En la oficina de recepción de la comisaría hay una mesa larga. Encima de la mesa se ha colocado un teléfono. En la pared están colgados los diplomas de mérito y banderas de agradecimiento.
La oficial Xiao Wei se está sentando, señala la silla que está enfrente de la mesa para que Chen Mei se siente allí. Chen Mei viste igual que antes: cubierta de una toga negra y una máscara negra para tapar su cara.
XIAO WEI: (Seria, pero sin demasiado formalismo). Señora, siéntese por favor.
CHEN MEI: (Bruscamente). ¿Por qué no hay un tambor en la puerta?
XIAO WEI: ¿Un tambor?
CHEN MEI: En el pasado, había tambores. ¿Por qué no tienen ustedes? Si no colocan los tambores, ¿cómo podemos tocarlos para solicitar justicia?
XIAO WEI: ¡Se refiere al Yamen, la antigua oficina del Gobierno de la sociedad feudal! Ahora estamos en una sociedad socialista, aquellas cosas se han eliminado.
CHEN MEI: Pero en el Yamen de Kaifeng siguen siendo válidos…
XIAO WEI: Lo ha aprendido de las telenovelas, ¿verdad? «Bao Longtu[26] se sienta en el Yamen de Kaifeng».
CHEN MEI: Quiero ver al señor Bao Longtu.
XIAO WEI: Señora, esta es la comisaría de Binhelu, soy la oficial de guardia Wei Ying. Si quiere denunciar algún crimen, puede decírmelo, lo anotaré para avisar a mis jefes.
CHEN MEI: Tengo un gran problema, solo el señor Bao Longtu me puede ayudar.
XIAO WEI: Señora, Bao Longtu ya no está entre nosotros. Dígame lo que quiere, lo anotaré y luego avisaré a mi superior, ¿qué le parece?
CHEN MEI: ¿Lo promete?
XIAO WEI: ¡Lo prometo! (Señala la silla que está enfrente). Siéntese por favor.
CHEN MEI: Su Excelencia, no me atrevo.
XIAO WEI: Siéntese.
CHEN MEI: Muchas gracias, su Excelencia.
XIAO WEI: ¿Quiere beber agua?
CHEN MEI: No, gracias.
XIAO WEI: Bueno, ahora no fingimos como en las telenovelas, ¿cómo se llama?
CHEN MEI: Me llamo Chen Mei, pero Chen Mei ha muerto, o mejor dicho, una mitad de Chen Mei ha muerto, la otra mitad está viva, así que no sé cómo me llamo.
XIAO WEI: Señora, ¿se está burlando de mí? ¿Está jugando conmigo? Esta es una comisaría, un lugar muy serio.
CHEN MEI: Antes tenía las cejas más bonitas de Dongbeixiang, del condado de Gaomi, por eso, me llamaba Chen Mei, la Cejitas. Pero ahora, no tengo ni un pelo en las cejas… No solo en las cejas. (Chillando). ¡Hasta las pestañas me han desaparecido!, ¡tampoco me queda cabello! ¡Por tanto, no soy digna de llamarme Chen Mei!
XIAO WEI: (Consciente de la máscara). Señora, ¿se puede quitar la máscara?
CHEN MEI: ¡De ninguna manera!
XIAO WEI: Si no me equivoco, es usted una víctima del incendio de la fábrica de juguetes Dongli.
CHEN MEI: Es usted muy inteligente.
XIAO WEI: Estaba estudiando en la academia de policía cuando vi en televisión la noticia sobre aquel incendio. Los corazones de los capitalistas están negros; la compadezco desde lo más profundo de mi corazón. Respecto al problema de la indemnización, tiene que ir al Tribunal, o al Comité Municipal o al Gobierno Municipal, también puede pedir ayuda a la prensa.
CHEN MEI: Me ha dicho que conoce al Excelentísimo mandarín Bao Longtu. Solo él me puede ayudar.
XIAO WEI: (No sabe qué hacer pero sigue hablando con ella). Sí, sí, dígame. Quiero hacer todo lo posible para comunicarles a mis superiores su problema.
CHEN MEI: Quiero poner una denuncia por robo. Me han robado a mi niño.
XIAO WEI: ¿Quién ha robado a su niño? Explíquese con calma, no tenga prisa. Espere, que le sirvo un vaso de agua. Beba primero porque se le nota en la voz que se ha quedado afónica.
(Xiao Wei pasa un vaso de agua a Chen Mei).
CHEN MEI: No quiero beber. Sé que quiere aprovechar la oportunidad para ver mi cara mientras bebo. Odio mi cara, no quiero que nadie la vea.
XIAO WEI: Lo siento, pero no era mi intención.
CHEN MEI: Desde el primer día en que sufrí el accidente, solo me he mirado una vez en el espejo. Desde entonces odio los espejos y todas las cosas donde pueda reflejarme. Al principio quería liquidar la deuda de mi padre y suicidarme después, pero ahora no quiero suicidarme. Si me suicido, mi niño se va a morir de hambre; si me suicido, mi niño será huérfano. He oído el llanto de mi niño… Su voz se ha quedado ronca a causa del llanto. Quiero darle el pecho, mis pechos están hinchados como dos balones, van a explotar. Pero han escondido a mi niño…
XIAO WEI: ¿Quiénes son ellos?
CHEN MEI: (Está en guardia y mira hacia fuera). Son ranas toros tan grandes como tapas de wok. Cuando croan, el sonido es meu, meu. Son ranas diabólicas que se comen a los niños…
XIAO WEI: (Se levanta y cierra bien la puerta). Señora, no se preocupe, estas paredes están insonorizadas.
CHEN MEI: Tienen muchos enchufes, hasta tienen enchufes con los mandarines del Gobierno.
XIAO WEI: Bao Longtu no les teme.
CHEN MEI: (Se levanta y se arrodilla). Su Excelencia Bao, los lamentos de mi miserable vida podrían rellenar un océano, por favor, haga justicia por mí, una humilde mujer.
XIAO WEI: Dígame.
CHEN MEI: Su Excelencia, me llamo Chen Mei, soy una habitante de Dongbeixiang, pueblo del condado de Gaomi. Mi padre se llama Chen Bi y estaba de acuerdo con la política de adoración a los niños y aborrecimiento de las niñas. Aquel año, para conseguir un niño, se arriesgó a darle a mi madre un nuevo hijo fuera de la planificación familiar. Por desgracia, el asunto se descubrió. Al principio se exilió y se refugió en todos los lugares posibles, pero luego fue capturado por los oficiales del Gobierno durante una persecución en el río. Mi madre me parió y se murió en la canoa. Cuando mi padre se enteró de que había tenido otra niña, me abandonó. Mucho tiempo después me llevó a casa. Y como fui concebida fuera de la planificación familiar, le sancionaron con cinco mil ochocientos yuanes. A partir de aquel momento, empezó a beber en exceso. Cuando estaba borracho, nos insultaba y nos pegaba a mi hermana y a mí. Y luego, cuando crecimos, mi hermana Chen Er y yo nos fuimos al sur de China, a la provincia de Guangdong, para buscar trabajo. Teníamos dos objetivos, el primero era devolver el dinero que mi padre debía, el segundo era labrarnos un futuro brillante. Mi hermana y yo fuimos dos chicas hermosas y todos lo decían así. Si hubiéramos hecho algo indecente, el dinero habría venido a nosotras como una corriente de agua rápida e incesante. Sin embargo, mi hermana y yo decidimos actuar según la moralidad, como el loto que florece sobre el barro sucio. No obstante, un incendio arrebató la vida de mi hermana y destruyó mi cara… (Xiao Wei saca una servilleta para secar sus lágrimas). Mi hermana murió porque me quería salvar… Mi querida hermana… ¿por qué me salvaste? Preferiría haber muerto que vivir como un demonio…
XIAO WEI: ¡Los malditos capitalistas! ¡Haría falta meterlos a todos en prisión y matarlos!
CHEN MEI: Pues no son tan diabólicos, me dieron veinte mil yuanes en concepto de compensación por la muerte de mi hermana. Además me dieron quince mil yuanes más. Todo este dinero se lo di a mi padre. Le dije: «Papá, la multa que pagaste cuando yo nací más un interés de veinte años. Eso es lo que te pago con todo este dinero. Ya no te debo nada más».
XIAO WEI: Su padre es un hombre malvado.
CHEN MEI: Pero sea como sea, es mi padre, no puedo insultarle.
XIAO WEI: ¿Qué ha hecho con ese dinero?
CHEN MEI: ¿Qué puede hacer? Comer, beber, fumar, gastarlo todo.
XIAO WEI: Ese hijo de puta es un cerdo.
CHEN MEI: Le he dicho que no puede insultar a mi padre.
XIAO WEI: (Irónicamente). ¡Qué tonta soy! ¿Y luego?
CHEN MEI: Luego fui a la empresa Rana Toro a buscar trabajo.
XIAO WEI: Conozco esa empresa, es muy famosa. Según dicen, tienen una fórmula para producir una crema facial única. Cuando lo consigan, podrán solicitar una patente mundial.
CHEN MEI: Esos son los hombres a los que quiero denunciar.
XIAO WEI: Dígame.
CHEN MEI: Criar ranas es solo una tapadera, lo que hacen realmente es criar niños.
XIAO WEI: ¿Qué niños?
CHEN MEI: Contratan a un grupo de chicas para que den a luz niños para los ricos.
XIAO WEI: ¡No me diga!
CHEN MEI: En esa empresa hay veinte habitaciones secretas y han contratado a veinte mujeres. Algunas están casadas, otras no; algunas son bonitas, otras feas; algunas están preparadas para realizar la concepción sexual, otras están preparadas para la concepción asexual…
XIAO WEI: ¿Que qué? ¿Qué es la concepción sexual? ¿Y qué es la concepción asexual?
CHEN MEI: No finja que es virgen. ¿No sabe esas cosas? ¿Es usted virgen?
XIAO WEI: No lo entiendo, de verdad…
CHEN MEI: La concepción sexual es dormir con un hombre como en un matrimonio, vivir juntos hasta que la mujer concibe al niño. ¡La concepción asexual es introducir el esperma con una bureta en el útero! ¿Es virgen?
XIAO WEI: ¿Y usted?
CHEN MEI: Por supuesto.
XIAO WEI: Pero acaba de decir que ha parido a un niño.
CHEN MEI: He parido a un niño, pero soy virgen. Mandaron a una enfermera gorda para que introdujera el esperma en mi útero, así que me quedé embarazada y luego parí a un niño. Pero no he dormido con ningún hombre, ¡soy pura, soy virgen!
XIAO WEI: ¿Pero quiénes son los hombres que acaba de mencionar?
CHEN MEI: No puedo decírselo porque podrían matar a mi niño…
XIAO WEI: ¿Es ese hombre gordo de la empresa Rana Toro? Se llama…, sí, un tal Yuan Sai.
CHEN MEI: ¿Dónde está Yuan Sai? ¡Le estoy buscando! ¡Ese cabrón me ha engañado, todos ellos me han engañado! Dijeron que mi niño había muerto cuando nació, utilizaron un gato muerto para hacérmelo creer, hicieron una representación moderna de la obra de teatro El gato, sustituto del príncipe. Utilizaron ese método para no pagarme el dinero, aprovecharon ese método para que me olvidara de mi hijo. No quiero dinero, ni un centavo. Si me sedujera el dinero, hubiese actuado de otra forma: cuando estaba en Guangdong conocí a un millonario de Taiwán que quería que le acompañara durante tres años, y cada año me pagaría trescientos mil yuanes. Pero yo amo al niño y mi niño es el más precioso del mundo. Su Excelencia Bao debe hacer justicia…
XIAO WEI: Cuando le pidieron hacer el trabajo de madre de alquiler, ¿firmó algún tipo de contrato?
CHEN MEI: Claro que sí. Después de firmar el contrato me debían pagar un tercio de todo el alquiler, después de parir al niño, cuando ya lo tuviesen, me pagarían el resto.
XIAO WEI: Es un poco lioso, pero no se preocupe, su Excelencia Bao podrá solucionar el problema, siga diciéndome.
CHEN MEI: Me dijeron que el esperma de aquella bureta pertenecía a alguien importante. Esa persona tenía unos genes sobresalientes, era un genio. Decían que quería tener un niño sano. Ese hombre había dejado el tabaco y el alcohol. Cada día, durante medio año, comió un abulón y dos cohombros.
XIAO WEI: (Irónicamente). Qué rico debe ser.
CHEN MEI: Dado que para engendrar a unos descendientes ideales se necesita planearlo todo bien es natural que no preguntara ni el precio que le iba a costar. Dijeron que ese señor había visto una foto mía antes de que se me desfigurara la cara. Pensó que era una bonita mestiza.
XIAO WEI: Si no le interesa el dinero, ¿por qué aceptó ser madre de alquiler?
CHEN MEI: ¿He dicho que no me interesa el dinero?
XIAO WEI: Acaba de decirlo.
CHEN MEI: (Recordando). Ya me acuerdo. Fue porque mi padre estaba en el hospital por un accidente de tráfico. Tuve que aceptar ser madre de alquiler para devolver el dinero que debíamos al hospital.
XIAO WEI: Es una hija perfecta, la muerte de un padre tan malo le daría tranquilidad.
CHEN MEI: Yo también lo creo, pero a pesar de todo, es mi padre.
XIAO WEI: Por eso digo que es una buena hija.
CHEN MEI: Sabía que mi niño no había muerto porque oí su llanto cuando nació… Escucha, ahora empieza a llorar otra vez… Mi niño no ha mamado desde que nació… Ni una vez…, pobrecito…
(El Jefe de la comisaría entra en este momento).
JEFE DE LA COMISARIA: ¿Por qué llora? Hable tranquilamente.
CHEN MEI: (Se arrodilla). Su Excelencia Bao, tiene que hacer justicia…
JEFE DE LA COMISARIA: ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué está esto tan desordenado y hacen tanto ruido?
XIAO WEI: (En voz baja). Jefe, ¡este podrá ser un crimen enorme! (Pasa los apuntes al Jefe de la comisaría, que los mira sin prestar atención especial). ¡Esto puede estar relacionado con una banda que se dedica a la prostitución y venta de mujeres y niños!
CHEN MEI: Su Excelencia Bao, salve a mi niño, por favor…
JEFE DE LA COMISARIA: Bien, señora Chen Mei, he decidido encargarme de su caso, avisaré sin duda al mandarín Bao. Váyase y espere nuestras noticias.
(Sale Chen Mei del escenario).
XIAO WEI: ¡Jefe!
JEFE DE LA COMISARIA: Como acabas de incorporarte a la comisaría, no conoces la situación. Esta mujer fue una víctima del incendio de la fábrica Dongli, ahora está loca y lleva en ese estado mucho tiempo. Podemos compadecerla, pero nada más.
XIAO WEI: Jefe, he visto…
JEFE DE LA COMISARIA: ¿Qué has visto?
XIAO WEI: (Avergonzada). ¡He visto salir leche de su pecho!
JEFE DE LA COMISARIA: Podría ser sudor. Xiao Wei, como acabas de incorporarte a la comisaría, debes saber que las personas que se dedican a esta profesión deben mantenerse en guardia, pero no pueden perder los nervios.
(Fin del acto).