La decoración del escenario sigue siendo la misma del segundo acto.
Hao Dashou y Qin He están haciendo muñecos de barro en su propia mesa de trabajo.
Un hombre de mediana edad que viste un traje arrugado y gris con corbata se mete unas plumas en el bolsillo, coge una maleta y entra silenciosamente.
HAO DASHOU: (Sin levantar la cabeza). Renacuajo, ¿para qué has venido?
RENACUAJO: (Alabando al tío Hao Dashou). ¡Ja, ja!, qué impresionante es usted, mi querido tío Hao. Puede identificarme solo con el oído.
HAO DASHOU: No he utilizado mi oído sino mi olfato.
QIN HE: El olfato del perro es diez mil veces mejor que el del hombre.
HAO DASHOU: ¡¿Te atreves a insultarme?!
QIN HE: ¿Te he insultado? Solo dije que el olfato del perro es diez mil veces mejor que el del hombre.
HAO DASHOU: ¿Sigues insultándome? (Coge un trozo de barro, hace rápidamente una estatua de la cabeza de Qin He, la levanta para que la vean claramente Renacuajo y Qin He, luego la tira al suelo con mucha fuerza). ¡Quiero romper esta cara feísima!
QIN HE: (Del mismo modo, hace rápidamente una estatua de la cabeza de Hao Dashou, la levanta para que la vean claramente Renacuajo y Hao Dashou, la tira al suelo con mucha fuerza). ¡Rompo el perro viejo!
RENACUAJO: Tío Hao, no se enfade, tío Qin no se enfade. Son dos maestros, por favor no se enfaden. Lo que acaban de hacer son obras de arte, ¡qué pena me ha dado cuando las han roto!
HAO DASHOU: ¡Cállate, luego te hago una estatua y la rompo también!
RENACUAJO: Por favor hágame una, pero no la rompa. Cuando la obra de teatro que he escrito se publique, quiero hacer una foto a su muñeco y ponerla en la cubierta. ¿Cree que le gustará a Tía?
HAO DASHOU: Ya te he dicho que tu tía preferiría observar cómo las hormigas suben a un árbol. No echará ni un vistazo a tu maldita obra.
QIN HE: ¿Por qué no quieres trabajar tranquilamente en el campo en lugar de escribir un drama? Si eres capaz de ganar dinero con una obra de teatro, me comeré este trozo de barro.
RENACUAJO: (Modestamente). Tío Hao, tío Qin, ahora mi tía es vieja, no tiene buena vista, no me atrevo a dejar que vea ella sola la obra. Quería leérsela en voz alta. Así, ustedes también pueden escucharla. Supongo que saben que el señor Cao Yu y el señor Lao She leían sus obras al director y los actores.
HAO DASHOU: Pero no eres Cao Yu, tampoco Lao She.
QIN HE: No somos actores ni directores.
RENACUAJO: ¡Pero son dos personajes de mi obra! He puesto mucho cuidado en embellecer estos personajes. Si no quieren escucharla, será una lástima. Si la escuchan y luego tienen alguna opinión, pueden dármela y corregiré lo que sea; si no la escuchan, en el futuro, cuando esta obra de teatro se ponga en el escenario, después de ser publicada, si quieren corregirla, será imposible. (De repente, con emoción). Para elaborar esta obra he gastado diez años y todo mi dinero, incluso las vigas he vendido. (Se pone la mano en el pecho, tose con fuerza). Para escribir esta obra he fumado tabaco seco, que tiene un sabor amargo y picante. Cuando las hojas de tabaco se me acabaron, fumé hojas de sófora. He pasado muchas noches trabajando, he dañado mi salud, he gastado mucha energía, y ¿para qué? ¿Para tener prestigio? ¿Por dinero? (Chillando). ¡No! ¡Lo he hecho por amor a mi tía, por la pasión de escribir toda la historia de la diosa de la natalidad de nuestro pueblo Dongbeixiang del condado de Gaomi! ¡Si no queréis escucharla, voy a suicidarme delante de vosotros!
HAO DASHOU: ¿A quién estás amenazando? ¿De qué manera quieres morir? ¿Bebiendo veneno o colgándote?
QIN HE: Suena muy emocionante, tengo ganas de escucharla.
HAO DASHOU: Puedes leer la obra, pero no puedes leerla en mi casa.
RENACUAJO: En primer lugar, esta es la casa de mi tía, y si acaso luego puede que sea tu casa.
(Tía sale desde la cueva).
TÍA: (Relajada). ¿Quién está hablando de mí?
RENACUAJO: Tía, he sido yo.
TÍA: Sabía que eras tú. ¿Por qué vienes hoy?
RENACUAJO: (Abre con mucha prisa su maleta, saca un montón de papeles, empieza a leer). Tía, soy yo, soy Renacuajo del pueblo Liangxiantun. (Qin He y Hao Dashou se comunican con las miradas confusamente). Yu Peisheng es mi padre, Sun Fuxia es mi madre. Soy uno de los bebés boniato, fui el primer niño que usted trajo al mundo. Mi esposa es Tan Yur, también fue una niña que ayudó a nacer, su padre es Tan Jinhai y su madre es Huang Yueling…
TÍA: ¡Basta! Después de convertirte en dramaturgo, ¿por qué te cambias el nombre, la fecha de nacimiento, los nombres de tus padres, el nombre del pueblo y el de tu esposa? (Tía anda entre los niños colgados en el escenario. De vez en cuando, baja la cabeza para reflexionar, a veces se lleva la mano al pecho; luego, le da una palmada en el culito a un niño y el niño se pone a llorar. Tía empieza a dar golpes en todos los culos de los niños. Mezclada con los llantos de los niños, empieza su discurso y el volumen del llanto se reduce al instante). Vosotros, los bebés boniato, ¡os saqué con mis propias manos! He trabajado durante más de cincuenta años en esta profesión, y hasta ahora no he podido descansar. En estos cincuenta años, casi no he comido ni una vez una comida caliente, no he podido dormir con tranquilidad. Mis manos están manchadas de sangre, mi cabeza está llena de sudor, estoy envuelta en excrementos y orina. ¿Pensáis que es muy fácil trabajar como doctora rural? En los dieciocho pueblos del condado de Gaomi hay más de cinco mil familias. Entré en todas las casas de esas familias. He visto demasiadas veces la piel grisácea de la barriga de vuestras madres y vuestras esposas. En cuanto a vuestros malditos padres, ¡fui yo quien les hizo la vasectomía! Algunos de vosotros habéis sido funcionarios famosos, algunos sois millonarios, podéis hacer lo que queráis frente al director del distrito; a veces podéis ignorar al alcalde, pero delante de mí, tenéis que ser obedientes. Durante aquellos años, yo quería haceros la vasectomía a todos vosotros para que vuestras esposas no sufriesen más. No hagáis gestos ni sonriáis, ¡poneos más serios! La planificación familiar es fundamental para el desarrollo del país. No riais. Aunque riais, tengo que seguir haciendo abortos y vasectomías. Ningún hombre es bueno, ¿quién dijo esta frase? ¿Lo sabéis vosotros? Yo tampoco. Solo sé que ningún hombre es bueno. Aunque sois malos, no podemos vivir sin vosotros. Cuando Dios creó este mundo, lo diseñó así. El tigre y el conejo, el águila y el gorrión, la mosca y el mosquito…, si faltara alguno, este mundo no sería un mundo completo. Dicen que en el pasado había una tribu en África, todos los hombres de esa tribu vivían en los árboles. Construyeron muchos nidos en esos árboles, las mujeres pusieron huevos en esos nidos. Después se pusieron en cuclillas para comer frutas del árbol; los hombres vestían con grandes hojas del árbol y se encargaban de cuidar los huevos durante cuarenta y nueve días. Luego los niños rompían el cascarón y saltaban. Cuando salían sabían subir y bajar de los árboles. ¿Lo creéis, lo creéis? ¡Yo lo creo! Yo, vuestra tía, recibí un huevo, tan grande como un balón de fútbol. Al cabo de medio mes, salió un chico blanquito y gordito, se llamaba Dansheng, Nacido del huevo. Lamentablemente, ese niño se murió de meningitis. Si pudiese seguir viviendo, ahora tendría cuarenta años. Si ese niño hubiese sobrevivido, habría sido un gran escritor porque en el juego de Zhuazhou el niño sujetó con firmeza un pincel de caligrafía. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Como Dansheng murió, ahora tienes tú la oportunidad de ser el dramaturgo…
RENACUAJO: (Admirando a Tía). Tía, es usted un ingenio. Lo que acaba de contar será un buen material para mi obra de teatro. ¡No es solo una sobresaliente ginecóloga sino también una destacada dramaturga! Las palabras que acaba de decir sin querer podrán ser unos diálogos fantásticos en mi obra.
TÍA: ¿Cómo puedes decir que las dije sin querer? Lo que he dicho son cosas sobre las que he reflexionado miles de veces. (Coge los papeles que Renacuajo tiene en su mano). ¿Esta es la obra de teatro que acabas de crear?
RENACUAJO: (Modestamente). Sí.
TÍA: ¿Cuál es el título?
RENACUAJO: Wa.
TÍA: ¿Es la Wa de wawa, niño, o la wa de rana?
RENACUAJO: De momento, lo he nombrado Wa de rana, pero por supuesto lo puedo cambiar a Wa de niño, claro. También se puede cambiar a Wa de la diosa Nü Wa. Nü Wa creó los hombres. La rana es el símbolo de la proliferación, la rana es el tótem de nuestro pueblo Dongbeixiang del condado de Gaomi. Siempre se representa en las pinturas y las estatuas de barro para recibir el año nuevo.
TÍA: ¿No sabes que tengo miedo de las ranas?
RENACUAJO: Este drama tiene como objetivo analizar las razones de su miedo. Cuando lo haya leído, su corazón se liberará, así que no tendrá más miedo de las ranas.
TÍA: (Extiende la mano). Entonces dame el borrador de tu obra. (Renacuajo lo entrega con mucha cortesía. Tía se dirige a Qin He y Hao Dashou). Vosotros dos, ¿quién puede quemar estas tonterías?
RENACUAJO: Tía, es una obra que he escrito durante diez años.
TÍA: (Levanta la mano para tirar los papeles, se extienden por todo el escenario). No merece la pena que eche un vistazo a esta cosa. ¡Puedo imaginar lo que estás pensando! Tú, un chico de poca inteligencia, ¿puedes analizar la razón por la que temo a las ranas? (Renacuajo, Qin He y Hao Dashou se precipitan a recoger los papeles del escenario. Tía recuerda el pasado con fascinación). La mañana del día en que naciste, yo me lavaba las manos en la orilla del río cuando vi miles y miles de renacuajos que estaban reuniéndose en el agua. Debido a la sequía de aquel año, la cantidad de los renacuajos era mucho mayor que el caudal de agua. De todos ellos, solo una diminuta parte iba a sobrevivir, los demás se morirían. Es igual que los espermatozoides del hombre, entran en gran cantidad en el útero, pero solo uno puede unirse con el óvulo para formar el embrión. Entonces saqué una conclusión: entre la forma de proliferación del hombre y la de la rana tenía que haber alguna vinculación misteriosa. Así que cuando tu madre me preguntó sobre tu nombre, lo dije sin pensar: «¡Renacuajo!». Tu madre dijo: «¡Buen nombre, buen nombre! ¡Renacuajo, un nombre humilde que le dará una vida afortunada a este niño!».
(Renacuajo, Qin He, Hao Dashou escuchan con atención).
RENACUAJO: ¡Muchas gracias, tía!
TÍA: Entonces alguien presentó una manera de anticoncepción con renacuajos en el Diario del Pueblo. Consistía en que las mujeres que estaban en periodo de ovulación se bebieran catorce renacuajos vivos antes de hacer el amor. Así se podía evitar la fecundación. Sin embargo, no consiguieron realizar la anticoncepción, aquellas mujeres parieron muchas ranas.
HAO DASHOU: No me cuentes más, te volverás loca otra vez.
TÍA: ¿Quién está loca? Yo no estoy loca, son ellos los que comieron ranas, son ellos los locos. Mandaron a unas mujeres a la orilla del río para que cortaran la cabeza de las ranas con una tijera, y que luego les quitaran la piel como si se quitaran unos pantalones. Sus patas son iguales que las piernas de las mujeres. Desde aquel entonces empecé a tener miedo de las ranas porque sus patas… son iguales que las piernas de las mujeres…
QIN HE: Los que comieron las ranas recibirían su castigo porque en el cuerpo de las ranas existen unos parásitos que entrarían en su cerebro para volverlos tontos. Al final, sus gestos serían iguales a los de las ranas.
RENACUAJO: Este es un análisis muy importante, los hombres que se hubieran comido las ranas se convertirían en ranas. Mi tía es la heroína que ha protegido a las ranas.
TÍA: (Con tristeza). No, mis manos se habían ensuciado con la sangre de las ranas, pero yo no lo sabía, me habían engañado, había comido unas albóndigas hechas con carne de rana. Tu abuelo una vez me contó un cuento: «El emperador Zhou Wenwang, sin saberlo, comió unas albóndigas hechas con la carne de su hijo. Luego, cuando el Emperador se escapó de su palacio, que estaba en la capital Chao Ge, vomitó unas albóndigas que se convirtieron en conejos. ¡El conejo representaba a su hijo!». Respecto a mí, aquel día cuando regresé, me sentí muy mal del estómago, me puse al lado del río, bajé la cabeza y vomité unas cosas chiquititas y verdes. Cuando aquellas cosas se cayeron al agua se convirtieron todas en ranas…
(El chico que viste el dudou sale con unas ranas minusválidas desde la cueva. El chico grita: «¡Devuélveme la vida! ¡Devuélvemela!». Las ranas, a su vez, emiten gritos desagradables.
Tía arroja un grito extraño y se marea.
Hao Dashou sujeta a Tía y le aprieta el surco nasolabial.
Qin He está expulsando al chico y las ranas.
Renacuajo recoge uno por uno los papeles del borrador de la obra).
RENACUAJO: (Saca una invitación roja y grande). Tía, en realidad, sé la razón por la que tiene miedo a las ranas. Además, sé que durante estos años se ha castigado a sí misma con la culpa de lo que considera un crimen. Pero no ha hecho nada malo; aquellas ranas desvalidas son producto de su imaginación. Tía, gracias a su ayuda, mi hijo nació con éxito. (Se gira a Qin He y Hao Dashou). No sé si saben que he preparado un banquete para celebrarlo ¡Vengan ustedes también!
(Fin del acto).