El Hospital Baofuying de Maternidad, cofinanciado por comerciantes chinos y estadounidenses, tiene una fachada bien reformada, como la de los edificios del Gobierno. En una columna de mármol está colgada una placa con el nombre del hospital.
A la derecha de la puerta principal se encuentra un inmenso cartel de publicidad en el que hay miles y miles de fotos de niños con diferentes gestos.
Un vigilante vestido de uniforme gris se pone de pie a la izquierda de la puerta principal, observa y saluda a los coches que entran y salen del hospital. Debido a la exageración de sus movimientos, parece muy gracioso.
Una luna enorme brilla en la bóveda celestial. Unos ruidos de petardos que provienen de fuera del escenario iluminan de vez en cuando la bóveda oscura.
VIGILANTE: (Saca su móvil para ver un mensaje, se ríe inmediatamente). ¡Je, je…!
(El Jefe de seguridad asoma desde el interior de la puerta).
JEFE DE SEGURIDAD: Li Jiatai, ¿de qué te ríes? (Siente algo que ha tocado su pie). Qué raro, ¿en qué estación estamos? ¡¿Por qué hay tantas ranas?! ¿De qué te ríes?
VIGILANTE: (Asustado, bien erguido). Jefe, el globo terráqueo se está calentando por culpa del efecto invernadero; y no me estoy riendo de nada…
JEFE DE SEGURIDAD: ¿Pero por qué te ríes? (Intenta quitar las ranas, agitando su pie). ¿Qué ha sido todo esto? ¿Va a ocurrir otra vez un terremoto? Te estoy preguntando de qué te ríes.
VIGILANTE: (Echa un vistazo alrededor, lo dice sonriendo). Jefe, este chiste es muy gracioso…
JEFE DE SEGURIDAD: ¿Cuántas veces os he dicho que no podéis enviar mensajes en el trabajo?
VIGILANTE: Jefe, no he enviado nada, solo eché un vistazo a unos mensajes.
JEFE DE SEGURIDAD: ¿No es lo mismo? Si te hubiese pillado el señor Liu, habrías perdido tu trabajo.
VIGILANTE: Me da igual, de todas maneras no me importaría dejar de trabajar. El director ejecutivo de compraventa de la empresa Rana Toro es el esposo de la prima de mi padre. Mi madre habló con su esposa, es decir, la prima de mi padre, para que me colocaran en la empresa de su esposo.
JEFE DE SEGURIDAD: (Impaciente). Bien, bien, El esposo o la esposa, me has confundido. Pero como tienes al esposo de la prima de tu padre, es normal que no tengas miedo a ser despedido, ¡pero yo me gano la vida con este trabajo! Así que te prohíbo recibir o mandar mensajes, ni siquiera recibir una llamada.
VIGILANTE: (De pie). Sí, jefe.
JEFE DE SEGURIDAD: Ten cuidado.
VIGILANTE: (De pie). ¡Sí, jefe! (Se pone a reír otra vez). ¡Je, je…!
JEFE DE SEGURIDAD: ¿Estás chalado o qué? ¿O estás soñando con ligarte a una chica rica? Dime, ¿de qué te ríes?
VIGILANTE: De nada.
JEFE DE SEGURIDAD: (Estira su mano derecha). Dame.
VIGILANTE: ¿Qué?
JEFE DE SEGURIDAD: Ya lo sabes. ¡El móvil!
VIGILANTE: Jefe, prometo no usarlo más, ¿vale?
JEFE DE SEGURIDAD: ¡De ninguna manera! ¿Me lo entregas o no? Si no, informo ahora mismo al señor Liu de esto.
VIGILANTE: Jefe, estoy enamorado, el móvil me es imprescindible…
JEFE DE SEGURIDAD: En la época de tu padre no tenían ni teléfono fijo, pero consiguió casarse con tu madre, ¿verdad? Venga, hombre.
VIGILANTE: (No tiene más remedio que entregar el móvil). No quería reírme, pero este mensaje es muy gracioso.
JEFE DE SEGURIDAD: (Maneja el móvil). Déjame echar un vistazo para comprobar qué mensaje tan gracioso te hace reír así… «Con objeto de formar a una nueva generación de atletas, la Comisión Nacional del Deporte obligó al campeón de cien metros, Qian Bao, y a la campeona de larga distancia, Jin Lu, a casarse. Después de diez meses, Jin Lu llegó al hospital a dar a luz a su hijo. Qian Bao le preguntó al médico: “¿Cómo está?, ¿es varón o hembra?”. El médico contestó: “No lo he visto porque nada más nacer se puso a correr tan rápido que desapareció”». ¿Un chiste tan antiguo como este te hace tanta gracia? Tengo algo nuevo, mira. (El Jefe de seguridad saca su móvil. Cuando va a leerlo, se da cuenta de algo y guarda su propio móvil y el de Li Jiatai, el Vigilante). Hoy celebramos el Festival de Mitad de Otoño y el señor Liu dijo que teníamos que prestar más atención en los días festivos.
VIGILANTE: (Estira la mano). Mi móvil.
JEFE DE SEGURIDAD: Lo guardo de momento, después del trabajo te lo devuelvo.
VIGILANTE: (Suplicando). Jefe, en una fecha como hoy, todas las familias se reúnen, comen pastel de luna[24], lanzan fuegos artificiales, hablan del amor… pero yo me tengo que quedar aquí como un palo. Al menos no me quites la alegría de mandar mensajes a mi novia.
JEFE DE SEGURIDAD: Basta. Colócate bien. Cuida todos los detalles, vigila los alrededores, tu obligación es detener a todos los sospechosos que se acerquen a la puerta principal.
VIGILANTE: No escuches al cabeza cuadrada del señor Liu. ¿Quién va a querer venir aquí en una fecha tan señalada? La mafia y los ladrones también tienen que descansar.
JEFE DE SEGURIDAD: ¡Alto ahí! ¿Piensas que estoy entreteniéndote? (En voz baja, misterioso). Antes de la Fiesta de la Primavera hubo una banda de terroristas que entró en el hospital y secuestró a ocho niños… (Habla de manera confusa).
VIGILANTE: (Se pone serio). Está bien.
JEFE DE SEGURIDAD: ¿Sabes de quién es segunda esposa ilegal esa que está en nuestro hospital esperando el momento del parto?
(El Vigilante se inclina y escucha con atención).
JEFE DE SEGURIDAD: (En voz baja, misterioso). ¿Ahora lo entiendes? Escucha, el Benz negro y el BMW verde son sus vehículos. Cuando vengan, te pones bien y saludas, tienes que cuidar todos los detalles.
VIGILANTE: ¡Sí, jefe! (Saca la mano). ¿Ahora puedes devolverme mi móvil?
JEFE DE SEGURIDAD: ¡No, de ninguna manera! Hoy es un día precioso. No solo la esposa del millonario Jin va a parir hoy, sino que también la esposa del hijo del Secretario General Song tiene previsto dar a luz en estos días. El Audi 6 negro de matrícula 08858 es suyo, ¡abre los ojos!
VIGILANTE: (Insatisfecho). ¿Por qué esos hijos de puta van a salir hoy? Mi novia me dijo que la luna de esta noche sería la más grande de los últimos cincuenta años. (Levanta la cabeza para mirarla luna). Mira, en la luna vive una diosa celestial.
JEFE DE SEGURIDAD: (Irónicamente). ¡Qué alumno tan bueno! Si hubieses estudiado más cuando estabas en la escuela, ahora no trabajarías como vigilante. (En alerta). ¿Quién es ese?
(Chen Mei entra con una toga negra. Lleva una máscara negra y un jersey pequeño y rojo en la mano).
CHEN MEI: (Entra dando tumbos, como si estuviese borracha). Mi hijo… mi hijo… ¿Dónde estás? Vengo a buscarte, ¿dónde te has escondido?
VIGILANTE: Es ella otra vez, la loca.
JEFE DE SEGURIDAD: Expúlsala.
VIGILANTE: (Se coloca bien erguido). No puedo dejar mi puesto de trabajo.
JEFE DE SEGURIDAD: Te ordeno echarla lejos de aquí.
VIGILANTE: Estoy trabajando.
JEFE DE SEGURIDAD: Las zonas que se extienden hasta cincuenta metros a ambos lados de la puerta principal también son responsabilidad tuya.
VIGILANTE: Si ocurre algo extraño, el guardia de seguridad debe mantener su puesto de vigilancia para evitar el riesgo de que entren personas sospechosas, y avisar directamente al jefe de seguridad. (Coge el walkie-talkie que está colgado en su cinturón). Jefe, jefe, se ha observado una persona sospechosa que ahora está debajo del tablón informativo y se está acercando a la puerta principal. ¡Necesito apoyo directo urgentemente!
JEFE DE SEGURIDAD: Coño, hombre.
(La luz enfoca el tablón informativo).
CHEN MEI: (Señalando las fotos de los niños que están en el tablón informativo). Niño, mi niño, te estoy llamando, ¿me oyes? ¿Estás jugando al escondite? ¿No me quieres ver? Mi niño, mi cielo, ven aquí, te quiero dar el pecho. Si no vienes, unos perritos robarán mi leche… (Apunta a un niño del tablón informativo). ¿Quieres beber mi leche? No, no te la puedo dar, no eres mi niño. Mi niño tiene los ojos grandes, largas cejas, tú tienes los ojos rasgados… Tú también quieres mi leche, pero tú tampoco eres mi niño, la cara de mi niño es sonrosada como una manzana, pero tú tienes la piel amarillenta… Tú tampoco, porque mi hijo es un niño y tú eres una niña, la niña no es tan valiosa como el niño… (Recupera su conciencia). Cuando nace un niño, cobro cincuenta mil, cuando nace una niña, ¡solo me dan treinta mil! Vosotros, hijos de puta, adoráis a los niños, despreciáis a las niñas, qué terribles pensamientos feudales. ¿Acaso vuestras madres no son mujeres? ¿Vuestras abuelas no son mujeres? Si solo parimos niños y no parimos niñas, ¿este mundo no se va a hundir? Vosotros, los altos funcionarios, los bien educados, los sabios, ¿por qué no entendéis una teoría tan sencilla?… Qué, ¿quieres ser mi hijo? Hijo de puta, ¿tienes ganas de mamar? ¿Te estás muriendo de hambre? (Mueve la nariz). ¿Me quieres engañar? Hijos de puta, ¡a tomar por culo! Os digo una cosa, aunque me tapéis los ojos con una tela negra puedo identificar a mi niño entre miles de niños, puedo olerlo porque conozco muy bien el olor de mi niño. ¿Vuestras madres no os han hablado de que cada niño tiene un olor distinto? Si quieres mamar, vete a buscar a tu madre. Sí, sí, sí, vosotros, los niños de familia bien, no llamáis «mamá» a vuestra madre sino «madre», no solo os da el pecho sino que os da su vida… ¿Qué? ¿Vuestra madre no tiene leche? Si no tiene leche, ¿cómo puede ser una madre? Siempre habláis de evolución, pero yo creo que es una degeneración. La degeneración os hace parir a un niño sin utilizar la vagina, dar de comer a vuestros bebés con biberones. Compartís este trabajo con las vacas o las cabras. Los niños que beben leche de vaca huelen a ternero, los niños que beben leche de cabra tienen el mismo olor asqueroso de los cabritos. Solo los niños que maman la leche del ser humano huelen a hombres. ¿Queréis pagar por mi leche? De ninguna manera, aunque me paguéis con una montaña de oro, no la venderé. Mi leche la guardo para mi propio niño… Mi niño, vente a mamar… Si no vienes, estos críos robarán mi leche. Mira qué glotones son, todos han abierto su boca; tienen hambre porque sus madres han vendido su leche para comprar cosméticos, han comprado perfumes para su cuerpo. No son buenas madres, solo se preocupan por su belleza sin preocuparse por la salud de sus niños… Mi niño, ¿dónde estás?…
JEFE DE SEGURIDAD: (Se pone de pie y la saluda). Señora, esto es un hospital de maternidad, las madres y sus niños necesitan silencio, así que váyase, aquí no se puede gritar.
CHEN MEI: ¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?
JEFE DE SEGURIDAD: Soy de seguridad.
CHEN MEI: ¿Qué significa «seguridad»?
JEFE DE SEGURIDAD: Mantenemos el orden de los institutos, escuelas, empresas, oficinas de correos, bancos, centros comerciales, hoteles, estaciones de autobuses, etc.
CHEN MEI: ¡Te conozco! (Se carcajea). Te conozco. Tú eres un guardaespaldas de Yuan Sai. Y te llaman el perro guardián.
JEFE DE SEGURIDAD: ¡No me insultes! Si no estuviésemos aquí, la sociedad sería un caos.
CHEN MEI: ¡Eres tú quien robó a mi hijo! Aunque te hayas quitado la mascarilla y la bata blanca, te reconozco.
JEFE DE SEGURIDAD: (Asustado). Señora, tenga cuidado con lo que dice. Si no, ¡la voy a denunciar!
CHEN MEI: ¿Piensas que no te puedo identificar porque lleves ese traje? ¿Te colocas un uniforme de seguridad para fingir que eres una persona buena? Solo eres un perro de Yuan Sai. La desgraciada Wan Xin solo me dejó echar un vistazo al niño después de nacer… (Triste). No… no me dejó ni un segundo… Me taparon la cara con una tela blanca; quise echar un vistazo a mi hijo, solo un vistazo, pero ellas no me dejaron verlo y me lo robaron…, pero oí el llanto de mi niño, estaba llorando por mí, estaba deseando verme. ¿Cómo va a haber un niño que no ame a su madre? Pero ellos se lo llevaron a la fuerza. Sabía que tenía hambre, quería mamar. ¿Qué importancia tiene el calostro para un niño? Me consideráis una mujer que no tiene mucha educación, una mujer que no sabe nada, pero, lamentablemente, lo entiendo todo, ¡todo! Toda la esencia de mi cuerpo se ha trasladado a mi pecho, el calcio de mis huesos, la grasa de mi médula, la proteína de mi sangre, las vitaminas de mi carne, todo se ha trasladado a mis pechos. Después de mamar, mi niño no tendría gripe, no tendría diarrea, no tendría fiebre, crecería más rápido, más fuerte, más hermoso. Sin embargo, no le dejasteis que mamara ni un segundo, os lo llevasteis.
(Chen Mei da un paso hacia delante para agarrar del pecho al Jefe DE SEGURIDAD).
JEFE DE SEGURIDAD: (Confuso y de manera precipitada). Señora, se ha equivocado. Me ha confundido con otra persona. No conozco a Yuan Sai ni a nadie, no conozco a nadie de los que ha mencionado…
CHEN MEI: ¡Claro que lo niegas! Vosotros sois la mafia, los ladrones y los monstruos que roban a los bebés y los venden. No me conocéis, pero yo sí, yo os conozco a vosotros. ¿No fuisteis vosotros quienes me robasteis a mi niño y me disteis dos pastillas para dormir? Cuando me desperté, ¿no me engañasteis diciendo que mi hijo había muerto después de nacer? ¿No fuisteis vosotros los que me enseñasteis un gato muerto pelado y me dijisteis que era el cadáver de mi niño? Vosotros, los ladrones, no solo queréis robarme a mi hijo, sino también mi dinero. Me habíais prometido cincuenta mil yuanes, pero dijisteis que había parido un feto muerto, solo me disteis diez mil yuanes. Robáis a mi niño y ahora queréis robar mi leche materna. Cogisteis un bol y una botella para extraerla, también dijisteis que me daríais diez yuanes por un mililitro. Hijos de puta, mi calostro es para mi niño, ¿diez yuanes por un mililitro? ¡No la vendería ni aunque fuesen cien mil yuanes por mililitro!
JEFE DE SEGURIDAD: Señora, le pido que se aleje de aquí. Si no obedece, voy a llamar a la policía.
CHEN MEI: ¿A la policía? ¡Bien, llama a la policía! Yo también la estoy buscando. La policía nacional ama a su pueblo. Si se pierde un niño ¿intervienen o no?
JEFE DE SEGURIDAD: Claro que sí, la ayudarían incluso si perdiese a un perro.
CHEN MEI: Bien, voy a llamar a la policía.
JEFE DE SEGURIDAD: Sí, sí, váyase ahora mismo. (Apuntando a lo lejos). Suba esta calle y sigua recto, en el semáforo gire a la derecha, allí al lado de la discoteca está la comisaría de la avenida Binhe.
(En este momento sale un coche del hospital).
CHEN MEI: (Se asusta durante un instante, pero reacciona de repente como si acabara de despertarse). Mi niño, a mi niño se lo llevaron en ese coche. (Se lanza hacia el coche). Ladrones, devolvedme a mi niño…
(El Jefe de seguridad intenta detenerla. Sin embargo, no imaginaba que Chen Mei pudiera explotar con tanta fuerza. Chen Mei se lanza contra él hasta que le hace caer).
JEFE DE SEGURIDAD: (Furioso). ¡Detenedla!
(Los vigilantes que están en la puerta intentan detener a Chen Mei, que ha parado el coche. Chen Mei los aparta con toda su fuerza. El Jefe de seguridad también se acerca. Dos vigilantes la arrastran hacia otro lado. Debido a la lucha, la máscara negra de Chen Mei se cae y muestra una cara horrorosa debido a las quemaduras que ahora se ven. Los dos vigilantes retroceden a causa del miedo).
VIGILANTE: ¡Oh Dios mío!
JEFE DE SEGURIDAD: (Mirando unas ranas que se han chafado con las ruedas del coche). ¿De dónde han salido tantos demonios?
(Fin del acto).