LECCIÓN DE SENCILLEZ
Gabriel García Márquez me refirió, muy ofendido, cómo le habían suprimido en Moscú algunos pasajes eróticos a su maravilloso libro Cien años de soledad.
—Eso está muy mal —les dije yo a los editores.
—No pierde nada el libro —me contestaron, y yo me di cuenta de que lo habían podado sin mala voluntad. Pero lo podaron.
¿Cómo arreglar estas cosas? Cada vez soy menos sociólogo. Fuera de los principios generales del marxismo, fuera de mi antipatía por el capitalismo y mi confianza en el socialismo, cada vez entiendo menos en la tenaz contradicción de la humanidad.
Los poetas de esta época hemos tenido que elegir. La elección no ha sido un lecho de rosas. Las terribles guerras injustas, las continuas presiones, la agresión del dinero, todas las injusticias se han hecho más evidentes. Los anzuelos del sistema envejecido han sido la «libertad» condicionada, la sexualidad, la violencia y los placeres pagados por cómodas cuotas mensuales.
El poeta del presente ha buscado una salida a su zozobra. Algunos se han escapado hacia el misticismo, o hacia el sueño de la razón. Otros se sienten fascinados por la violencia espontánea y destructora de la juventud; han pasado a ser inmediatistas, sin considerar que esta experiencia, en el beligerante mundo actual, ha conducido siempre a la represión y al suplicio estéril.
Encontré en mi partido, el partido comunista de Chile, un grupo grande de gente sencilla, que habían dejado muy lejos la vanidad personal, el caudillismo, los intereses materiales. Me sentí feliz de conocer gente honrada que luchaba por la honradez común, es decir, por la justicia.
Nunca he tenido dificultades con mí partido, que con su modestia ha logrado extraordinarias victorias para el pueblo de Chile, mi pueblo. ¿Qué más puedo decir? No aspiro sino a ser tan sencillo como mis compañeros; tan persistente e invencible como ellos lo son. Nunca se aprende bastante de la humildad. Nunca me enseñó nada el orgullo individualista que se encastilla en el escepticismo para no ser solidario del sufrimiento humano.