[1] Donald Puchala, «The History of the Future of International Relations», Ethics and International Affairs, 8 (1994), pág. 183. <<
[2] En «Creating Liberal Order: The Origins and Persistence of the Postwar Western Settlement», University of Pennsylvania, Filadelfia, noviembre de 1995. <<
[3] Samuel P. Huntington, «Why International Primacy Matters», International Security (primavera de 1993), pág. 83. <<
[4] Roy Denman, Missed Chances, Londres, Cassell, 1996. <<
[5] En la contribución de Robert Skidelsky titulada «Great Britain and the New Europe», en David P. Calleo y Philip H. Gordon (comps.), From the Atlantic to the Urals, Arlington (Virginia). 1992, pág. 145. <<
[6] A. Bogaturov y V. Kremenyuk (investigadores del Instituto de los Estados Unidos y Canadá), en «Relaciones actuales y perspectivas de la interacción entre Rusia y los Estados Unidos». Nczavisimaya Gazeta. 28 de junio de 1996. <<
[7] Por ejemplo, Alemania aporta el 28.5% del presupuesto global de la UE, el 22.8% del de la OTAN y el 8.93% del de la ONU, siendo además la mayor accionista del Banco Mundial y del BERD (Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo). <<
[8] Citado por Le Nouvel Observateur, 12 de agosto de 1996. <<
[9] Véase su History of Europe, from the Pyrenean Peace to the Death of Louis XIV. <<
[10] Politiken Sondag, 2 de agosto de 1996, la cursiva es nuestra. <<
[11] Es de señalar que algunas voces influyentes, tanto en Finlandia como en Suecia, han empezado a discutir las posibilidades de una asociación con la OTAN. En mayo de 1996, el comandante de las Fuerzas de Defensa Finlandesas se refirió, según los medios de información finlandeses, a la posibilidad de que la OTAN efectuara algunos despliegues en suelo nórdico; y en agosto de 1996, la Comisión de Defensa del Parlamento sueco, en una actuación sintomática de una actitud cada vez más favorable a la cooperación más estrecha con la OTAN en materia de seguridad, recomendó que Suecia ingresara en el Grupo de Armamentos Europeo Occidental (GAEO) al que sólo pertenecen los miembros de la OTAN. <<
[12] En «Our Security Predicament», Foreign Policy, 88 (otoño de 1992), pág. 60. <<
[13] Alexandr Prokhanov, «La tragedia del centralismo», Literaturnaya Rossiya, enero de 1990, págs. 4-5. <<
[14] Entrevista en Rossiyskaya Gazeta, 12 de enero de 1992. <<
[15] A. Bogaturov y V. Kremenyuk (investigadores del Instituto de los Estados Unidos y Canadá), en «Los propios estadounidenses nunca se detendrán». Nezavisimaya Gazeta, 28 de junio de 1996. <<
[16] Por ejemplo, incluso el principal consejero de Yeltsin, Dimitri Riurikov, declaró, según Interfax (20 de noviembre de 1996) que la de Ucrania era «una situación temporal», mientras que la Obshchaya Gazeta de Moscú (10 de diciembre de 1996) afirmó que «en el futuro previsible, los acontecimientos en Ucrania Oriental pueden enfrentar a Rusia con un problema my difícil. Las manifestaciones generalizadas de descontento (…) serán acompañadas por llamamientos, o incluso demandas, para que Rusia ocupe la región. Sólo unas pocas personas en Moscú estarán dispuestas a apoyar tales planes». Las preocupaciones occidentales sobre las intenciones rusas no disminuyeron, por cierto, con las demandas rusas con respecto a Crimea y Sebastopol, ni con actos tan provocadores como la inclusión intencionada, a fines de 1996, de Sebastopol en el pronóstico nocturno del tiempo emitido por la televisión pública rusa para las ciudades rusas. <<
[17] N. S. Trubetzkoy, «The Legacy of Gengis Jan», Cross Currents, 9 (1990), pág. 68. <<
[18] Entrevista en L’Espresso (Roma), 15 de julio de 1994. <<
[19] Alexei Bogaturov, «Relaciones actuales y perspectivas de la interacción entre Rusia y los Estados Unidos», Nezavisimaya Gazeta, 28 de junio de 1996. <<
[20] A principios de 1996, el general Alexander Lebed publicó un notable artículo («El desvanecimiento del Imperio o el renacimiento de Rusia», Segodnya, 26 de abril de 1996) en el que se acercó mucho a ese argumento. <<
[21] Zavtra, 28 (junio de 1996). <<
[22] «Lo que Rusia quiere en el transcáucaso y en Asia Central», Nezavisimaya Gazeta, 24 de enero de 1995. <<
[23] «Documentos oficiales anticipan desórdenes durante el período post-Deng», Cbeng Mtng (Hong Kong), 1 de febrero de 1995, contiene un resumen detallado de dos análisis preparados para los líderes del partido sobre varías formas de agitación política. Una perspectiva occidental del mismo tema está contenida en Richard Baum, «China After Deng: Ten Scenarios in Search of Realíty», China Quarterly (marzo de 1996). <<
[24] En el informe, más bien optimista, titulado «La economía china hacia el siglo XXI» (Zou xiang 21 shi ji de Zhongguo jinji), publicado en 1996 por el Instituto Chino para los Estudios Económico-Cuantitativos y Tecnológicos, se estimaba que los ingresos per cápita de China en el 2010 serían aproximadamente de 735 dólares, 30 dólares más que la definición del Banco Mundial de un país de batos ingresos. <<
[25] Según Yazhou Zboukati (La semana de Asia) del 25 de septiembre de 1994, los beneficios agregados de las 500 principales compañías de propiedad china en el sudeste asiático totalizaban alrededor de 540 miles de millones de dólares. Otras estimaciones son aún más altas: International Economy, noviembre/diciembre de 1996, informó que los ingresos anuales de los 50 millones de chinos expatriados sumaban aproximadamente el importe arriba indicado, más o menos equivalente, por lo tanto, al PIB de China Continental. Según esa publicación, los chinos expatriados controlan alrededor del 90% de la economía indonesia, el 75% de la tailandesa, el 50-60% de la malaya y toda la economía de Taiwán, Hong Kong y Singapur. Las preocupaciones con respecto a esta situación llevaron incluso a un ex embajador indonesio en Japón a advertir públicamente sobre una «intervención económica china en la región» que no sólo explotaría esa presencia china sino que podría llevar incluso a la creación de «gobiernos títeres» patrocinados por chinos (Saydiman Suryohadiprojo, «Cómo tratar con China y Taiwán», Asahi Shimbun [Tokio], 23 de septiembre de 1996). <<
[26] Es sintomático en ese sentido el informe publicado por el diario de Bangkok en lengua inglesa, The Nation (31 de marzo de 1997) sobre la visita a Pekín del Primer ministro tailandés, Chavalit Yongchaiyudh. El propósito de la visita se defino como el establecimiento de una firme alianza estratégica con la «Gran China». Se dijo que los líderes tailandeses habían «reconocido a China como una superpotencia con un papel global» y que deseaban servir de «puente entre China y ASEAN». Singapur ha hecho aún mayor hincapié en su identificación con China. <<
[27] Song Yimin, «Discusión sobre la división y el agrupamiento de fuerzas en el mundo tras el fin de la guerra fría», Estudios Internacionales (Instituto Chino de Estudios Internacionales, Pekín), 6-8 (1996), pág. 10. Que esa evaluación de los Estados Unidos representa el punto de vista del liderazgo superior de China lo indica el hecho de que una versión más breve del análisis apareció en el periódico de circulación masiva oficial del partido, Renmin Ribao (Diario del pueblo) de 29 de abril de 1996. <<
[28] Un examen elaborado del supuesto intento estadounidense de construir un sistema asiático antichino semejante está contenido en Wang Chunyin, «Mirando el futuro de la seguridad de Asia-Pacífico a principios del siglo XXI», GuojiZhanwang (Panorama mundial), febrero de 1996.
Otro comentarista chino sostuvo que el acuerdo de segundad entre Estados Unidos y Japón ha pasado de ser un «escudo defensivo» cuyo objetivo era contener el poder soviético a una «lanza de ataque» que apunta a China (Yang Baijiang, «Perfil de las implicaciones de la declaración sobre seguridad Japón EE.UU.», Xtandat Guoji Guanxt [Relaciones internacionales contemporáneas], 20 de junio de 1996). El 31 de enero de 1997, el órgano de prensa oficial del Partido Comunista Chino. Rcnmtn Ribuo, publicó un artículo titulado «Reforzar la alianza militar no es acorde con las tendencias actuales», en el que la redefinición del ámbito de la cooperación militar entre los Estados Unidos y Japón fue denunciada como «un paso peligroso». <<
[29] The Japan Digest del 25 de febrero de 1997 informó que, según una encuesta gubernamental, sólo el 36% de los japoneses albergaban sentimientos amistosos hacia Corea del Sur. <<
[30] Por ejemplo, la Comisión Higuchi, un órgano encargado de aconsejar al Primer ministro que esbozó los «tres pilares de la política de seguridad japonesa», en un informe publicado en verano de 1994 subrayó la primacía de los vínculos de seguridad entre Estados Unidos y Japón pero también abogó por un diálogo multilateral asiático sobre seguridad; el informe de 1994 de la Comisión Ozawa, «Proyecto para un nuevo Japón»; el esbozo del Yomiuri Shimbun sobre «Una política de seguridad global» de mayo de 1995, que abogaba, entre otras cosas, por el uso en el exterior de los militares japoneses para el mantenimiento de la paz; el informe de abril de 1996 de la Asociación Japonesa de Ejecutivos de Empresas (keizai doyukai), preparado con la asistencia de los analistas del Fuji Bank, que pedía una mayor simetría en el sistema de defensa de los Estados Unidos-Japón; el informe titulado «Posibilidades y papeles de un sistema de seguridad en la región de Asia-Pacífico», sometido al Primer ministro en junio de 1996 por el Foro Japonés sobre Asuntos Internacionales, así como numerosos libros y artículos publicados durante los últimos años, a menudo mucho más polémicos y extremos en sus recomendaciones y citados muchas veces por los medios de comunicación occidentales que los informes más consensuados arriba mencionados. Por ejemplo, un libro editado en 1996 por un general japonés suscitó comentarios generalizados en la prensa cuando se atrevió a especular que, en ciertas circunstancias, los Estados Unidos podrían ser incapaces de proteger a Japón y por ello Japón debería aumentar sus recursos nacionales de defensa (véase general Yasuhiro Morino [comp.], Las fuerzas de autodefensa terrestres de la próxima generación y el comentario sobre la obra en «El mito de que los Estados Unidos vendrán en nuestra ayuda», Sankei Shimbun, 4 de marzo de 1996). <<
[31] Algunos japoneses conservadores han sido tentados por la idea de establecer un vínculo especial Japón-Taiwán y en 1996 se creó una «Asociación de Parlamentarios Japón-Taiwán» para promover esta meta. La reacción china ha sido, como era previsible, hostil. <<
[32] En una reunión celebrada en 19% con los principales funcionarios del ámbito de Id según dad nacional y la defensa, identifique (usando a veces unas formulaciones intencionalmente vagas) las siguientes áreas de intereses estratégicos comunes como la base de ese diálogo: 1) la paz del sudeste asiático; 2) la abstención en el uso de la fuerza en la resolución de cuestiones costeras; 3) la reunificación pacífica de China; 4) la estabilidad de Corea; 5) la independencia de Asia Central; 6) el equilibrio entre la India y Paquistán; 7) un Japón dinámico desde el punto de vista económico e internacionalmente benigno; 8) una Rusia estable pero no demasiado fuerte. <<
[33] Una poderosa argumentación en favor de esta iniciativa, que señala los beneficios económicos mutuos que supone, es la de Kurt Tong, «Revolutionizing America’s Japan Policy», Foreign Policy (invierno de 1996-1997). <<
[34] En la conferencia del CSIS (Cerner for International and Strategic Studies) sobre los Estados Unidos y Europa, celebrada en Bruselas en febrero de 1997, se presentaron algunas propuestas constructivas con ese objetivo. Las propuestas iban desde la realización de esfuerzos conjuntos para efectuar una reforma estructural que redujera los déficit gubernamentales al desarrollo de una base industrial de defensa europea más importante, que incrementaría la colaboración transatlántica en materia de defensa y permitiría a Europa desempeñar un mayor papel en la OTAN. Una lista útil de otras iniciativas similares que buscan dar a Europa un papel mayor puede encontrarse en David C. Gompert y F. Stephen Larrabee (comps.), America and Europe A Partnership for a New Era (Santa Mónica. California. RAND, 1997). <<
[35] Es apropiado citar aquí el sabio consejo ofrecido por mi colega en el CSIS, Anthony H. Cordesman (en su contribución sobre «La amenaza estadounidense a los Estados Unidos», 16 de febrero de 1997, pág. 16, expuesta en una conferencia en el Colegio de Guerra del Ejército), quien advirtió contra la propensión estadounidense a demonizar ciertas cuestiones e incluso naciones. En sus palabras: «Irán, Irak y Libia son casos en que los Estados Unidos han actuado hacia regímenes hostiles que plantean amenazas reales pero limitadas y los han «demonizado» sin desarrollar ningún plan operativo a medio o largo plazo para implementar su estrategia. Los planificadores etadounidenses no pueden esperar aislar totalmente a estos Estados y no tiene sentido tratarlos como si fueran Estados «delincuentes» o «terroristas» idénticos. (…) Los Estados Unidos viven en un mundo moralmente gris y no conseguirán convertirlo en un mundo blanco y negro». <<
[36] «An Emerging Consensus-A Study of American Public Actitudes on America’s Role in the World» (College Park, Center for International and Sccurity Studies at the University of Maryland, julio de 1996). Es significativo, pero no incoherente con lo anterior, que los estudios del centro arriba mencionado, llevados a cabo a principios de 1997 (bajo la dirección del investigador principal Steven Kull), demostraron también que existía una mayoría considerable favorable a la expansión de la OTAN (62% a favor, incluyendo un 27% muy a favor y sólo un 29% en contra, y con un 14% muy en contra). <<
[37] Hans Kohn, The Twentieth Century, Nueva York, 1949, pág. 53. <<