Londres. Una calle.

Entra un ESCRIBANO.

ESCRIBANO: He aquí el acta de acusación del buen lord Hastings, escrita a pulso con mi mejor letra, para que pueda hoy leerse en San Pablo. ¡Y notad qué natural es la consecuencia de los hechos! ¡Once horas he tardado en escribirla, porque hasta ayer no me la envió Catesby! El original había de costar el mismo tiempo en ser redactado, y aún no hace cinco horas vivía Hastings, sin haber sido acusado ni interrogado, en plena libertad. ¡En bonito mundo estamos!… ¿Quién será tan estúpido que no vea este palpable artificio? ¿Pero quién es bastante osado para decir lo que ve? Malo es el mundo y todo está perdido dando acciones tan malas al oído.

Sale.