Estimado señor Mo Yan.
¡Saludos!
Le he trasmitido su mensaje al señor Yu Yichi, que alegremente ha dicho: «¿Y ahora qué tienes que añadir? Te dije que escribiría mi biografía, y eso es lo que va a hacer». También insistió en que las puertas de la taberna Yichi siempre están abiertas para usted. No hace mucho tiempo el gobierno municipal destinó una gran suma de dinero para reparar la taberna Yichi. Está abierta veinticuatro horas al día y está muy bien decorada, de manera lujosa y suntuosa. Hace poco asistieron unos japoneses, y esos renacuajos se fueron a casa más felices que unas castañuelas. El jefe del grupo hasta escribió un artículo para la revista El viajero, en la que puntuaba muy alto la taberna Yichi. Así que cuando venga a la Tierra del vino y los licores puede alojarse en el hotel de la taberna Yichi y disfrutar de los placeres incalculables sin gastar ni un centavo.
Me lo pasé muy bien con mi relato, «Yichi el héroe». En mi anterior carta le decía que era un regalo para usted, al que puede acudir cuando escriba la biografía. Sigo intentado abrir mi mente y escuchar lo que me dijo al respecto. Mi fallo es que tengo demasiada imaginación y a veces pierdo el control o hago demasiadas digresiones, por lo que pierdo de vista los principios de la narrativa. Desde ahora en adelante me tomaré muy en serio sus críticas y trabajaré como el demonio para escribir algo que merezca la pena llamarlo ficción.
Muy señor mío, deseo con todas mis fuerzas que haga la maleta pronto y venga a la Tierra del vino y los licores. Quien desaproveche la oportunidad de visitar la Tierra del vino y los licores está perdiendo una ocasión única. En octubre dará lugar el primer Festival del «Licor del mono». Va a ser un lujoso espectáculo sin precedentes, con diferentes eventos apasionantes programados durante un mes. No se lo puede perder. Por supuesto que el segundo festival será el año que viene, pero no va a ser tan emotivo como el primero, ni tan trascendente. Mi suegro ha estado viviendo con los monos durante tres años en el Monte del mono blanco, que está al sur, para aprender los secretos del «Licor del mono», y casi se convierte en un indígena. Pero esa era la única forma de descubrir cómo preparar ese elixir, del mismo modo que sólo hay una forma de escribir una buena novela.
Hace unos años me encontré una copia del libro que quiere, Sucesos extraños en la Tierra del vino y los licores, en la casa de mi suegro, pero no la he vuelto a ver desde entonces. He llamado a un amigo del Departamento de Propaganda del Comité del Partido y le he pedido que busque una copia para usted, sea como sea. El pequeño folleto está lleno de connotaciones violentas, lo que prueba que fue escrito por un contemporáneo. Que esa persona sea Yu Yichi es discutible. Como ha dicho usted, Yu es mitad genio, mitad demonio. Aquí, en la Tierra del vino y los licores, es igual de halagado como de criticado, pero como es un enano muy poca gente se atreve a tener una pelea real de «cuchillos y puñales» con él. Es por eso por lo que nada parece atemorizarle y por lo que puede salirse siempre con la suya. Yo en cambio soy un hombre de escasos talentos y de conocimiento limitado, incapaz de comprender el mundo de este individuo. Pero este proyecto encierra mucho dinero; sólo tiene que venir a por él.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que presentó mis relatos a Literatura para los ciudadanos y le agradecería si le diera otro toquecito a los editores. De igual modo siéntase libre de invitarles a nuestro Primer Festival Anual del «Licor del mono». Yo haré todo lo que pueda para buscarles el alojamiento y pagarles las dietas. Estoy seguro de que los generosos ciudadanos de la Tierra del vino y los licores les harán sentirse como en casa.
Por último, que no menos importante, le mando mi último relato «Clases de cocina». Antes de escribirlo, muy señor mío, me leí casi todo lo que han escrito los famosos novelistas neorrealistas, absorbiendo la esencia de su trabajo y adaptándolo a mi propio estilo. Espero que le mande este relato a los editores de Literatura para los ciudadanos, dado que creo firmemente que si sigo presentando mis obras, antes o después mi arte llegará al corazón de ese panteón de dioses que pasan los días en palacios de jade mirando al cielo y observarán a la diosa de la Luna.
Deseándole un éxito duradero en su escritura.
Su discípulo,
Li Yidou