que son el significado para ustedes de la palabra «cómodo». Esa es una noción muy simple de cómo funciona el lenguaje y a este proceso nosotros lo denominamos búsqueda transderivacional. Las palabras son gatillos que tienden a traer a su conciencia ciertas partes de su experiencia, y no otras.

Por ejemplo, los esquimales tienen Setenta palabras para describir la nieve, ahora, ¿significa esto que la gente que crece en una tribu llamada esquimal tiene un aparato sensorial distinto al nuestro? No. A mi modo de entender el lenguajes es la sabiduría acumulada de un grupo de personas. De una cantidad potencialmente infinita de experiencia sensorial, el lenguaje escoge aquellas cosas que son repetitivas en la experiencia de las personas que están desarrollando un lenguaje y que han encontrado útil de tener en la conciencia. No es sorprendente, entonces, que los esquimales tengan unas setenta palabras para la nieve, en relación a donde ellos viven y al tipo de tareas que tienen que realizar. Para ellos, la sobrevivencia es un asunto estrechamente relacionado con la nieve y, por lo tanto tienen que hacer distinciones muy finas. Los esquiadores también tienen diferentes palabras para diferentes tipos de nieve.

Como dice Aldous Huxley en su libro «Las Puertas de la Percepción», cuando uno aprende un idioma, uno hereda la sabiduría de las personas que existieron antes que uno. En este mismo sentido uno también es una víctima de ese conjunto infinito de experiencias que pudo haber tenido. A algunas experiencias se les da nombre, se etiquetan con palabras y, por lo tanto, son enfatizadas y llaman la atención. Igualmente válida y posiblemente más dramática y útil es la existencia de experiencias a nivel sensorial que no tienen rótulo o etiqueta y que típicamente no entran en la conciencia.

Pero siempre hay cierto desfase entre la representación primaria y secundaria. Hay una diferencia entre la experiencia y los modos cómo uno se representa la experiencia a sí mismo. Uno de los modos menos inmediatos de representarse la experiencia es mediante el uso de las palabras. Si yo le digo a usted «esta mesa en particular, que está aquí tiene un vaso de agua encima que esta parcialmente lleno», le he ofrecido una secuencia de palabras, de símbolos arbitrarios. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, ambos, acerca de la afirmación, porque estoy llamando directamente a su experiencia sensorial.

Si yo uso palabras que no tienen referencias sensoriales directas, el único modo que pueden entenderlas —a menos que tengan algún programa que exija una descripción basada en la sensación— es que usted encuentre la contrapartida en su experiencia pasada.

Su experiencia se va a sobreponer a la mía al grado que compartimos una cultura y cierto tipo de historia. Las palabras tienen que ser relativizadas al modelo del mundo de la persona a la cual uno le esta hablando. La palabra «contacto» para el habitante de un ghetto y «contacto». Para una persona blanca de clase media y contacto para un miembro de las 100 familias mas importantes de este país, son fenómenos muy pero muy diferentes. Existe la muy difundida ilusión de que las personas se entienden cuando pueden repetir las mismas palabras, pero dado que las palabras necesariamente accesan experiencias internas diferentes, siempre va a existir una diferencia en el significado.

Hay, entonces, cierto desfase entre la palabra y la experiencia y también un desfase entre mi experiencia, correspondiente a la palabra, y su experiencia, correspondiente a la misma palabra. Yo creo que es extremadamente útil para ustedes comportarse de modo que sus clientes tengan la ilusión de que al menos ustedes entienden lo que están diciendo verbalmente. Eso que les prevengo de no creerse ustedes mismos la ilusión.

Probablemente muchos de ustedes tienen intuiciones inmediatas acerca de sus clientes cuando los ven por primera vez. Puede haber un tipo de clientes que al entrar a la consulta, incluso antes de que hable, ustedes lo miran y saben que va a ser un cliente realmente difícil. Va a ser un proyecto tedioso y de largo alcance ayudarle a esa persona a que obtenga las opciones que quiere, aun cuando no tengan la más remota idea de cuáles son esas opciones. Otras veces, antes de que el nuevo cliente abra la boca, ustedes ya saben que va a ser interesante y hasta divertido. Habrá una chispa y habrá una sensación de excitación y aventura a medida que conducen a esta persona a nuevas pautas de conducta para conseguir lo que vinieron a conseguir. ¿Cuántos de ustedes tienen intuiciones así? A ver, un voluntario. Cuando usted intuye algo, ¿sabe usted que tiene esa intuición?

Mujer: Ummmm

¿Cuál es la experiencia?

Bueno, la vamos a ayudar. Comience por escuchar la pregunta. La pregunta que le estoy formulando es una que me gustaría que todos ustedes se entrenaran en formular. La pregunta es: «¿Cómo saben cuando están intuyendo algo?». (Ella da una rápida mirada hacia arriba y a la izquierda). Sí, así es como se sabe.

Ella no dijo nada; y eso es lo interesante. Ella hizo el proceso de una forma no verbal, respondiendo a la pregunta que yo le había hecho. Ese proceso es una réplica del proceso que realmente ella hace cuando intuye algo, y fue la respuesta a la pregunta.

Si es que no sacan ninguna otra cosa en limpio de este curso, por lo menos aprendan lo siguiente: Siempre van a obtener las respuestas a sus preguntas en tanto tengan el aparato sensorial para detectar las respuestas. Y pocas veces la parte verbal o consciente de la respuesta será lo relevante.

Ahora, volvamos atrás y demostremos de nuevo. ¿Cómo sabe que está intuyendo algo?

Mujer: Bueno, voy a volver al diálogo anterior… Estaba tratando de poner eso de alguna forma. Y lo que era para mí el símbolo de —

¿Qué tipo de símbolo?

Lo vi dentro de mi cabeza como —

Sí. Lo vio dentro de su cabeza. Fue una imagen.

Ahora bien, toda la información que nos ha ofrecido verbalmente es totalmente redundante si es que usted está en posición de observar las respuestas no verbales que da a la pregunta inicial. Todo lo presentado verbalmente fue presentado de un modo mucho más refinado no verbalmente. Si ustedes despejan sus canales sensoriales y atienden a la experiencia sensorial cuando hacen una afirmación o le formulan una pregunta a un humano, este siempre les va a responder no-verbalmente, ya sea que puedan o no expresar conscientemente la respuesta.

La información acerca de los sistemas representacionales nos llega de diversas maneras. La forma más fácil de empezar a entrenar sus sentidos es ésta: Las personas hacen movimientos con sus ojos que les van a indicar cuál sistema representacional están usando. Cada vez que alguien entra a su consulta u oficina planificando lo que va a hacer, están visualizando o bien están diciéndose a sí mismos lo que van a decir, o bien están poniendo atención a las sensaciones que quieren describir. Al hacer eso, se vuelven hacia adentro, por así decir, hacen accesible esa información y hacen gestos típicos que todo el mundo conoce inconscientemente y que, sin embargo, a través de toda la historia de la sicología, jamás antes fueron descritos explícitamente.

Por ejemplo, yo voy a nombrar uno bastante corriente. Ustedes le formulan una pregunta a alguien. Ellos dicen «Mmmm, veamos» y miran hacia arriba y a la izquierda, e inclinan la cabeza en la misma dirección. Cuando la gente dirige los ojos hacia arriba, están formando imágenes internamente.

¿Eso lo creen? Desde luego, ustedes saben que es una mentira. Todo lo que les estamos diciendo es una mentira. Todas las generalizaciones son mentiras, ya que no hacemos ninguna proclamación de verdad o precisión, vamos a estarles mintiendo consistentemente a lo largo de este seminario. Hay únicamente dos diferencias entre nosotros y otros profesores: Una es que desde el comienzo de nuestro seminario nosotros anunciamos que todo lo que vamos a decir será una mentira, y los demás profesores no hacen eso. La mayoría de ellos creen en sus mentiras. No se dan cuenta que son inventos. La otra diferencia es que la mayoría de las mentiras van a funcionar muy bien si es que ustedes las toman como si fueran de verdad. Como modeladores no nos interesa el que lo que les ofrecemos a ustedes sea verdad o no, el que sea preciso o que sea neurológicamente probado como algo real, como una representación actual del mundo. Nos interesa únicamente lo que funciona.

Me gustaría ahora que vinieran aquí adelante tres voluntarios… Lo que voy a hacer en seguida es formularle a Fran, Harvey y Susan algunas preguntas. Lo único que quiero que hagan ustedes allá es que despejen su aparato sensorial. Podrían estar sentados allí y construir imágenes acerca de algo que están recordando, podrían hablarse acerca de tales cosas o podrían tener sentimientos acerca de lo que está ocurriendo.

Esto es lo que les estoy proponiendo como estrategia de aprendizaje para los próximos minutos: Sencillamente, clarifiquen toda su experiencia interna, detengan el diálogo interno, comprueben y asegúrense de que sus cuerpos estén en una posición cómoda y que lo pueden dejar ahí durante un momento y no hagan imágenes sensoriales. Sencillamente, percátense con su aparato sensorial de qué relaciones pueden descubrir entre las preguntas que yo les voy a formular a estas tres personas y sus respuestas no-verbales. Me gustaría que pusieran especial atención a los movimientos y a los cambios de sus ojos. Hay muchas otras cosas que están transcurriendo que serán útiles, pero hablaremos de ellas en otra oportunidad. En este momento quiero que pongan atención a esa parte de su respuesta no-verbal.

A ustedes tres les voy a hacer unas preguntas, me gustaría que encontraran las respuestas a estas preguntas, pero no verbalicen las respuestas. Cuando estén satisfechos de que saben cuál es la respuesta o han decidido, luego de la búsqueda, que no saben cuál es la respuesta, entonces deténganse. No tienen que darme nada verbal; guárdense las respuestas verbales.

En los Estados Unidos hay un fenómeno interesante denominado «semáforo». ¿Cuál es la que está arriba, la luz roja o la luz verde?… Cuando vinieron acá, ¿cuántos semáforo: tuvieron que pasar desde que comenzaron su viaje desde el hotel hasta acá donde estamos reunidos? ¿De qué color son los ojos de su madre? ¿Cuántas alfombras y de qué color eran las del último lugar en que vivieron? (A la respuesta de cada pregunta, Fran mira directamente hacia adelante; Harvey mira hacia arriba y hacia la izquierda, y Susan mira hacia arriba y hacia la derecha o, a veces, también directamente hacia el frente).

¿Se han percatado de movimientos en sus ojos? ¿Ven algunos cambios sistemáticos? Muy bien, guárdense por un momento la información. Estos son seres humanos complejos y están dando más de una respuesta. Sin embargo, podrán notar que hay algo común acerca de las respuestas que dieron a ese conjunto de preguntas.

Voy a cambiar las preguntas un poco y quiero que se den cuenta si hay una diferencia sistemática en el modo como responden.

Ahora piensen en su trozo musical favorito… ¿Qué letra del alfabeto viene justo antes de la R?… ¿Podrían escuchar la voz de su madre? (Fran y Harvey miran hacia abajo y a la izquierda a medida que procesan la información luego de cada pregunta; Susan mira hacia abajo y hacia la derecha).

Ahora bien, hubo una diferencia entre el último conjunto de respuestas y el conjunto anterior.

Ahora otra vez voy a cambiar mis preguntas.

¿Cómo se siente el agua al arremolinarse alrededor de sus cuerpos mientras nadan?… ¿Qué ocurre en el invierno cuando están en una casa agradable, calientita y luego salen hacia afuera al aire helado? (Fran y Harvey miran hacia abajo y a la derecha mientras procesan la respuesta a cada pregunta; Susan mira hacia abajo y a la izquierda).

¿Pueden hacer alguna conexión entre este tipo de preguntas y el tipo de movimiento que vieron? ¿Qué es lo que realmente vieron en su experiencia sensorial cuando formulé las preguntas?

Hombre: Me pareció que cuando Susan estaba haciendo una imagen, estaba mirando hacia arriba, y luego había veces que miraba directamente al frente.

Muy bien, yo estoy de acuerdo con usted. ¿Cómo sabe que estaba imaginando algo? Eso es una suposición de su parte. ¿Cuál era la pregunta que yo estaba formulando a que estos movimientos respondían?

Hombre: El color de ojos, cuántos semáforos; como que estaba haciéndose imágenes del número de intersecciones.

Así que las preguntas que yo estaba haciendo exigían por presuposición información de tipo visual. Las respuestas que ustedes vieron fueron una serie de movimientos de ojos hacia arriba. ¿Se percataron de alguna preferencia respecto al lado a que se iban los ojos cuando miraban hacia arriba?

Mujer: Susan miraba hacia la derecha. Mira a la derecha porque es zurda.

¿Susan mira a la derecha porque es zurda? No siempre mira a la derecha. Observen esto.

Susan. ¿Sabes cómo te verías con un pelo rojo frondoso?… ¿Y sabes cómo te verías si tuvieras barba?… ¿Sabes cómo te ves ahí sentada?, (sus ojos se dirigen hacia arriba y a la izquierda). ¿Hacia qué lado se movieron tus ojos esta vez? Hagan una distinción entre el lado izquierdo y derecho, con respecto a ella. Ud. dijo que ella típicamente dirigía los ojos hacia arriba y a la derecha, respondiendo las preguntas previas que requerían orientación visual, ahora, ¿en este momento, qué movimientos vio en sus ojos como respuestas a las últimas preguntas? Esta vez sus ojos se dilataron y se movieron hacia arriba y a la izquierda y de vuelta nuevamente. No siempre mira hacia arriba y a la derecha. También a veces mira hacia arriba y a la izquierda. Hay una diferencia sistemática entre los tipos de preguntas que yo le acabo de hacer y el tipo de preguntas visuales que estaba formulando antes. ¿Puedes describir la diferencia?

Mujer: La primera pregunta tenía que ver con experiencias que ella estaba recordando, y la segunda con experiencias que no había experimentado y que estaba tratando de visualizar.

Excelente. El primer conjunto de imágenes nosotros lo lamamos imágenes eidéticas o recordadas. El segundo conjunto lo llamamos imágenes construidas. Ella nunca se ha visto, antes ni ahora, sentada en esta silla, en esta sala. Es algo de lo cual ella no tiene ninguna información visual directa, por lo tanto tiene que construir la imagen para ver cómo es que se vería.

La mayoría de las personas diestras «organizadas normalmente» van a demostrar lo opuesto a lo que hemos visto aquí con Susan. Susan es zurda y sus claves de acceso visual están invertidas de derecha a izquierda. La mayoría de las personas miran hacia arriba y a la izquierda cuando accesan a imágenes visuales eidéticas o recordadas, y hacia arriba y a la derecha cuando accesan imágenes visuales construidas.

Sin embargo, muchas personas diestras, normalmente organizadas, van a mirar hacia arriba y a su derecha a medida que responden a preguntas acerca de memoria visual. Barbara, aquí entre los auditores, miró hacia arriba y a la derecha para recordar algo, hace algunos minutos. ¿Te acuerdas lo que viste allá arriba?

Bárbara: no

¿Recuerdas una de las casas en que viviste cuando eras niña?

Barbara: Sí, recuerdo.

Ella otra vez se fue hacia arriba y a la derecha. ¿Qué es lo que viste en ese momento Barbara? Nombra algo que viste.

Barbara: Vi el living.

Yo voy a hacer una predicción de que el living lo viste de una manera muy específica. Quiero que compruebes y me hagas saber si lo que estoy diciendo es correcto. El living que viste estaba, de alguna manera, suspendido en el aire. No estaba limitado del modo como lo hubiera estado si hubieras permanecido realmente dentro de ese living. Era una imagen de algo que nunca habías visto antes, porque era un fragmento de un conjunto de imágenes que habías visto muchas veces en el pasado. No fue un input visual director que hayas tenido alguna vez. Era realmente el trozo de una imagen extraído de alguna parte de tu experiencia y mostrada en forma especial. ¿Es verdad?

Barbara: Sí, correcto.

Cuando ustedes formulen preguntas de recuerdos visuales y la persona mire hacia arriba y a la derecha, no por eso pueden concluir que con zurdos o que sus claves de acceso están invertidas. Lo único que pueden concluir es que miraron hacia arriba y la derecha. Si quieren explorar aún más, hay otras posibilidades. Una es la que corresponde a Susan; es que ella tiene una organización cerebral lateralmente invertida. La otra posibilidad es que podrían estar construyendo imágenes del pasado, como ocurrió con Barbara. Si eso es así, las imágenes no van a tener el color ni los marcadores contextuales o el trasfondo visual que tienen las imágenes reales, eidéticas o recordadas. Y esa es una diferencia importante.

Cuando Barbara recuerda imágenes, ella las recuerda fuera de contexto, lo que es característico de imágenes construidas. Incidentalmente, ella va a discutir mucho acerca del pasado con muchas personas, especialmente con alguien que recuerda las cosas eidéticamente.

Sally: Yo no vi que los ojos de Fran se movieran hacia arriba o hacia abajo, sencillamente estaban fijos mirando hacia adelante.

Muy bien, ¿hubo alguna diferencia marcada entre el modo como ella miraba al frente mientras yo hacía una pregunta y el modo como continuaba mirando al frente, luego que ya había formulado la pregunta? ¿Te percataste de algún cambio?

Sally: Sí, entonces miraba de un modo más pensativo.

«Pensativo». Lo que a ti te parece «pensativo» y lo que a mí me parece «pensativo», pueden ser dos tipos de experiencia totalmente diferentes. La palabra «pensativo» es un juicio bastante complejo acerca de una experiencia, no proviene de tu experiencia sensorial. Estoy seguro que «pensativo» tiene un significado adecuado para ti y que puedes conectarlo fácilmente con tu experiencia sensorial. ¿Así que podrías describir, para saber si estamos o no de acuerdo, lo que realmente viste, en oposición al juicio que estás haciendo al decir que ella estaba «pensativa»?

Como dijimos con anterioridad, todas las preguntas están siendo respondidas antes de la verbalización, de modo que si tienen la oportunidad de observar a alguien con quien nos estamos comunicando directamente, siempre van a obtener la respuesta antes de que se las dé verbalmente. Le acabo de pedir a Sally que describa algo, y ella demostró no verbalmente lo que vio. Ella reflejó con sus propios movimientos lo que Fran estaba haciendo.

Sally, ¿recuerdas cómo sentiste lo que acabas de hacer? Sally tenía los ojos como un poco cerrados.

De modo que tus párpados cayeron un poco. ¿Hay alguna rara cosa que pudiste detectar, ya sea que fuera lo que estaban haciendo tus ojos o recordando lo que Fran estaba haciendo?…

¿Alguna vez has tenido la experiencia en alguna conversación de que los ojos de la otra persona aún están sobre ti, pero súbitamente estás como enteramente sola? Eso es lo que está ocurriendo aquí. En ambos casos las pupilas se dilataron y los músculos faciales se relajaron.

Si tienen problemas en detectar la dilatación de las pupilas, no creo que sea una afirmación acerca de la dilatación de las pupilas, es una afirmación acerca de sus propios programas perceptivos. Y no estoy hablando de si caso tienen o no una visión perfecta. Su capacidad de percibir y detectar es algo aprendido y pueden aprender a hacerlo mejor. La mayoría de las personas actúan como si sus sentidos fueran simplemente receptáculos pasivos en el cual el mundo deposita gran cantidad de información. Hay una cantidad de información tan vasta, que uno puede representar únicamente una pequeña porción de ella y uno aprende a seleccionar activamente de modo útil y provechoso.

Así que lo que les vamos a pedir que hagan en los próximos minutos es cambiar sus programas perceptivos para determinar 1) si las pautas de las cuales estamos hablando realmente existen, y 2) si pueden ser útiles. Vamos a proceder paso a paso. Vamos a basarnos, cualquiera que sea el contacto que tenemos con ustedes, para hacer un ejercicio en que descubran por sí mismos, usando su propio aparato sensorial, si las cosas que les estamos diciendo están realmente ahí. Luego hablaremos de cómo usarlas, porque eso es realmente lo importante. La pregunta final, desde luego, es si lo que estamos hablando vale la pena o no.

Les aseguro que si ahora tienen pautas de comunicación que les funcionan en terapia, en educación o en el mundo de los negocios, esas destrezas aún estarán a disposición de ustedes, una vez que terminemos este seminario. Al menos les garantizo eso. No les vamos a quitar opciones. Quisiéramos que consideraran este nuevo enfoque. Mi suposición es que alguno de ustedes ya son comunicadores terapéuticos bastante efectivos y competentes. Logran los resultados y están satisfechos con ellos, es un desafío y les gusta su tarea. Pero a veces les ocurre que, aunque estén haciendo las cosas muy bien, de todas maneras, de vez en cuando, se aburren. Hay una tendencia en ustedes a repetir algún conjunto de intervenciones que en el pasado ha surtido efecto y están esperando tener éxito en el presente. Yo pienso que una de las experiencias más peligrosas de los seres humanos es el éxito. Especialmente si tienen éxito muy tempranamente en su carrera, porque uno se pone bastante supersticioso y repetitivo. Es como la historia de los billetes de cinco dólares al final del laberinto.

Por ejemplo, si una vez consiguieron que alguien hablándole a la silla vacía visualizara a su madre en esa silla y con ello obtuviera un cambio dramático, tal vez decidan que cada terapeuta en el país debiera hacer eso, cuando de hecho eso es únicamente un modo entre miles para obtener los mismos resultados.

Para aquellos de ustedes que tengan dudas, para aquellos de ustedes que tengan cierto escepticismo, les pedimos —y esto vale para todas las mentiras que les vamos a contar— que hagan lo siguiente: acepten nuestras mentiras durante un tiempo limitado, es decir, durante el ejercicio que vamos a describir. De este modo pueden usar sus propias experiencias sensoriales —no las verbalizaciones un tanto delirantes que podamos ofrecerles— para decidir de hecho si las cosas que les describimos pueden ser efectivamente observadas en la conducta de la persona con la cual se están comunicando.

En este momento estamos declarando que ustedes se han perdido algo que era totalmente obvio. Decimos que ustedes han estado hablándole a la gente durante toda su vida, y que han estado diciendo «bueno, a mí me parece de esta manera…» (dirige la mirada a la izquierda) «me siento…» (mira hacia abajo y a la derecha). Y no se han percatado conscientemente de eso. La gente ha estado haciendo esto sistemáticamente a lo largo de los cien años de la sicología moderna y de la teoría de la comunicación y todos hemos sido víctimas de un conjunto de pautas culturales que no nos permite darnos cuenta y responder directa y efectivamente a esas claves.