Querido doctor en vinos y licores

¿Cómo estás?

Gracias por el licor «Hormigas verdes». El color, el aroma y el sabor son de primera categoría aunque he sentido que hay una falta de armonía en cierta manera, como una chica de bonitos rasgos a la que le falta algo indefinible para convertirla en una belleza verdadera. El licor de mi pueblo natal también es conocido por su gran calidad, aunque no es comparable con lo que ustedes hacen en la Tierra del vino y los licores. Según mi padre, antes de la Liberación (1949), en nuestro pueblo, tan pequeño y con tan pocos habitantes, había dos destilerías que producían vino y licor de sorgo, y ambas eran muy famosas. Una era Zongji y la otra era Juyuan. Daban trabajo a docenas de jornaleros, sin hablar de la cantidad de mulas y caballos que necesitaban y todo el ruido que hacían. Y como elaboraban el vino con mijo —casi todas las familias del pueblo lo consumían— el aire se impregnaba de su aroma. Una vez, uno de los tíos de mi padre me dio una explicación detallada de cómo funcionaban las destilerías, incluyendo el arte de destilar, la maquinaria, la gestión, y cosas como esas. Había trabajado en Zongji durante más de una década. Sus descripciones fueron un gran material para el capítulo «Vino de sorgo», de mi novela Sorgo rojo. El olor permanente a vino y licor en mi pueblo y en sus alrededores también fue fuente de inspiración constante.

El vino y los licores me interesan muchísimo; he pensado largo y tendido sobre la relación entre el vino y la cultura. El capítulo «Vino de sorgo» de mi novela es un buen ejemplo de lo que pienso sobre el tema. Desde hace mucho quiero escribir una novela sobre el vino y los licores, y conocer a un verdadero Doctor en este tema como tú es una gran suerte. Probablemente te bombardearé a preguntas desde ahora en adelante, por lo que por favor deja de dirigirte a mí como «muy señor mío».

He leído tanto tu carta como el relato «Carne de niño» y tengo muchos pensamientos que compartir contigo, sin ningún orden de importancia en particular. Empezaré con la carta:

1. En mi opinión, los rasgos de arrogancia o humildad son contradictorios e interdependientes al mismo tiempo. Es imposible decir cuál es bueno y cuál es malo. La verdad es que la gente que parece ser arrogante es de hecho humilde y la gente que parece humilde en el fondo es arrogante. Hay personas que son arrogantes en determinadas ocasiones y bajo determinadas circunstancias pero extremadamente humildes en otras y bajo circunstancias diferentes. La arrogancia absoluta y la humildad eterna probablemente no existan. Su «arrogancia de borracho» es en gran parte una reacción química y no se le puede poner ninguna pega. Por lo que su sentimiento de autosatisfacción después de haber bebido me parece más que normal y un par de críticas bien dichas a Literatura para los ciudadanos no infringe ninguna ley que yo conozca, especialmente dado que no ha insultado a sus madres ni nada parecido. Todo lo que ha dicho es: «Si deciden no publicarlo deben de estar ciegos».

2. El señor Li Qi tuvo razones para escribir su novela del modo en el que lo hizo, y si no te gusta, apártala a un lado y olvídala. Si alguna vez te topas con él dale un par de botellas de «Hormigas verdes» y luego esfúmate. No, repito, no cometas el error de adoptar la táctica revolucionaria y romántica de darle «la paliza verbal de su vida». Este tipo está muy conectado con criminales clandestinos. Su maldad sólo se iguala a su brutalidad y nada le detendrá. Hay un rumor que corre por ahí sobre una mujer que trabajaba como crítica literaria en Beijing y que escribió un artículo en contra de sus aportaciones a la literatura después de disfrutar de una agradable comida con él. Lo publicó en un periódico y tres días después esta crítica literaria fue raptada por los hombres de Li Qi y la llevaron a Tailandia, donde la vendieron como prostituta. Por lo que toma mi consejo y aléjate de ese individuo. El mundo está lleno de gente que ni el mismo Dios es capaz de ofender. Li Qi es uno de ellos.

3. Dado que dices que tu mente está hecha para la literatura, nunca más te aconsejaré que te comportes como un hijo pródigo, porque no quiero que me odies. Si una persona provoca a otra inadvertidamente hasta que esta le odia, no se puede hacer nada. Pero si lo hace intencionadamente es como «mirarte en un espejo y ver lo feo que eres una y otra vez, así que ¿para qué volver a mirarse en el espejo?»

Has usado el lenguaje más feroz para esos «desagradables capullos» que quieren «monopolizar el sistema literario». No puedo estar más de acuerdo contigo. Si hay capullos ahí fuera tratando de monopolizar el sistema literario los criticaré igual que tú.

Fui profesor en la Escuela Militar de Baoding hace más de diez años y venían varios cientos de estudiantes a mis clases. Me parece recordar a dos Liu Yans. Una tenía la cara lechosa y siempre parecía de mal humor; la otra tenía la piel morena y era baja y rechoncha. ¿Cuál de las dos trabaja contigo?

En cuanto a lo de haber sido duro con Wang Meng no me acuerdo, pero creo que leí un artículo suyo en el que instaba a los jóvenes a autoevaluarse sin piedad. Puede que me lo tomara como un ataque hacia mí, lo que es probable que me hiciera sentir muy incómodo. Pero lo que no es probable es que atacara a Wang Meng en una clase en la que estaba promoviendo el Comunismo.

Si quieres que te sea sincero nunca he salido a la calle para criticar a nadie, ni lo haré. Pero no se puede garantizar nada porque la gente no puede dictaminar los cambios que sufre a lo largo de su vida.

Ahora en cuanto al relato:

1. Lo llamas «realismo crudo». ¿Me puedes decir qué significa eso?

No lo tengo claro del todo, aunque me hago una idea. El contenido de tu historia me estremece mucho y todo lo que puedo decir es que me alegro de que sea ficción. Sería un gran problema si hubieras escrito un ensayo periodístico con el mismo tema.

2. Y en cuanto a si es publicable normalmente hay dos características que cuentan: la ideológica y la artística. Nunca he sido capaz de entender ninguna de las dos. Y lo digo de verdad. No me ando con rodeos. Afortunadamente Literatura para los ciudadanos tiene una buena cosecha de editores, por lo que dejemos que ellos decidan.

Ya he mandado tu relato al departamento editorial de Literatura para los ciudadanos, y por lo que se refiere a invitar a una comida o de hacer un regalo, me temo que no sé lo bastante de eso como para ni siquiera intentarlo. Si hacer cosas como esas es efectivo o no con grandes publicaciones como Literatura para los ciudadanos eso lo tienes que descubrir tú solo.

Deseándote buena suerte,

Mo Yan