Thomas se sentó con la cabeza apoyada en la pared y los brazos cruzados. Teresa se había sentado con las piernas dobladas, de cara a él. Minho le había advertido que no la escuchara y que se alejara de ella.
—Bueno —dijo la chica.
—Bueno.
—¿Por dónde empezamos?
—Esto ha sido idea tuya. Dímelo tú. Si no tienes nada que decir, lo damos por concluido.
Teresa suspiró.
—Quizá podrías empezar dándome el beneficio de la duda y dejar de actuar como un capullo. Sí, sé que hice cosas en la Quemadura, pero también sabes por qué las hice: para salvarte a la larga. Entonces no sabía que se trataba de Variables y patrones. ¿Me crees? Háblame como una persona normal.
Thomas dejó que el silencio inundara el aire por unos instantes antes de responder.
—Vale, muy bien. Pero me dejaste tirado en CRUEL, lo que demuestra que…
—¡Tom! —gritó, y por su expresión se diría que le habían dado una bofetada—. ¡No os dejamos tirados! ¿Qué dices?
—¿Qué dices tú? —Thomas no comprendía nada.
—¡No os dejamos tirados! Fuimos a buscaros. ¡Vosotros fuisteis los que nos dejasteis tirados!
Thomas se limitó a mirarla fijamente.
—¿Crees que soy estúpido?
—Lo único de lo que se hablaba en el complejo era de que tú, Newt y Minho os habíais escapado y estabais en algún sitio del bosque circundante. Os buscamos, pero no encontramos ni rastro de vosotros. Tenía la esperanza de que hubierais conseguido llegar a la civilización. ¿Por qué crees que me ha hecho tanta ilusión verte vivo?
Thomas notó que se revolvía una ira familiar.
—¿Cómo puedes pensar que voy a creerme eso? Seguro que sabías lo que intentó decirme el Hombre Rata: que me necesitaban, que soy lo que llaman el Candidato Final.
Teresa se encorvó.
—Crees que soy la persona más malvada de la Tierra, ¿verdad? —no esperó a que le contestara—. Si hubieras recuperado la memoria como se suponía que tenías que hacer, verías que soy la misma de siempre. Hice lo que hice en la Quemadura para salvarte y desde entonces he estado intentando compensarlo.
A Thomas le estaba costando seguir enfadado, pues la chica no parecía estar actuando.
—¿Por qué debería creerte, Teresa? ¿Por qué?
Ella levantó la vista para mirarle. Tenía los ojos vidriosos.
—Te lo juro, no lo sé todo sobre el Candidato Final. Eso se desarrolló después de que fuéramos al Laberinto, así que no tengo recuerdos sobre ese asunto. Pero sí que me he enterado de que CRUEL no tiene intención de parar las Pruebas hasta que consiga el programa. Se están preparando para empezar otra ronda, Thomas. CRUEL está reuniendo a más inmunes para que participen en las nuevas pruebas si las anteriores no funcionan. Y no puedo volver a hacerlo. Me marché para encontrarte. Eso es todo.
Thomas no respondió. Una parte de él quería creerla. Desesperadamente.
—Lo siento mucho —añadió Teresa con un suspiro. Apartó la mirada y se pasó la mano por el pelo. Esperó varios segundos antes de volver a mirarle—. Lo único que puedo decirte es que estoy destrozada, hecha polvo. Antes creía que podían descubrir una cura y que te necesitaban para conseguirlo. Pero ahora es distinto. He recuperado la memoria, aunque no puedo pensar como antes. Ahora me doy cuenta de que esto no terminará nunca.
Dejó de hablar, pero Thomas no tenía nada que decir. La miró a la cara y distinguió un dolor que nunca le había visto antes. Le estaba diciendo la verdad.
Ella no esperó a que hablara antes de continuar:
—Así que he hecho un trato conmigo misma: haré lo que haga falta para compensar mis errores. Antes quería salvar a mis amigos y a los otros inmunes, si era posible. Y mira qué gran trabajo he hecho.
Thomas pensó en qué decir.
—Bueno, nosotros no lo hemos hecho mejor, ¿no?
Teresa enarcó las cejas.
—¿Esperabas detenerlos?
—Estamos a punto de que nos vendan a CRUEL, así que ¿qué importa?
No respondió de inmediato. Thomas habría dado cualquier cosa por estar dentro de su cabeza, pero no como antes. Por un instante, se puso triste; sabía que habían pasado muchísimas horas juntos de las que ya no tenía ningún recuerdo. Habían llegado a ser mejores amigos.
—Si pudiéramos hacer algo —dijo finalmente—, me gustaría que volvieras a confiar en mí. Sé que podemos convencer a Aris y a los demás para que nos ayuden. Se sienten igual que yo.
Thomas sabía que debía tener cuidado. Era extraño que estuviera de acuerdo con él respecto a CRUEL ahora que había recuperado la memoria.
—Veremos qué pasa —dijo al final.
Ella frunció el entrecejo.
—No confías en mí para nada, ¿no?
—Veremos qué pasa —repitió. Luego se levantó y se alejó. No soportaba el dolor que reflejaba su rostro. Y se odiaba a sí mismo por preocuparse después de todo lo que le había hecho.