Doy las gracias a Anthony Astrachan, al doctor Michael Badén, a Anthony Bouza, Knox Burger, William Caunitz, Nancy Forbes, al doctor Paul Kagansky, Anatol Milstein, John Romano, Kitty Sprague y Richard Woodley por su ayuda generosa y el aliento recibido durante la elaboración de este libro.
Estoy especialmente reconocido a Alex Levin, Yuri y Ala Gendler y a Anatoly Davydov. Sin ellos, el Parque Gorki sería un lugar despoblado.