Al morir, el jeque ordena que se distribuyan sus camellos entre sus tres hijos de la siguiente forma: la mitad para el primogénito, una cuarta parte para el segundo y un sexto para el más pequeño. Pero resulta que el jeque tiene once camellos, con lo que el reparto se hace realmente difícil, pues no es cosa de cortar a trozos ningún animal.
Los tres hermanos están discutiendo acaloradamente cuando ven llegar a un viejo beduino, famoso por su sabiduría (pero Alá es más sabio), montado en su camello. Le piden consejo, y el beduino dice:
—Pues bien, tomad mi camello para completar la docena y efectuad el reparto —ofrece el anciano.
¿Cuál es la explicación?