RESPUESTA

Gana el gato, por supuesto. Tiene que dar exactamente 100 saltos para recorrer esa distancia y regresar. El perro, por el contrario, está obligado a recorrer 102 pies y regresar. Su salto número treinta y tres lo lleva a la marca de los 99 pies, por lo que se le hace necesario un salto más, que lo lleve dos pies más allá de la última marca. En total, el perro debe dar 68 saltos para recorrer el trayecto. Pero como salta con 2/3 de la velocidad del gato, cuando éste último completa los 100 saltos el perro no llega a los 67.

Pero Bamum tenía un as en la manga. Supongamos que el gato se llama Terry, y que el perro fuera una perra de nombre Marlene. La frase «Marlene da tres saltos por cada dos de Terry» significaría entonces que el perro recorrería 9 pies al tiempo que el gato avanzaría sólo 4. Así, mientras el perro terminaría la carrera en 68 saltos, el gato sólo habría recorrido 90 pies y 8 pulgadas.

Este mismo acertijo despertó considerable irritación en Londres, cuando Henry Dudeney lo publicara el 1 de abril de 1900, en The Weekly Dispatch. La versión de Dudeney, una carrera entre un jardinero (mujer) y un cocinero (hombre) puede hallarse en la obra Amusements in Mathematics, problema 428.

[M.G.]