Capítulo 51

Thomas fijó la vista en el hombre unos segundos. Si CRUEL de verdad era responsable de la desaparición de los otros inmunes, era tan simple que casi le entraban ganas de reír.

—Puede funcionar.

—Me alegro de que lo apruebes —el rostro del hombre permaneció inexpresivo y no supo si lo decía con sarcasmo o no—. Uno de nuestros contactos ya ha cerrado un trato para la venta. Ahora nos toca actuar. Tenemos que detener a esa gente, evitar que malgaste más recursos en un experimento inútil. Si el mundo va a sobrevivir, deberían usar lo que tienen para ayudar a los supervivientes. Mantener a la raza humana de un modo que tenga sentido.

—¿Crees que existe alguna posibilidad de que encuentren una cura? —preguntó Thomas.

Vince soltó una larga y grave risa que retumbó en su pecho.

—Si tuvieras un ápice de fe en eso, no estarías delante de mí, ¿no? No habrías escapado ni buscarías venganza. Que es lo que supongo que estás haciendo. Sé por lo que has pasado, Gally me lo ha contado todo —hizo una pausa—. No, hace mucho tiempo que… que dimos por perdida esa cura.

—No estamos aquí por venganza —le corrigió Thomas—, sino por nosotros. Por eso me gusta cuando hablas de usar los recursos para algo distinto. ¿Qué sabes de lo que CRUEL está haciendo?

Vince volvió a recostarse en su asiento, que chirrió mientras cambiaba de postura.

—Acabo de contarte un secreto, algo que hemos guardado a costa de derramamientos de sangre. Te toca devolvernos la confianza. Si Lawrence y los suyos hubieran sabido quiénes sois, os habrían traído aquí enseguida. Lamento cómo os han tratado.

—No me hacen falta disculpas —respondió Thomas, aunque sí le molestaba enterarse de que el Brazo Derecho le hubiera tratado de forma diferente al resto de haber sabido quién era—. Sólo quiero saber qué tenéis planeado.

—No diremos más hasta que no compartáis lo que sabéis vosotros. ¿Qué nos ofrecéis?

—Cuéntaselo —susurró Brenda, dándole un empujoncito con el codo—. A eso hemos venido.

Tenía razón. Su instinto le había dicho que confiara en Gally desde el momento en que recibieron su nota y había llegado el momento de comprometerse. Sin ayuda no conseguirían llegar de nuevo al iceberg y mucho menos lograr nada más.

—De acuerdo —asintió—. CRUEL cree que puede completar la cura, que casi lo han conseguido. La única pieza que les falta soy yo. Juran que es la verdad, pero han manipulado y mentido tanto que resulta imposible saber lo que es real y lo que no. Quién sabe cuáles son sus motivos ahora, cuán desesperados están o lo que pretenden hacer.

—¿Cuántos sois? —preguntó Vince.

Thomas lo pensó.

—Unos cuatro más. Nos están esperando donde nos llevó Lawrence. No somos muchos, pero tenemos mucha información interna. ¿Cuántos sois en tu grupo?

—Bueno, Thomas, esa es una pregunta difícil de contestar. Si me estás preguntando cuánta gente se ha aliado con el Brazo Derecho desde que empezamos a reunirnos y unir fuerzas hace unos años, entonces debe de haber unos mil. Pero respecto a cuántos quedan por aquí, a salvo, que quieran ver cómo termina todo… Bueno, entonces hablamos de unos cien, desgraciadamente.

—¿Alguno de vosotros es inmune? —preguntó Brenda.

—Casi nadie. Yo mismo no lo soy y, después de lo que salió a la luz en Denver, estoy segurísimo de que a estas alturas tengo el Destello. Por suerte, la mayoría de nosotros no ha contraído el virus todavía, pero es inevitable en este mundo que se desmorona. Y queremos asegurarnos de que se hace algo para salvar lo que queda de la raza humana.

Thomas señaló un par de sillas que había cerca.

—¿Podemos sentarnos?

—Claro.

Casi en cuanto tomó asiento, empezó a hacer todas las preguntas que había estado acumulando:

—Bueno, ¿y qué planeáis hacer exactamente?

Vince volvió a soltar aquella carcajada retumbante.

—Tranquilo, hijo. Dime lo que podéis ofrecernos y luego te contaré mis planes.

Thomas se dio cuenta de que casi estaba fuera de su asiento, apoyado sobre la mesa. Se relajó y se recostó en la silla.

—Mira, sabemos muchas cosas sobre la sede de CRUEL y cómo funcionan allí las cosas. Y algunos de nuestro grupo han recuperado la memoria. Pero lo más importante es que CRUEL quiere que vuelva. Y creo que podemos aprovecharnos de eso de alguna manera.

—¿Y ya está? —preguntó Vince—. ¿Eso es todo lo que tienes?

—Nunca dije que pudiéramos conseguir mucho sin ayuda. O sin armas.

Al oír ese último comentario, Vince y Gally intercambiaron una mirada de complicidad. Thomas supo que con eso había provocado una reacción singular.

—¿Qué?

Vince centró su atención en Brenda y luego en él.

—Tenemos algo infinitamente mejor que las armas.

Thomas volvió a inclinarse hacia delante.

—¿Y qué podría ser eso?

—Tenemos un modo de asegurarnos de que nadie use ningún arma.