El billete doblado y redoblado

Si doblamos por la mitad un billete de mil pesetas se convierte en un cuadrado casi perfecto de unos 7 cm. de lado; si volvemos a doblarlo tendremos un rectángulo de 7 x 3,5; si lo doblamos por tercera vez obtendremos un cuadradito de 3,5 X 3,5, y así… ¿hasta el infinito? No, mucho antes el progresivo aumento del grosor del billete doblado y redoblado nos impedirá seguir doblándolo. Concretamente, doblarlo seis veces ya es una proeza, y siete resulta totalmente imposible. (Si no me crees, desconfiado lector, y eres el feliz poseedor de un billete de mil, puedes comprobarlo fácilmente).

¿Ya lo has comprobado? ¿A que resulta increíble lo rápidamente que aumenta la dificultad con cada doblez? Si apuestas (por ejemplo, el billete mismo) a que nadie es capaz de doblar un billete de esta forma siete veces seguidas, tu ganancia es segura.

Con un folio, a pesar de que es mucho más grande que un billete de mil e igual de fino o más, es imposible llegar al octavo doblamiento.