Se cuenta que cuando Ann Radcliffe escribía sus novelas góticas, tenía la costumbre de recluirse en su cuarto durante días, sometida a una estricta dieta de carne cruda, de manera que pudiera contagiarse así de la apropiada atmósfera de melancolía, tragedia y terror. Mientras no nos convenzan de lo contrario, debemos suponer que similares métodos y regímenes alimenticios tienen que haber sido adoptados por el señor Bram Stoker. Hay que rendir tributo a la rica imaginación del autor, de la que da generosa prueba. Las personas de poco valor y débiles sistemas nerviosos deberían limitar la lectura de estas horripilantes páginas a las horas que median entre el amanecer y la puesta del sol.
RESEÑA ANÓNIMA DE «Drácula» PUBLICADA EN The Daily Mail, JUNIO DE 1897.
En 1882, el escritor y bibliófilo Charles Nodier publicó su colección de «anécdotas, narraciones y cuentos sobre aparecidos, espectros, demonios y vampiros» y la tituló Infernaliana.