Una de las primeras biografías publicadas de Bram Stoker lleva el significativo título «The Man Who Wrote Dracula» («El hombre que escribió Drácula»): desde que se convirtió en objeto de estudio por parte de investigadores y críticos, el nombre de este escritor irlandés ha estado, para bien o para mal, vinculado a una sola de sus once novelas. Tanto es así que raro es el análisis de alguna de sus otras obras que no esté condicionado por la sombra de ese monumento de la moderna literatura de horror que es la historia del vampiro transilvano: las narraciones que Stoker había publicado anteriormente se ven siempre como esbozos, primeros apuntes o ideas desarrolladas después en «Drácula»; las piezas aparecidas después se contemplan también a la luz de esa opera magna y suelen despacharse como muestras menos afortunadas del talento de su autor, como fallidos intentos de repetir el éxito de su libro más célebre.
Quizá todo ello se deba a la consideración de Stoker como «autor de una sola obra», uno de esos casos del escritor no profesional que sabe acertar en determinado momento con un título concreto. Eso explicaría también el escaso interés que su figura ha despertado durante décadas, hecho contradictorio si consideramos que «Drácula» no ha dejado de reeditarse desde que fue publicada hace cien años. Solo en las dos últimas décadas se ha desarrollado cierta tendencia a desentrañar los misterios que rodearon al autor y la génesis de la obra, aunque muchas veces aquel se contemplara a la luz de esta, como si el texto fuera siempre reflejo de una personalidad atormentada o una mente calenturienta. Lo cierto es que existen dos biografías paralelas de Stoker, una pública, insípida y anodina, otra secreta, fascinante y morbosa. Emplear «Drácula» como constante punto de referencia para dilucidar esta última puede ser muy esclarecedor, pero se olvida siempre que Stoker fue un hombre de registros más variados, que su vida personal y literaria tocaron más campos y que es necesario recuperar esas otras muestras de su talento para tener un retrato más completo y riguroso.