—Thomas, tengo fe en ti —oyó decir a una mujer mientras se esforzaba por recuperar la consciencia. No reconocía la voz, pero la percibía como suave y autoritaria al mismo tiempo. Continuó luchando, se oyó a sí mismo gemir y notó que se movía en la cama.
Por fin, abrió los ojos. Parpadeó contra el resplandor de las luces sobre su cabeza y notó que una puerta se cerraba detrás de quien fuera el que le había despertado.
—Espera —dijo, pero apenas logró emitir un susurro.
Valiéndose de toda su fuerza de voluntad, se apoyó sobre los codos y se incorporó. Estaba solo en la sala; únicamente se oían gritos distantes y algún que otro estruendo aislado, como un trueno. Su mente comenzó a despejarse y se dio cuenta de que, aparte de estar adormilado, se encontraba bien. Lo que significaba que, a menos que los milagros de la ciencia hubieran dado un salto de gigante, seguía teniendo el cerebro.
Un sobre de manila sobre la mesa junto a la que se hallaba su cama le llamó la atención. En la parte delante estaba escrito, en grandes letras rojas, «Thomas». Bajó las piernas para sentarse en el borde del colchón y cogió el sobre.
Había dos hojas de papel en el interior. La primera era un mapa del complejo de CRUEL, con una línea de rotulador negro que trazaba varias rutas por el edificio. Le echó un vistazo rápido a la segunda: era una carta, dirigida a él y firmada por la ministra Paige. Dejó el mapa y comenzó a leer la carta desde el principio.
Estimado Thomas:
Creo que las Pruebas han terminado. Tenemos información más que suficiente para crear el programa. Mis colegas no estaban de acuerdo conmigo en este asunto, pero pude detener el procedimiento y salvarte la vida. Ahora es tarea nuestra trabajar con la información que ya tenemos y crear una cura para el Destello. Tu participación, así como la de los otros sujetos, ya es necesaria.
Te espera un cometido fundamental. Cuando me convertí en ministra, comprendí la importancia de crear una puerta trasera en este edificio. Coloqué esa puerta trasera en una sala de mantenimiento que no se utilizaba. Lo que te pido es que te marches con tus amigos y el considerable número de inmunes que hemos reunido. El tiempo apremia; estoy segura de que eres consciente de ello.
Hay tres caminos marcados en el mapa adjunto. El primero indica cómo salir del edificio por un túnel. En cuanto estés fuera, podrás acceder al sitio por el que el Brazo Derecho ha entrado en el otro edificio y allí, reunirte con ellos. La segunda ruta te llevará hasta los inmunes; la tercera, hasta la puerta trasera. Es un Trans Plano que te transportará a lo que, espero, será una nueva vida. Recórrelos todos y marchaos.
Ava Paige, ministra
Thomas clavó la vista en el papel; la cabeza le daba vueltas. Sonó otro estruendo a lo lejos que le devolvió a la realidad. Confiaba en Brenda y ella confiaba en la ministra. Lo único que podía hacer ahora era ponerse en marcha.
Dobló la carta y el mapa, se los metió en el bolsillo trasero y se levantó despacio. Sorprendido por lo poco que había tardado en recobrar las fuerzas, corrió hacia la puerta, echó un vistazo al pasillo y comprobó que estaba vacío. Salió con sigilo y, justo en ese momento, dos personas pasaron corriendo. No se fijaron mucho en él, y Thomas se dio cuenta de que el caos provocado por el ataque del Brazo Derecho podría ser lo que terminara salvándole.
Sacó el mapa y lo estudió con detenimiento, siguiendo la línea negra que llevaba al túnel. No tardaría mucho en llegar allí. Memorizó el recorrido y comenzó a avanzar por el pasillo; entretanto, echaba un vistazo a los otros dos caminos que la ministra Paige le había marcado.
Tan sólo había caminado unos metros cuando se detuvo, atónito por lo que estaba viendo. Se acercó el mapa para asegurarse; a lo mejor no lo estaba leyendo bien. Pero lo que mostraba no era un error.
CRUEL había escondido a los inmunes en el Laberinto.