PIOJOS EN PROCESO

Martes, 23 de abril de 2013

Minutos pasados escribiendo el guión: 0; minutos pasados ocupándome de los piojos del personal en lugar de ponerme a trabajar: 507; personas a las que la familia podría haber contagiado los piojos (incluidos Tom, Jude, los últimos ligues de Jude, Talitha, Roxster, Arkis, Sergei, Grazina la asistenta, Chloe, Brian el representante —pero sólo si los piojos pueden contagiarse por teléfono— y el equipo de Greenlight Productions al completo): 23 (sin contar las personas a las que las mencionadas personas podrían haberles pegado los piojos).

09.30. Bien. Éste es mi primer día oficial de reescritura de Las hojas en su pelo. ¡Me siento genial y orgullosa! Casi como si antes sólo fuera una especie de pasatiempo, pero ahora es real.

10.05. Grrr. Aunque la verdad es que es bastante difícil. No quiero ser una prima donna, pero ambientar Hedda Gabbler en un yate en Hawái… digamos que cambia el ambiente y el sentido de la obra entera. Provoca toda clase de dificultades, unas dificultades que no existían con la casa adosada de Queen’s Park. Ayyyyyys. ¡Mensaje!

10.45. Era Tom: <¿A ti te pica la cabeza? Porque a mí sí. Puede que sea psicosomático, pero, cuando me fui el otro día, al abrazarnos, ¿no juntamos las cabezas?>

Helada, he respondido:

<Seguro que es psicosomático. Yo no tengo piojos.>

Pero mientras escribía, ha empezado a picarme la cabeza. Tom otra vez:

<Pero el sábado por fin me acosté con Arkis. ¿Se lo digo?>

Ataques de culpabilidad. Que Tom se haya acostado con Arkis es el resultado de meses de negociación y estrategias, y ¡puede que yo lo haya echado todo a perder!

11.00. Acabo de mandarle a Tom una lista de productos para eliminar los piojos —lendreras, etc.—, y me he ofrecido a pasarle la lendrera si venía a casa.

11.15. Jude acaba de llamar y me ha dicho con voz temblona, de ultratumba:

—Richard el Despreciable ha bloqueado a Isabella.

—¿Quién es Isabella?

—La chica inventada de PlentyofFish, ¿te acuerdas? Le dio plantón el sábado y ahora…

Jude estaba bastante fastidiada.

—¿Qué?

—Richard el Despreciable ha cambiado su perfil y dice que ya no está libre porque ha conocido a alguien. Y yo estoy muy, muy dolida, Bridget. ¿Cómo ha podido conocer a alguien tan deprisa?

He intentado explicarle a Jude que Isabella no era real y que está claro que Richard el Despreciable no ha conocido a otra, que sólo intenta vengarse de Isabella por haberle dado plantón, aunque Isabella no existía. Al oír aquello, Jude ha parecido animarse y ha cambiado de tema:

—Eso sí, el tío al que conocí el sábado era majo; ya sabes, el de la web de amantes del baile. Aunque en realidad odia bailar. Cree que han trasladado su perfil desde una página de amantes del snowboard.

Por lo menos no ha mencionado los piojos.

Mediodía. Bien. Ahora que Jude vuelve a estar tranquila y feliz, me pondré con Las hojas en su pelo.

El problema es que las personas no VIVEN en yates, ¿no? O tal vez sí, como los que viven en barcazas en el canal. Pero ¿los que tienen yate no viven en casas grandes y lo utilizan sólo para las vacaciones? Y, más concretamente, para las lunas de miel.

12.15. Le he mandado un mensaje a Talitha:

<¿La gente vive en yates?>

Talitha ha contestado:

<No, sólo la tripulación o los blanqueadores de dinero.>

12.30. Otro mensaje de Talitha:

<Por cierto, ¿a ti te pica la cabeza? Porque a mí sí. ¿No te cogí el cepillo del pelo la última vez que salimos? Estoy un poco preocupada por mis extensiones.>

Ay, Dios. ¡Las extensiones de Talitha! ¿Se podrá pasar la lendrera por las extensiones?

Jude me acaba de mandar un mensaje:

<Por cierto, ¿a ti te pica la cabeza? Porque a mí sí.>

16.15. ¡Mierda! ¡Mierda! Oigo jaleo, estrépito y voces: la tropa ha llegado a casa.

17.00. Mabel ha entrado como una exhalación y me ha dado una carta. Se ha sentado en el sofá y ha empezado a sollozar. Los lagrimones le resbalaban por las mejillas.

A todos los padres de preescolar:

En Briar Rose hay un niño…

¿Por qué todos los nombres de las aulas de preescolar suenan como si fueran los chalets de veraneo en los Cotswolds que no paro de buscar en Google en lugar de escribir Las hojas en su pelo?

… infestado de piojos. Por favor, compren una lendrera y productos adecuados para eliminar los piojos. Examinen a sus hijos con atención antes de traerlos al colegio.

Zoy yo —ha asegurado Mabel entre hipidos—. He infiztado Briar Rose de pijos. Yo zoy «el niño que hay en Briar Rose».

—No eres tú —la he tranquilizado abrazándola y probablemente volviendo a contagiarla de piojos o viceversa—. Cosmata tiene piojos, y a ti no te encontramos ninguno. Puede que hayan puesto «un niño» cuando en realidad quieren decir muchos.

Miércoles, 24 de abril de 2013

79 kg (así es como me siento otra vez); chicles de Nicorette mascados: 29 (N. B. de sustituto del tabaco, no de Madre por Antonomasia); colas light: 4; Red Bulls: 5 (horroroso, estoy prácticamente en el techo); bolsas de queso rallado: 2; rebanadas de pan de centeno: 8; calorías: 4897; horas dormidas: 0; páginas escritas: 12. Puf.

12.30. Bien. No hay por qué dejarse llevar por el pánico. Si una historia es sólida y contiene temas que siguen siendo válidos en la vida moderna, la ambientación en sí debería ser irrelevante.

13.00. Lo de Hedda y el marido aburrido que no se van de luna de miel en yate pero cuando vuelven se van a vivir a un yate no tiene ni pies ni cabeza.

13.15. Ojalá dejara de picarme la cabeza.

13.20. ¿Y si se han ido a recorrer el Oeste norteamericano por carretera? Sí, está claro que un coche sería una buena alternativa a un yate, ¿no?

16.30. Creo que voy a llamar a Brian el representante, para hablarlo con él. Porque para eso sirven los representantes, ¿no?

17.00. Se lo he explicado todo a Brian el representante mientras me rascaba la cabeza como un mono.

—A ver, las cosas están así —me ha explicado Brian—: por lo visto Greenlight alquiló un yate en Hawái para rodar Puf, el dragón mágico, una peli para fumados, y ahora la peli para fumados se ha caído, así que necesitan otro guión para el yate hawaiano.

—Ah —he contestado cariacontecida—. Yo pensaba que la razón por la que a Greenlight le gustaba tanto Las hojas en su pelo era…

—Así que, ¿qué hacemos nosotros? —me ha cortado él alegremente—. Hacer que Hedda Gabbler funcione en un yate en Hawái, ¿bien?

—Bien —he contestado al tiempo que asentía con vehemencia, aun cuando Brian no podía ver ese asentimiento vehemente con el que he llenado de piojos todo lo que había a mi alrededor, pues estábamos hablando por teléfono. Toda una suerte, puesto que de lo contrario también habría contagiado a Brian Katzenberg.

Jueves, 25 de abril de 2013

05.00. En la cama escribiendo como una posesa. Rodeada de un asqueroso caos de paquetes de Nicorette, tazas de café, páginas del guión tiradas por el suelo, colas light, latas de Red Bull, etc., etc. Doy verdadero asco. Mi estómago no es más que una protuberancia inmensa de queso rallado, pan de centeno, cola light y Red Bull, y no para de picarme la cabeza. Además, todavía no he terminado ninguna página coherente, y hay faltas de ortografía, y el espaciado es una locura, etc., etc. Y ni siquiera puedo mandarle un mensaje a Roxster para animarme, porque está dormido.

10.00. Espoleada por el subidón de adrenalina causado por el plazo de entrega, he terminado unas páginas y las he mandado por correo. Incluso he añadido una escena extra —estúpida, lo reconozco— que he terminado en veinte minutos clavados: Hedda tirándose del barco al final y después Lovegood, su ex amante alcohólico, haciendo lo mismo. Luego ambos aparecen poniéndose un equipo de submarinismo en el fondo del mar, como en Sólo para sus ojos. Pero en cualquier caso transmitirá la grata sensación de que hay más páginas escritas.

Y ahora me vuelvo a dormir.