Jueves, 18 de abril de 2013
07.00. Estoy completamente desnuda, me siento como si me hubieran agujereado la cabeza con un clavo y tengo que llevar a los niños al colegio.
07.01. ¡No! ¡No tengo que llevarlos al colegio! Esta mañana iba a darme el gustazo de quedarme en la cama, pero me he despertado de todas formas.
07.02. ¡Ahhh! Acabo de acordarme de lo que pasó ayer por la noche con Cazadoradecuero. Y con Daniel.
07.30. Traumatizada por los ruidos de Chloe, que está abajo haciendo todo lo que se supone que debo hacer yo: el único Weetabix al que Mabel puede ponerle una cucharadita de azúcar por encima, las dos lonchas de bacón para Billy, con kétchup pero sin pan.
07.45. Me siento muy culpable: como una Joan Crawford resacosa, a punto de bajar en bata, con toda la cara manchada de lápiz de labios, para decir: «Hola, tesoritos, soy vuestra mamá, ¿os acordáis? ¿Cómo decíais que os llamabais?»
08.00. La puerta se cierra, los ruidos cesan.
08.01. La puerta se abre, los ruidos vuelven: en busca de la mochila de Mabel.
08.05. La puerta vuelve a cerrarse.
08.15. Silencio. La cama está fresquita, y blanca, y es un placer quedarse tumbada, desnuda, sin hacer nada. Es como si se hubiera roto un encantamiento, como si a la Bella Durmiente… Bueno, no exactamente bella… A la Madurita Durmiente Con Dos Hijos la hubiera despertado un beso. La primavera ha llegado a las marchitas ramas invernales. Hojas y flores brotan y se abren por doquier.
08.30. ¡Me ha llegado un mensaje! Puede que sea de Talitha. Para mandarme el número de Cazadoradecuero. Tal vez incluso sea el mismísimo Cazadoradecuero, que bromea para quitarle hierro a la situación y me pregunta si quiero salir con él. ¡Soy sexualmente viable!
Era del departamento de preescolar del colegio.
<Por favor, no olvide traer esta tarde la autorización para ir al zoo.>