Cuentos y cuentas

Contar chistes y chascarrillos —por no hablar de refranes y adivinanzas—, e incluso recurrir a las citas literarias o filosóficas, es impropio del verdadero ingenioso, y sólo en casos excepcionales podrá rebajarse a utilizar tan vulgares recursos. (Sería como si un gourmet ofreciera a sus invitados platos precocinados o como si un dandy se vistiera en los grandes almacenes).

Pero hay un tipo de «relato prefabricado» que casi siempre es oportuno y bien acogido en toda clase de reuniones (excepto en las de bobos; pero ¿qué hace un ingenioso profesional como tú en una reunión de bobos?), y que puede elevar rápidamente el nivel intelectual y/o lúdico de cualquier velada. Me refiero, naturalmente, a esos cuentos con enigma que se resuelven mediante el ingenio y, a lo sumo, unas cuantas operaciones sencillas.

El repertorio de estos cuentecillos es, por suerte, muy amplio y variado, y se remonta a los orígenes mismos de la cultura, por lo que no te será difícil, insaciable lector, hallar más alimento para tu espíritu (y el ajeno) si los que te ofrezco a continuación logran estimular tu apetito. Con el tiempo y la práctica podrás introducir tus propias variantes en los temas clásicos e incluso inventar nuevos «cuentos de cuentas» con los que enriquecer el acervo popular… Pero, para empezar, intenta resolver los siguientes acertijos sin correr a mirar las páginas de soluciones.