1.41. El reloj loco de Zurich

¿Cuándo volverá a marcar la hora correcta este reloj?

Los turistas suizos reconocerán de inmediato en la ilustración una iglesia abandonada en un lugar solitario situado en las afueras de Zurich, y recordarán la pavorosa historia de su reloj embrujado. Omitiendo los aspectos sobrenaturales y misteriosos de la historia, relatada a los turistas en muchas versiones, podemos enunciar brevemente que la iglesia fue construida a mediados del siglo quince. Fue dotada de un reloj por el ciudadano más viejo del lugar, un hombre llamado Jorgensen, famoso por ser el fundador de la fábrica de relojes que dio renombre al lugar.

El reloj fue puesto en funcionamiento a las seis de la mañana, acompañado por la ceremonia que los suizos emplean en la inauguración de todos los acontecimientos, incluso los de menor importancia. Desafortunadamente, las manecillas del reloj habían sido montadas sobre los piñones incorrectos. La manecilla de las horas empezó a marchar, en tanto la de los minutos marchaba doce veces más despacio, con lo que los campesinos designan «la dignidad de la manecilla de la hora».

Después de que se le hubieron explicado los caprichos del embrujado reloj al viejo y enfermo relojero, éste insistió en que se lo llevara a ver el extraño fenómeno. Debido a una asombrosa coincidencia, cuando llegó, la hora señalada por el reloj era absolutamente correcta. Este hecho ejerció sobre el anciano tal efecto que murió de alegría. El reloj, no obstante, continuó produciendo sus extraños caprichos, y se lo consideró embrujado. Nadie tuvo la audacia de repararlo o de darle cuerda, de modo que todas sus piezas fueron oxidándose, y todo lo que queda de él es el curioso problema que ahora propongo.

Si el reloj fue puesto en marcha a las seis, como muestra la ilustración, y la manecilla de las horas se movía doce veces más rápido que la otra, ¿cuándo llegarán ambas manecillas, por primera vez, a una posición en la que indiquen la hora correcta?