Jueves, 18 de abril de 2013
21.15. Los niños están dormidos. Han pasado casi cuarenta y ocho horas desde el último mensaje de Roxster. Estoy decidida a no pedir consejo a mis amigos, porque —véanse las «Reglas del ligoteo»— si los necesito para que me organicen la relación está más que claro que algo va mal.
21.20. Acabo de llamar a Talitha para leerle el último mensaje de Roxster:
—<Estabas muy guapa, ha sido un gran beso y me lo he pasado genial.>
—¿Y lo dejaste así?
—Sí. No sugirió volver a verme ni nada. Es como si dijera que se lo había pasado muy bien y punto.
—Ay, cari.
—¿Qué?
—¿Qué voy a hacer contigo? ¿Cuánto hace que te mandó el mensaje?
—Dos días.
—¿DOS DÍAS? ¿Y te lo mandó por la noche, después de que quedarais? Vale. Un momento. Pon esto.
Me llegó un mensaje de Talitha:
<Por fin me he recuperado de la vergüenza que pasé al vomitar en nuestra primera cita. Yo también me lo pasé genial. Y fue un gran beso. ¿Qué haces?>
—Está muy bien, pero: «¿Qué haces?» ¿No es un poco…?
—No le des vueltas. Tú mándalo. Sinceramente, no me extrañaría que tardara tres días en contestar por resentimiento.
Lo he mandado. Y después me he arrepentido inmediatamente y he ido a la nevera. Nada más sacar una bolsa de queso rallado y una botella de vino me ha entrado un mensaje.
<¡Jonesey! Me preocupaba que te hubieras ahogado en tu propio vómito. Estoy en el Holiday Inn de Wigan, tengo una reunión con el departamento de reciclaje del concejo municipal. ¿Qué haces? ¿Buscar las gafas?>
<Roxster, no seas tonto. Si estuviera buscando las gafas, no podría leer el mensaje.>
<Podría haber ido alguien de Ayuda al Anciano para echarte una mano. ¿Se te presenta un fin de semana movido, Jonesey?>
Roxster es fantástico. Ni siquiera necesito mandarle un mensaje a Talitha o revisar las «Reglas del ligoteo» para ver que se trata de una invitación. ¡Lo es! ¡No me cabe la menor duda! Ay, no, pero si este fin de semana es lo del evento Fuera Cascos en St. Oswald’s House. Y no puedo contarle a Roxster que mi madre está en una colonia de jubilados, porque su madre podría tener la misma edad que yo.
<Pues sí, de lo más movido y glamuroso. *Avergonzada.* Voy a ver a mi madre a las afueras de Kettering.>
Después, acordándome de que tenía que ponérselo fácil para que propusiera quedar, he añadido:
<Pero estaré por aquí la semana que viene, y es absolutamente imprescindible que se te castigue por tu impertinencia.>
Se ha producido una pausa preocupante.
<¿Qué te parece el viernes por la noche? Pero pienso meterme un libro en los pantalones.>
<¿Será un libro de autoayuda para ligar?>
<Cincuenta sombras de ampliar tu círculo. ¿Te va bien el viernes?>
<El viernes es perfecto.>
<Bien. Buenas noches, Jonesey. Tengo que dormir para que el concejo de Wigan me vea con buena cara.>
<Buenas noches, Roxster.>