Capítulo 53

Thomas no sabía si estaba muerto o vivo, pero parecía hallarse dormido. Consciente de sí mismo, pero aturdido, se deslizó en otro sueño-recuerdo.

Thomas tiene dieciséis años. Está delante de Teresa y de otra chica que no reconoce.

Y Aris.

¿Aris?

Los tres le están mirando con expresión adusta. Teresa está llorando.

—Tengo que irme —dice Thomas.

Aris asiente.

—Al Golpe y luego al Laberinto.

Teresa no hace más que secarse algunas lágrimas. Thomas extiende una mano y Aris se la estrecha. Luego Thomas hace lo mismo con la chica que no conoce. Entonces Teresa se acerca a él corriendo y le da un abrazo. Está sollozando y Thomas se da cuenta de que también él llora. Sus lágrimas le humedecen el pelo mientras la abraza con fuerza.

—Tienes que irte ya —dice Aris.

Thomas le mira. Espera. Intenta disfrutar de aquel momento con Teresa, su último instante de plena memoria. Nada volverá a ser igual en mucho tiempo.

Teresa le observa.

—Va a funcionar. Todo va a funcionar.

—Lo sé —asiente Thomas. Siente una tristeza que le afecta hasta el último rincón de su ser.

Aris abre la puerta para que Thomas le siga. Thomas así lo hace, pero se las arregla para mirar a Teresa una última vez. Intenta parecer optimista.

—Hasta mañana —dice.

Lo que es cierto, y duele.

• • •