Todo el escenario está iluminado por una luz verde, como si fuera un mundo submarino. Al fondo hay una cueva que se ha decorado con unas hierbas finitas. Desde la cueva se oye el croar de las ranas y llantos de niño. Unos diez niños están bajando desde arriba del escenario moviendo sus brazos y piernas. El llanto de los niños forma una melodía ruidosa.
En la parte delantera hay dos mesas de trabajo donde se fabrican muñecos de barro, Hao Dashou y Qin He están sentados a la mesa, concentrados en moldear los trozos de barro que tienen en sus manos.
Tía sale de la cueva, lleva una toga ancha y negra y su cabello está alborotado.
TÍA: (Recita). Mi nombre es Wan Xin. Tengo setenta y tres años. He trabajado como ginecóloga durante cincuenta años. Después de la jubilación, no pude dejar de trabajar. He visto nacer a 9883 niños en total… (Levanta la cabeza para mirar a los niños colgados en el aire). Niños, ¡qué bonito llanto tenéis! Siempre que oiga vuestro llanto, me sentiré satisfecha. Si no puedo oír vuestro llanto, me sentiré perdida. Vuestro llanto es el sonido más bonito del mundo; vuestro llanto es una melodía que me tranquiliza el alma. Es una pena que no tuviera una grabadora, no pude grabar todos estos sonidos cuando nacisteis. Mientras esté viva quiero oír vuestro llanto todos los días; cuando me muera, quiero que pongan este sonido en mi ceremonia funeraria. El llanto de 9883 niños formará una canción conmovedora… (Empieza a imaginar). Que me lleve al cielo vuestro llanto conmovedor…
QIN HE: (Sombrío). Ten cuidado, que sus llantos te empujarán al infierno.
TÍA: (Pasea entre los niños que están colgados, con pasos hábiles, como un pez que está nadando feliz en el agua. Mientras da vueltas entre los niños, palpa sus culitos). ¡Llorad, mis joyas, llorad! Si no lloráis, significa que estáis enfermos; si lloráis, significa que tenéis buena salud…
HAO DASHOU: ¡Una persona anormal!
QIN HE: ¿De quién estás hablando?
HAO DASHOU: ¡Estoy hablando de mí!
QIN HE: Puedes hablar mal de ti, pero no de mí. (Orgulloso). Porque yo soy el artesano más famoso de Dongbeixiang del condado de Gaomi, aunque algunos no están de acuerdo con esta denominación. Me da igual lo que piensen. Entre todos los que manejan el barro, yo soy el más sobresaliente de este mundo. La persona debe aprender a apreciarse a sí misma. Si no te consideras a ti mismo como una persona sobresaliente, ¿quién más te va a admirar? Los muñecos que he hecho son verdaderas obras de arte, cada uno cuesta cien dólares.
HAO DASHOU: ¿Habéis oído? ¡Qué poca vergüenza tiene! Cuando estaba trabajando con el barro, tú eras un mocoso que andaba a cuatro patas por el suelo. ¡Yo soy el maestro artesano que asignó el director del distrito! ¿Qué eres tú?
QIN HE: Queridos amigos, ¿lo habéis oído? Hao Dashou, no solo eres un cara dura. Eres un sinvergüenza, eres un enfermo mental, tienes un trastorno obsesivocompulsivo, has dedicado toda tu vida a este trabajo, pero hasta el día de hoy no has obtenido un producto perfecto. Cada vez que haces un muñeco, quieres destruirlo.
Siempre piensas que el próximo será mejor. Eres un tonto y un zopenco. Camaradas y amigos, mirad sus manos. Las de Hao Dashou no son manos humanas, sino patas de rana o de pato, sus dedos están unidos…
HAO DASHOU: (Le lanza con enfado el barro que tiene en la mano a Qin He). ¡Qué tonterías estás diciendo! ¡Tú eres el loco, fuera de aquí!
QIN HE: ¿Por qué me ordenas que salga?
HAO DASHOU: Porque esta es mi casa.
QIN HE: ¿Quién puede testificar que esta sea tu casa? (Apunta a Tía y a los niños que están colgados en el techo). ¿Puede hacerlo ella? ¿O ellos?
HAO DASHOU: (Apunta a Tía). Por supuesto, ella puede testificarlo.
QIN HE: ¿Por qué?
HAO DASHOU: ¡Es mi esposa!
QIN HE: ¿Cómo te atreves a decir que ella es tu esposa?
HAO DASHOU: Porque nos hemos casado.
QIN HE: ¿Quién puede testificar que os habéis casado?
HAO DASHOU: ¡Hemos dormido juntos!
QIN HE: (Muy triste, se sujeta la cabeza). ¡No!… ¡Eres una bruja! Me has engañado, te he esperado tantos años, me prometiste que no te ibas a casar con nadie, ¡que no te casarías en la vida!
TÍA: (Grita a Hao Dashou). ¿Qué haces? Me lo prometiste, ¿lo has olvidado?
HAO DASHOU: Se me olvidó.
TÍA: ¿Lo has olvidado? Te lo recuerdo ahora. Te dije que me podría casar contigo, pero tendrías que aceptarle, considerarle como un hermano. No te enfades con él si hace locuras o tonterías. Déjale decir excentricidades. Pero tienes que encargarte de su alimentación, su alojamiento y su ropa.
HAO DASHOU: También tengo que permitirle que duerma contigo, ¿verdad?
TÍA: ¡Locos, sois dos locos!
QIN HE: (Apunta furiosamente a Hao Dashou). ¡Él es el loco, yo soy una persona normal!
HAO DASHOU: No me asustan tus amenazas, no me importa tu furia. Aunque puedas levantar el puño tan alto como un árbol, aunque puedas arrojar cerezas desde tus ojos, aunque puedan brotar cuernos de cabra en tu cabeza, aunque pueda volar un pajarito fuera de tu boca, aunque te aparezcan pelos asquerosos y terribles en la espalda, no puedes ignorar la verdad, que estás loco. Este hecho está grabado en la piedra de la Historia.
TÍA: (Irónicamente). Estas extrañas palabras, ¿las has aprendido del borrador de la obra de teatro de Renacuajo?
HAO DASHOU: (Apunta a Qin He). Cada dos meses tienes que ingresar en el hospital psiquiátrico de Maershan durante tres meses. Allí tienes que ponerte un traje especial, tomar tranquilizantes. A veces, también tienes que recibir descargas. Cada vez que sales estás flaco como un esqueleto, los ojos se te salen de las cuencas, pareces un huérfano africano. En tu cara están pegadas las mierdas de las moscas como una pared desconchada. Creo que han transcurrido dos meses desde el día que saliste, ¿verdad? Mañana o pasado mañana tienes que volver allí, ¿no? (Imita con exactitud la sirena de la ambulancia. Qin He tiembla y se arrodilla en el suelo). Esta vez, cuando entres, no saldrás nunca más. Tú eres un paciente maníaco y, si te dejamos fuera, ¡serás un factor que altere la armonía de la sociedad!
TÍA: ¡Basta!
HAO DASHOU: Si yo fuese médico, te encerraría allí para siempre. Te pegaría con la picana hasta que echaras espumarajos, hasta que temblara todo tu cuerpo, hasta que entraras en shock y no despertaras jamás. Y si despertaras, habrías perdido la memoria. (Qin He se agarra la cabeza, da vueltas en el suelo lanzando gritos horrorosos). Este truco se llama vuelta del asno[25], una horrible técnica de interpretación. Sigue, sigue dando vueltas. ¿Se te ha alargado la cara o no? Tócate las orejas, a ver si se han alargado también; te convertirás en un asno en poco tiempo, el asno debe tirar de la piedra del molino, debe girar alrededor del molino. (Qin He se tumba en el suelo, da una vuelta, levanta el culo simulando a un asno que está tirando de la piedra del molino). Sí, así es, ¡qué asno tan hermoso! Después de moler estos dos kilos de soja negra, tendrás que moler otro kilo de sorgo. Al asno obediente no hace falta taparle los ojos, el asno trabajador no come los cereales que están en el molino. Trabaja, trabaja, tu dueño no te castigará, te he preparado unas pajas, te las pondré en la boca.
(Tía viene a impedir que Qin He siga con lo que está haciendo; sin embargo, Qin He le muerde la mano).
TÍA: Tú eres un sinvergüenza.
HAO DASHOU: Te he dicho antes que este asunto no tiene nada que ver contigo, solo te encargas de cuidar bien a los muñecos. Que no tengan frío, que no tengan hambre. Son como niños, no puedes ofrecerles demasiada comida, tampoco puedes abrigarles mucho. Porque lo has dicho muchísimas veces: para que el niño tenga buena salud debe ser menos glotón, tomar el fresco. (Gira hacia Qin He). ¿Por qué no sigues trabajando? Tú, bestia, ¿tengo que obligarte a trabajar a fuerza de azotes?
TÍA: ¡No le tortures más! ¡Está enfermo!
(Qin He vomita un espumarajo y se queda tumbado en el escenario).
HAO DASHOU: ¿Está enfermo? Tú sí eres una enferma. (Qin He se queda tumbado, vomitando). ¡Levántate, no te hagas el muerto! No es la primera vez que usas ese truco. He visto ese truco demasiadas veces. Ese truco lo pueden hacer incluso los escarabajos que están entre la mierda. ¿Quieres amenazarme fingiéndote muerto? ¡Joder! ¡No tengo miedo! ¡Será mejor que te mueras de verdad! ¡Muérete ahora, no tardes ni un minuto más! (Tía se acerca urgentemente, quiere curar a Qin He. Hao Dashou se levanta y se lo impide, se muestra triste). Se acabó mi paciencia. No permitiré que le cures de esa manera…
TÍA: ¡Es un enfermo! Según dicen los médicos, en este mundo solo existen dos tipos de personas: los sanos y los enfermos. Si mi padre me hubiese pegado ayer, pero hoy se encontrara enfermo, tendría que olvidar mi odio y cuidarle. Si mi hermano me estuviera violando, pero en ese momento le diera un ataque de epilepsia, tendría que curarle.
HAO DASHOU: (De repente se queda inmóvil y susurra con tristeza). Ha confesado que tiene relaciones inexplicables con su hermano.
TÍA: Hablo en sentido figurado. Me refiero al pasado, a la historia. Si una persona niega los hechos de la historia, será un idealista histórico. (Se sienta al lado de Qin He, le agarra como si abrazase a un niño, meciéndole y cantando en voz baja). Cuando te echo de menos, mi corazón se rompe… cuando te echo de menos, mis lágrimas se secan aunque quiero llorar… Cuando quiero escribirte, no puedo encontrar tu dirección, cuando quiero cantar, no puedo recordar la letra… cuando quiero besarte, no puedo encontrar tu boca, cuando te quiero abrazar, estás a mil metros de distancia…
(Entra un niño calvo que viste un dudou, con el adorno de una rana en el centro. Su cabeza calva y verde parece una sandía. Un montón de ranas minusválidas en sillas de ruedas, o que se apoyan en dos muletas, o que tienen las patas vendadas, salen de la cueva oscura. El niño verde grita: «¡Devuélveme la vida! ¡Devuélvemela!». Las ranas emiten unos sonidos extraños.
Tía lanza un grito triste, abandona a Qin He, trata de esquivar a los niños y a las ranas que acaban de entrar en el escenario.
Hao Dashou y Qin He, que acaban de despertarse, tratan de impedir los ataques de los niños y las ranas para proteger a Tía. Cuando Tía sale del escenario, los niños y las ranas la persiguen y salen simultáneamente).
(Fin del acto.