Octavo acto

En la oficina de producción de Gao Mengjiu.

El escenario se ha decorado como una oficina del Gobierno de la época de la República China. No hay muchos cambios con la oficina de la sociedad feudal. En el centro hay colgado un tablero horizontal con unas inscripciones: «La justicia, la honradez». A los lados del tablero, se han colocado dos tablas verticales. En la de la izquierda, una frase: «El viento y la tormenta no ocultan la bóveda celestial»; en la de la derecha: «La mitad de educación y la otra mitad de descortesía hacen un todo de crueldad». En la mesa de la oficina se ha colocado un zapato enorme.

Gao Mengjiu viste una túnica tradicional negra. Lleva un sombrero y en el bolsillo de la pechera se puede ver la cadena del reloj. A ambos lados del escenario se encuentran erguidos varios policías, que llevan puesta también una túnica negra y parecen muy graciosos.

El Director, los fotógrafos y diferentes personas están muy ocupados.

DIRECTOR: ¡Preparados! ¡Empezamos!

GAO MENGJIU: (Coge el zapato, golpea la mesa). Uyaya… ¡Qué difícil! (Canta). El alcalde Gao se prepara para resolver un caso donde se pelea por la potestad de un ser humano. Los de la familia Zhang tienen sus razones, los de la familia Wang tienen sus teorías, ¡quien pueda ganar depende de la sentencia mía! Yo, el alcalde, me llamo Gao Mengjiu, soy del distrito Baodi de la ciudad Tianjin, me reclutaron cuando era un niño, seguí al Ejército del general Feng Yuxiang para luchar por toda China, conseguí varios méritos militares, fui ascendido a teniente. Un día, un soldado oculto tras unas gafas de sol, paseaba por la calle acompañado por una prostituta, el general Feng Yuxiang lo vio por casualidad, me criticó por no controlar bien a mis soldados. Me sentí muy avergonzado, me retiré del Ejército y volví a casa. En el año 19 de la República China, el señor Han Fuqu presidía la provincia de Shandong, me invitó varias veces para ayudarle. No pude ignorar su amabilidad, vine aquí para ser diputado; poco a poco, sucesivamente, asumí el poder del alcalde de los distritos Pingyuan y Qufii. En la primavera de ese año, me trasladé a Gaomi. Aquí el ambiente está bastante deteriorado, hay muchos ladrones, bandidos, el casino y la prostitución son muy populares, los narcotraficantes están en cualquier esquina. La seguridad social no funciona. Cuando llegué aquí, inicié una reforma para eliminar los problemas sociales por completo. Sobre todo, propugno el respeto a los mayores. Suelo visitar a las víctimas y soy capaz de sentenciar los casos difíciles. (En voz baja). Por supuesto, he cometido errores tontos, no somos santos, ¿quién no comete errores? Hasta los santos han cometido errores, ¿verdad? Los hombres insignes me regalaron dos tablas verticales con unas inscripciones: «El viento y la tormenta no ocultan la bóveda celestial. La mitad de educación y la mitad de descortesía hacen un todo de crueldad». ¡Son geniales! ¡Bien escrito! También me pusieron un mote: ¡La zapatilla Gao! ¡Porque me gusta golpearles la cara a los malvados con una zapatilla! (Canta). En una sociedad caótica, soy un gobernador poderoso, soy cruel cuando hace falta, acabé con los bandidos con astucia, los golpes de zapatilla me hacen famoso. Policías, venid…

TODOS LOS POLICIAS: ¡Sí!…

GAO MENGJIU: ¡Preparaos!

TODOS LOS POLICIAS: ¡Sí!…

GAO MENGJIU: ¡Traedme al demandante y al acusado!

POLICIA A: ¡Que vengan el demandante y el acusado!…

(Viene Chen Mei con el niño a cuestas).

CHEN MEI: Excelentísimo mandarín Bao, por favor, haga justicia.

(Leoncita y Renacuajo entran sucesivamente.

Los actores que interpretan a los familiares de Zhangy Wang también entran, de manera caótica).

DIRECTOR: (Enfadado). ¡Para, para! ¿Qué está pasando aquí? ¡Esto es un caos! ¡Asistente, asistente!

CHEN MEI: (Se arrodilla en el escenario). ¡Excelentísimo señor Bao, su Excelencia Bao, solicito justicia!

GAO MENGJIU: No me apellido Bao sino Gao.

CHEN MEI: (El niño está llorando). Señor Bao, estoy aquí por una injusticia, ¡su Excelencia, haga justicia!

(Yuan Sai dice algo al primo, se dirigen al Director, le dicen algo en voz baja, el Director cabecea ininterrumpidamente. Solo se puede oír la última frase que ha dicho: «Nuestra empresa financia a tu grupo con cien mil yuanes».

El Director se acerca a Gao Mengjiu y le dice algo al oído.

El Director hace un gesto para que los fotógrafos continúen.

Yuan Sai camina al lado de Renacuajo y Leoncita, les dice algo en voz baja).

GAO MENGJIU: (Coge la zapatilla para golpear la mesa con fuerza). Escucha bien, mujer, yo, el mandarín de este distrito, tengo mucho interés en despachar tu caso. Dime tu nombre, tu origen, el desarrollo de los acontecimientos y la persona acusada. Dime la verdad, si no, ¿sabes qué costumbre tenemos?

CHEN MEI: No lo sé.

TODOS LOS POLICIAS: (Unánimemente). ¡Sí, u… ei…!

GAO MENGJIU: (Coge la zapatilla para golpear la mesa con fuerza). Si no me dices la verdad, yo, el mandarín de este distrito, te voy a golpear en la cara con esta zapatilla.

CHEN MEI: ¡De acuerdo!

GAO MENGJIU: ¡Dime la verdad!

CHEN MEI: Su Excelencia, enseguida le informo. Yo me llamo Chen Mei, soy habitante del pueblo Dongbeixiang del condado de Gaomi. Cuando era pequeña, mi madre murió. Mi hermana me crio. Luego, fui con mi hermana a trabajar a una fábrica de juguetes: debido a un incendio, mi hermana murió y mi rostro quedó completamente desfigurado…

GAO MENGJIU: Chen Mei, quítate la máscara, déjame ver tu rostro.

CHEN MEI: Su Excelencia, no puedo quitármela.

GAO MENGJIU: ¿Por qué no puedes quitártela?

CHEN MEI: Cuando llevo puesta la máscara, soy una persona; si me la quito, me convertiré en un fantasma.

GAO MENGJIU: Pues, Chen Mei, cuando juzgo los casos, tengo que respetar los procedimientos legales. Si no te quitas la máscara, ¿cómo puedo saber quién eres?

CHEN MEI: Su Excelencia, ordene a todos que cierren sus ojos.

GAO MENGJIU: Cerrad vuestros ojos.

CHEN MEI: Su Excelencia, mire ahora. Su Excelencia, llevo una vida atormentada.

(Chen Mei pone al niño en el suelo, se quita la máscara, pero se tapa la cara con las dos manos.

Gao Mengjiu hace un gesto a Leoncita. Leoncita se lanza a recoger al niño).

LEONCITA: (Llorando). Mi cariño, Jin Wa, mi cielo, déjame ver… Renacuajo, mira qué le ha pasado… Esta maldita loca ha matado al niño.

CHEN MEI: (Grita y se lanza sobre Leoncita enloquecida). Mi niño… Su Excelencia, me ha robado a mi niño.

(Todos los policías se acercan a detener a Chen Mei.

Entra Tía lentamente).

RENACUAJO: ¡Ha venido Tía!

LEONCITA: Tía, mira, ¿qué le ha pasado a Jin Wa?

(Tía toca unas zonas del niño y este vuelve a llorar. Renacuajo pasa un biberón a Leoncita. Leoncita la mete en la boca de Jin Wa, el niño cesa de llorar).

CHEN MEI: Su Excelencia, no les permita que den leche de vaca al niño porque la leche de vaca es venenosa. Su Excelencia, yo tengo leche… Si no lo cree, mire, su Excelencia, puedo extraérmela…

(Vienen Chen Bi y Li Shou).

CHEN BI: (Golpea el suelo con su bastón). ¡Gracias Señor por tu misericordia! ¡Gracias señor por tu misericordia!

GAO MENGJIU: (Triste). Chen Mei, ¡tápate la cara ahora!

CHEN MEI: (Recoge la máscara y se la pone apresurada). Su Excelencia, le he asustado, ¿verdad?… Lo siento mucho, su Excelencia…

GAO MENGJIU: Chen Mei, ya que estoy juzgando tu caso, necesito saberlo todo con claridad.

CHEN MEI: Muchas gracias, su Excelencia.

(Renacuajo y Yuan Sai intentan llevarse a Leoncita y al niño).

GAO MENGJIU: (Golpea la mesa). ¡No podéis salir! ¡Cómo os atrevéis a salir antes de que dicte sentencia! ¡Vigiladlos! (El Director hace gestos a Gao Mengjiu, sin embargo, finge no verlos). Ciudadana Chen Mei, dices que este niño te pertenece, pero ¿quién es su padre?

CHEN MEI: Fue un hombre ilustre, millonario y además muy famoso.

GAO MENGJIU: Pero sea como sea, debe tener un nombre.

CHEN MEI: Yo no lo sé.

GAO MENGJIU: ¿Pero cuándo os casasteis?

CHEN MEI: No nos hemos casado.

GAO MENGJIU: Pariste un niño sin estar casada… ¿Entonces cuándo tuvisteis relaciones sexuales?

CHEN MEI: Su Excelencia, no entiendo lo que me pregunta.

GAO MENGJIU: ¿Cuándo dormisteis juntos? ¿Cuándo hicisteis el amor? ¿Entiendes?

CHEN MEI: Su Excelencia, no he dormido con nadie. Soy virgen.

GAO MENGJIU: Estoy confundido. Si no has dormido con un hombre, ¿cómo has podido concebir un niño? ¿No tienes esas nociones básicas?

CHEN MEI: Su Excelencia, lo que he dicho es verdad. (Señala a Leoncita). Utilizan unas buretas para…

GAO MENGJIU: ¿La fecundación in vitro?

CHEN MEI: No.

GAO MENGJIU: Ahora entiendo, introdujeron el esperma en tu cuerpo con las buretas.

CHEN MEI: (Se arrodilla). Su Excelencia, espero su justa sentencia. Al principio, quería parir ese niño para ganar una cantidad de dinero en concepto de madre de alquiler y así pagar el coste del hospital y de las medicinas de mi padre. Luego tenía pensado suicidarme en el río. Pero después de estar embarazada, después de percibir los movimientos dentro de mi barriga, no quería morir. Tenía muchas compañeras, ellas no amaban a los niños que llevaban en su interior, pero yo sí. Tengo quemaduras en mi cara y mi cuerpo. Cuando llueve, las heridas me pican extraordinariamente. Cuando hace sol, desde las heridas me supura sangre. Su Excelencia, durante los nueve meses de embarazo, sufrí demasiado. Su Excelencia, a pesar de esos sufrimientos insoportables, tuve mucho cuidado, y luego por fin di a luz a mi niño, pero me dijeron que había muerto… En cuanto me enteré de que mi niño seguía vivo, empecé a buscarlo… y por fin lo he encontrado… No quiero el dinero por el alquiler de mi vientre. Si me diesen un millón o diez millones, no los querría, solo quiero tener a mi niño, su Excelencia, por favor, ayúdeme…

GAO MENGJIU: (Hacia Renacuajo y Leoncita). ¿Ustedes son esposos legalmente?

RENACUAJO: Llevamos más de treinta años casados.

GAO MENGJIU: ¿Y en esos treinta años no habéis tenido ningún hijo?

LEONCITA: (Triste). Acabamos de tener uno.

GAO MENGJIU: Si no me equivoco, ahora tienes más de cincuenta años de edad, ¿verdad?

LEONCITA: Sabía que iba a hacerme esta pregunta. (Apunta a Tía). Ella es la ginecóloga de nuestro pueblo Dongbeixiang del condado de Gaomi. Ha traído al mundo a miles de niños, ha curado muchos casos de infertilidad, quizá incluso ayudó a que usted naciera. Puede preguntarle a ella por todo el proceso, desde el primer mes de embarazo hasta el parto. Tía es el mejor testigo.

GAO MENGJIU: He oído tu prestigioso nombre, eres una celebridad y tienes fama de ser una persona muy recta.

TÍA: Yo traje al niño a este mundo.

GAO MENGJIU: (Pregunta a Chen Mei). ¿Fue ella quien atendió tu parto?

CHEN MEI: Su Excelencia, antes de llevarme a la sala de operaciones, me taparon los ojos.

GAO MENGJIU: ¡En este caso supongo que no puedo dictar sentencia! Id a hacer la prueba de ADN. (El Director se acerca a Gao Mengjiu para decirle algo. Gao Mengjiu está discutiendo con él en voz baja. Suspira profundamente, canta). «Es un caso extraordinario/ me ha generado muchos problemas/ a quién pertenece el niño/ me vino a la cabeza una buena idea». (Baja de su sitio). Escuchad, como habéis venido a mi oficina para solicitar justicia, voy a seguir actuando, ¡voy a encargarme de este caso! ¡Hombres!

TODOS LOS POLICIAS: ¡Sí!

GAO MENGJIU: ¡A quien no acate mis órdenes, los golpeáis en la cara con mi zapatilla!

TODOS LOS POLICIAS: Sí.

GAO MENGJIU: Chen Mei, Leoncita, todo lo que habéis dicho es razonable. Ahora no puedo dictar sentencia, así que de momento entrégame a tu niño.

LEONCITA: No…

GAO MENGJIU: ¡Hombres!

TODOS LOS POLICIAS: (Unánimemente). Sí, u…, ei

(El Director dice algo al lado de Renacuajo. Renacuajo hace un gesto a Leoncita para que entregue el niño a Gao Mengjiu).

GAO MENGJIU: (Baja la cabeza para observar al niño). No hay duda de que es un niño estupendo, no me extraña que luchéis por él. Chen Mei, Leoncita, escuchad. Como no tengo suficientes pruebas para saber a quién pertenece este niño os voy a permitir que lo consigáis por la fuerza. Como este es un caso complicado, ¡juzgaremos de manera cruel! (Levanta al niño). ¡Cuando queráis!

(Chen Mei y Leoncita se lanzan hacia el niño, pelean por él y el niño empieza a llorar.

Chen Mei es quien lo consigue).

GAO MENGJIU: ¡Hombres! Meted a Chen Mei en prisión, quitadle al niño.

(Los policías le arrebatan al niño y se lo entregan a Gao Mengjiu).

GAO MENGJIU: Chen Mei, mientras decías que eras la madre del niño, parecías valiente, pero cuando luchasteis por él, no tuviste ninguna compasión. Tú no eres la verdadera madre. Cuando Leoncita intentó conseguirlo y oyó el llanto del niño, su amor de madre le impidió moverse, temía hacer daño al niño, así que soltó sus manos. Hace muchos años, el famoso mandarín Bao Longtu lo habría juzgado de la misma manera. ¡Quien le suelta las manos es la verdadera madre! Por lo tanto, ahora dicto sentencia: este niño es hijo de Leoncita. Chen Mei fingió ser la madre del niño para robarlo. Dijo un montón de mentiras. Debería pegarte en la cara doce veces, pero teniendo en consideración tu minusvalía, no te castigo. Puedes irte.

(Gao Mengjiu pasa el niño a Leoncita.

Chen Mei intenta luchar otra vez, pero los policías se lo impiden).

CHEN BI: ¡Gao Mengjiu, eres un idiota!

LI SHOU: (Se acerca a Chen Bi). Hombre, es así, he hablado con Yuan Sai y Renacuajo para que compensen con cien mil yuanes a Chen Mei.

(Fin del acto).