Estimado Sr. Sugitani Gijin,
Me avergüenza mucho haberle robado tanto tiempo y me emociona que haya tenido tanta paciencia y que haya podido terminar de leer la carta tan larga que le he mandado. He tardado dos meses en escribirla y he esperado tanto para ahorrar un poco de dinero. También tengo que decirle que me dan un poco de vergüenza sus elogios y ánimos.
Lo que más me ha sorprendido es que el general japonés que se acantonó en la ciudad de Pingdu durante la guerra contra los japoneses fuera su padre. Por esta razón no me extraña que pida perdón a mi tía, a mi familia y a todo mi pueblo en nombre de su padre. Su actitud de aceptar los hechos del pasado y querer asumir responsabilidades nos ha emocionado muchísimo. Pero en realidad, usted también fue una víctima de la guerra. En su carta, me menciona el miedo que pasaron su madre y usted durante la guerra y la miseria que padecieron durante la posguerra. De hecho, su padre también fue una víctima de esa guerra. Si no hubiese ocurrido, tal y como dice usted, podría haber sido un cirujano con un futuro brillante. Esa guerra le cambió su destino y perfiló su personalidad. Además convirtió a su padre en una persona que empezó salvando vidas y acabó matando gente.
Les he leído su carta a mi tía, mi padre y a todos los que vivieron la guerra. Después de escucharla han suspirado mucho y les han saltado las lágrimas.
Cuando su padre se acantonaba en la ciudad de Pingdu, usted era un niño de tan solo cuatro o cinco años, así que no tuvo nada que ver con los crímenes que él cometió. Sin embargo, insiste en asumir responsabilidades. Es muy valiente por su parte querer cargar con la culpa. Su actitud nos ha emocionado mucho y sabemos que es muy valiosa; lo que hace falta hoy día es justo eso. Si cada persona de este mundo pudiese reflexionar sobre uno mismo, mirar al pasado, a la Historia, el ser humano evitaría muchas tonterías.
Mi tía, mi padre y todos nuestros vecinos me han pedido que le diga que está más que de sobra invitado a nuestro pueblo. Esperan que pueda volver otra vez para hacernos una visita aquí, a Dongbeixiang, del condado de Gaomi. Mi tía me ha confesado que nunca ha tenido una mala impresión de su padre. De entre todos los generales o jefes del Ejército por supuesto que hubo muchos crueles y diabólicos, tal como se representan en las telenovelas o en las películas. No obstante, también hubo algunos como su padre, que fue una persona muy educada y cortés. La definición de mi tía es: «Una persona que vivía entre bestias».
Regresé a Gaomi el día 4 de junio. He descansado más de un mes y en este tiempo he realizado muchas investigaciones con el propósito de reunir material para la obra de teatro que voy a escribir sobre mi tía. Al mismo tiempo, tal y como me pide, voy a seguir enviándole cartas para contarle la historia de mi tía. Y también, tal y como me pide, voy a hablarle de mí en las siguientes cartas.
Mi tía y mi padre les mandan saludos a usted y a sus familiares.
¡Todo Dongbeixiang, pueblo del condado de Gaomi le da la bienvenida!
Renacuajo
Julio de 2003, en Gaomi.