Epílogo

Hemos fracasado. Pero también hemos tenido éxito.

Nuestra visión inicial no llegó a buen término; el programa no se realizó. Fuimos incapaces de descubrir una vacuna o un tratamiento para el Destello. Pero, previendo estos resultados, pusimos en marcha una solución alternativa: salvar al menos a la mitad de nuestra especie. Con la ayuda de mis compañeros, dos inmunes sabiamente elegidos, logré planificar e implementar una solución que tendrá los mejores resultados que podríamos esperar.

Sé que la mayoría de CRUEL pensaba que debíamos ser más exigentes, ir más allá, ser más implacables con nuestros sujetos, seguir investigando para hallar una respuesta. Querían comenzar otra ronda de Pruebas. Pero no veíamos lo que teníamos ante nuestras narices. Los inmunes son el único recurso que le queda a este mundo.

Y si todo ha ido de acuerdo con el plan, hemos enviado al más inteligente y más fuerte de nuestros sujetos a un lugar seguro, donde puedan comenzar una civilización nueva mientras el resto del mundo acaba extinguiéndose.

Tengo la esperanza de que, con el paso de los años, se vea saldada la deuda que nuestra organización ha contraído por las atrocidades contra la humanidad que nuestros predecesores en el gobierno cometieron. Aunque soy más que consciente de que fue un acto de desesperación suscitado por las erupciones solares, liberar el virus del Destello como medida de control de la población fue un crimen abominable e irreversible. Y los desastrosos resultados nunca pudieron predecirse. Desde entonces, CRUEL ha trabajado siempre para compensar aquel mal, para encontrar una cura. Y aunque hemos fracasado, al menos podremos decir que plantamos la semilla del futuro de la humanidad.

No sé cómo juzgará la historia las acciones de CRUEL, pero dejó constancia de que la organización tenía un único objetivo: preservar la raza humana. Y en este último acto, eso es lo que hemos hecho.

Como siempre hemos tratado de inculcar en todos nuestros sujetos, CRUEL es buena.

— FIN DE LA TERCERA PARTE —